Prólogo

94 5 0
                                    

  Aprecia las pequeñas cosas,

Porque sé convierten en grandes

Cuando las perdemos

☪Carolina☮

Todo casi listo, nos subiriamos a un avión en menos de media hora, decidí despedirme de todos hace un día, hacia poder estar tranquila el último día en Uruguay, poder irme y dejar todo lo que viví, más todo lo que perdí, nuestro destino es Buenos Aires, Argentina, queda bastante cerca por haci decirlo, pero son dos países distintos, y aunque es mínima la distancia que nos separa es una distancia en fin, aunque no creo que sea algo malo.

Un nuevo comienzo lleno de oportunidades, mi hermano ingreso a una universidad prestigiosa yo a uno de los mejores colegios de América latina y mi padre mudó una de sus empresas para aya y poder trabajar a gusto.

Solemos viajar seguido, ya conozco Argentina hemos viajado en varias oportunidades y es un país bellísimo; sigo sin creer que mi vida cambió drásticamente de la noche a la mañana, pero yo y las dos personas que más quiero en esta vida, seguimos siendo los mismos, y por suerte siempre lo seremos.


Estar en esta situación, hace que mi mente se colme de recuerdos, que se veian pequeños y se vuelven grandes a medida que siento que todo esto va a desaparecer, siempre trato de ser positiva; aunque no amerite serlo.

Mi mundo se da vuelta, y todo lo que conzco se rompe o se esfuma poco a poco,me da miedo perderme, olvidar quien fui, y no saber quien soy, me da miedo quedarme sola, que mi pequeña gran familia se desarme, y que toda mi felicidad se desvansca.

- Hija, mi amor- la gruesa voz de mi padre me saca de mis pensamientos, y me doy cuenta de que están llamando para nuestro vuelo el mensaje sonríe haciendo un movimiento con la cabeza indicándome que andemos - ¿Estás bien? - inquiere con preocupación.

- si, obvio, solo era un poco sumisa de mis pensamientos y recuerdos - el río y me abrazó, mientras caminabamos para entrar en el avión.

- Enana - Jorge solía llamarme haci, ya que mi estatura era chica, pero no me molesta, es más me encanta, suelo ser siempre la más pequeña, dado a que las otras chicas utilizan en la mayoría zapatos altos, pero a mí se me hace más cómodo andar con zapatillas - Tengo tus audífonos nuevos, ya que te rompi sin querer los otros...

- no era necesario que me comprarás audífonos nuevos, fue un accidente - le di un beso en la mejilla y nos sentamos esperando a que el vuelo arranque, apoye mi cabeza en el hombro de mi hermano cerrando los ojos lentamente, mientras poco a poco conciliaba el sueño.

Todo era semi oscuro....había mucha neblina, no se observaba casi nada, mis pasos retumbaban en un evidente vacío, asustaba, pero tenía curiosidad de saber dónde estaba, y sobre todo, como llegue hasta aquí...
Una luz muy suave ingresa en el lugar, y logro observar que del otro lado, casi todo es luminoso, ya que en el medio de ese lugar hay una persona que se encuentra cubierto por su propia oscuridad, observó a mi alrededor, para entender que yo estoy igual, pero distinto al mismo tiempo, a mi me rodea oscuridad y yo soy la luz que resplandecer.
<<Ayúdame, se Mi Pequeña Salvación>> pronuncia la persona, su voz se distorsiona y las últimas palabras hacen eco en mi....
Me intento acercar, pero él se aleja, lo observo unos segundos, es más alto que yo, su mirada penetrante, que solo marca dolor y rencor... Se ve borroso.
<<Si no me dejas ayudarte, como podré hacerlo>> pregunté con suavidad, este vez él se acerca a mi
<<Solo tú, puedes salvarme>>
Se me acerca más y más y su oscuridad me consume, empiezo a ver todo negro, me desespero por el miedo....

- Caro, Carolina.....¿que pasa? - mi hermano me miraba con preocupación, atento, mientras intentaba calmar mi respiración.

- Tranquila, mi amor solo fue un sueño- me consoló mi padre mientras me abrazaba - Si Querés contame, Javi te ayudo.

- No lo sé- murmuré, aunque le mentí, lo que es raro, yo nunca le miento Ami padre, pero sentí como si no pudiera confiar en él, lo miraba y aún sabiendo que es mi padre, parecía un extraño.

- Luego me dices la verdad, Ok enana- me susurro Jorge para que nuestro padre no nos escuché asentí; se que a mi hermano no le podría mentir el me conoce a la perfección, mejor que nadie, y en él puedo confiar plenamente.

Al aterrizar en suelo argentino, pedimos un taxi para dirigirnos a nuestra nueva casa. Muero por ver como será, o aún mejor como decorate mi cuarto... Luego de un rato llegamos a la casa.

La casa en cuestión era grande, de color rosa viejo,  tenía varios ventanales y consistía en dos pisos, al entrar, me di cuenta que era bastante vacía, terrorífica, oscura... Me dió miedo, pero una sonrisa se apoderó de mis labios al darme cuenta de que se podría pintar de todos los colores que quiera.

Porque la vida, por más oscura que sea, se la puede pintar de mil colores para resaltar, para mejorar y para sonrisa, ya que no hay mejor sonrisa que esa que se acompaña, con los colores del alma.........

Mi Pequeña Salvación™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora