Ven pasa que yo invito, no te quedes fuera.
Otra noche más solo tú y yo quedamos en el bar, largas horas nos esperan.
Clubs de lucha, abandonados, al lado de la barra, recuerdan esos días en los que la tristeza era solo un reflejo.Otro cubata, otro parche en este corazón roto, aunque no pues invitar por mucho más tiempo que se desangre.
Mas no sacia la sed que retírese mi cuerpo a cada día.
Mas no llena el vacío de mi pecho , por mucho líquido que haya ya derramado dentro de mi.
Mas no calma al niño que grita dentro de mi.
Será que se le olvidan todas las noches tras una botella que acompañan su mísera existencia.
Será que sufre pesadillas donde se encuentra con sus miedos sus líos y traumas.
Será que vigila noche tras noches la puerta esperando que alguien la abra y ponga fin a su angustia .
Será que justo cuando cierra los ojos agotado de la tensión una lluvia de odio lo golpea magullándole, dejándole las marcas del rencor.
aun puedo sentir el olor a alcohol que rozaba su cara cuando se enfrentaba a la faceta más oscura de su padre.
Aun puedo palpar el miedo que emanaba entre los dos cuando la tensión se incrementaba.Aun puedo sentir el frío que le azotó cuando desolado tuvo que dormir en un portal lejos de su hogar.
Y fue tanto el dolor que pasó que aquel niño se refugió en la cálida embriaguez de una botella que hacía de refugio.
Y fue tal la soledad que sintió que se refugio en los bares como un animal herido.
Y fueron tantos los viajes que hizo en el infierno de Dante que la propia tristeza le secaba la lagrimas en sus peores momentos.
Y fue tan intenso el dolor que sintió que tuvo miedo de salir de su guarida, lastimado una y otra vez.
Y día tras día vaciaba mas botellas, en sus intentos de llegar a apaciguar el fuego que ardía en su interior, pero lo que hacía era alejarse de todo puerto seguro.
Y se fue acercando más y más a ti, como en un prolongado ritual que le iba consumiendo más y más.
Y mientras el bebía me ibas atando con tus asfixiantes lazos que nos ligaban a un destino más y más oscuro.
Esa oscuridad que el tanto anhelaba.
Esa oscuridad que tanto temía.
Esa oscuridad que hacía que reviviésemos los más profundos recuerdos despertando zonas olvidadas y perdidas.
Mucho cambio en esos instantes.
Pero ya estás aquí.
Y ya nada más importa.
Pide otra que yo invito, nos queda un largo viaje por delante.
Tu guadaña nos guiará en la oscuridad.