El extraño caso de Addy Morrison

Estoy loco...

De un momento, con solo un pestañeo, aparecí en mi cama, con los mismos cortes. Mi madre estaba en la cocina. Le pregunté si había algo para comer como desayuno, en ese caso soy un muy mal educado. Mi mamá no respondió. Cuando toqué su hombro su cuerpo se hizo sangre, la cocina estaba como un lago de sangre como de más de 10 litros. Cubría la mitad de mis zapatillas.

Miré hacia atrás, estaba ella, era Addy, estaba escribiendo su nombre con la sangre de mi madre. No supe como reaccionar, me puse de rodillas contra el suelo, mojando mis pantalones con esa sangre, la cual seguía tibia. Grité con los ojos cerrados. Apareció mi vecino, no podía abrir la puerta, ninguno de nosotros. Logré captar la mano de Addy que no quería dejarme ir. ¿Cuánto tiempo estaré atrapado? ¿Cuánto tiempo estaré asustado? ¿Qué le habrá pasado a mi vecino?

Addy me tomó de una pierna, golpeándome en la cara contra el suelo, me arrastró hasta mi habitación. Estaba inmóvil, estaba tan asustado que no podía moverme. Mi duda, una duda muy grande, no tiene ni boca, ni nada, ¿cómo hablará? —Aún no te arrepientes, deberías hacerlo.— Quería saber, si me arrepentía, ¿me dejaría o me mataría? —Nunca deberías jugar a estas cosas.— Me estaba asustando con sus palabras, no sabía si contestar o no. Lo único en mente era que sabía que estaba solo.

Intenté escapar, pero justo ella me cerró la puerta en la cara, no supe como escapar. Prefería matarme, no que me maten. Fui a la ventana, con un puño la rompí, mientras, Addy se acercaba lentamente, intenté cortarme, ella me detuvo. — Quieres una muerte lenta, no puedo hacerme las molestias de matarte lentamente, estas solo, nadie sabrá que has muerto, nadie te quiso.— No pude soportarlo, intenté golpearla, pero olvidé que ella no era humana, no era carne, fue injusto acordarme de eso cuando estuve un centímetro de cerca, el dolor se apoderó de mí, sentí el cuchillo en el costado de mi abdomen. Caí y ella retrocedió —Di que lo sientes.—No podía hablar, no podía gritar, era mucho el dolor. — ¡Di que lo sientes! No es chistoso molestar, no es chistoso burlarse de los demás.—

Estaba perdiendo mucha sangre, estaba débil, bajito dije: —Lo siento...— Sus "ya no ojos" me daban la sensación de tristeza, ella dijo: —No.— Ese "No" no se cómo entenderlo. No. Esa palabra ya me deja muerto. Luego me acordé de la herida y me empezó a doler más.

El dolor era insoportable, creo que Addy fue asesinada. —En serio, lo lamento... Ya no lo soporto, das miedo...— Traté de ser directo. Ella ya no estaba, empecé a ver todo blanco... Cuando desperté, estaba en el hospital. ¿Qué había pasado?. Entró mi madre y me preguntó el por qué intenté matarme. No lo entiendo.

Cuando mi reposo terminó, en el reflejo de la puerta de las afueras del hospital estaba lo peor, era mi peor pesadilla, escuché a mi oído —Esto aún no termina...— y con miedo miré atrás, estaba ella, y el hospital estaba vacío. Addy se apoderó de mi mente. Me estaba volviendo loco...