Capitulo 2: La promesa

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El haber pasado la noche en vela no me había hecho ningún bien. En la escuela me la pase dándole cabezazos a mi pupitre, de todo lo que decían los profesores entendía apenas un cuarto, creo que el de física había dicho algo de un laboratorio, durante los recesos fingí prestar atención a un debate entre mis amigos sobre que personaje de un juego era mas significativo, luego me dormí todo el camino a casa 2 veces.¿Que porque 2 veces?, pues dormí tan profundo que no me di cuenta de cuando el bus paso frente a mi estación, y me pase todo el recorrido de nuevo.

Al llegar ya no estaba tan exhausto, quizá gracias a mi siesta en el bus, apenas llegue se me ocurrió gritar -ya estoy en casa!!-, pero como era de esperar nadie contesto, mi propia broma me hizo sonreír. Luego de esto estaba dispuesto a continuar con mi típica rutina, subí las escaleras y me dispuse a terminar un proyecto de la clase de arte, abrí la puerta de mi habitación y lance mi mochila a la cama.

-auch- dijo una voz femenina.

-perdón- respondí instintivamente.

-un momento- pensé -a estas horas yo debía estar solo en casa, ¿no?.

entonces mire hacia mi cama, y vi a la misma chica de la noche anterior, llevando la misma ropa negra, con su misma piel blanca, leyendo uno de mis libros de Sherlock Holmes, específicamente uno recopilatorio con los cuentos: "la casa deshabitada", "el hombre del labio torcido" y "su ultima reverencia".

(-esto significa que lo de ayer no fue un sueño!!-fue lo primero que pensé.)

Aun con mis dudas me acerque a la chica, ella estaba tan sumergida en el libro que no se dio cuenta, entonces le agarre las mejillas de su cara y las empece a estirar.

-disculpa?- dijo ella extrañada -que se supone que haces?-

-confirmo algo-le respondí- solo quédate quieta un segundo

-y de que te servirá saber cuan elástica es mi cara?-

-me ayudara a saber si sigo dormido en el bus o si de verdad estas aquí-

Luego de ver que su cara no era mas elástica que la de una persona normal me eche para atrás en mi silla de escritorio, estaba tan cansado que no sabia si valía la pena hacer preguntas.

No....espera.

Debía hacerle mil preguntas!!!!

-oye- le dije para llamar su atención.

-si?- me dijo sin dejar de leer.

-te molestaría tratar de explicarme algo mejor lo que sucede??-.

-ayer te lo dije, ni yo lo se-.

-y es cierto que no recuerdas nada?-.

-solo lo básico-.

ella seguía sin dejar de leer, y yo me mareaba cada vez mas con esta situación.

-crees poder decirme lo que sabes?-le pregunte, juntando mis manos frente a mi boca.

-intentare decirte todo lo que pueda- respondió ella, marcando la pagina del libro en la que había quedado, para acto seguido cerrarlo y acomodarse en la cama-

>> Mis recuerdos comienzan hace unas semanas atrás, corría de algo que no quería que me encontrara, pero no logro recordar de que. Busque escondite en varias casas, pero por alguna razón o la gente que vivía en ellas o bien no me escuchaba o me echaba apenas verme, trate esconderme en casas abandonadas, pero todo era muy solitario y podía sentir como me desvanecía, esto me lleva a pensar que necesito estar cerca de la gente.

>>Con el tiempo descubrí que la gente en general no puede verme, pero si me concentro en una persona a la vez, puedo hacer que esta me vea, y no por mucho tiempo, esto me suele dejar agotada.

>>La ultima casa que visite fue esta, contigo descubrí que la gente tiene que dejarme pasar para entrar a sus habitaciones personales, gracias al cielo me dejaste pasar, afuera hacia mucho frió, y la manta que me diste estaba calentita.

-eso es todo?- le pregunte una vez había terminado su relato.

-lo lamento...- respondió apenada -no soy capaz de recordar mucho mas, con suerte unas imágenes borrosas-.

- y que me dices de tu nombre?-le pregunte con curiosidad -debo tener una forma de llamarte no?-.

(o al menos un nombre que dejar en mi ultima nota antes de morir, si lo admito, aun le tenia miedo).

A ella le brillaron los ojos y quedo boquiabierta, no parpadeo por unos segundos,  sacudió la cabeza para volver en si, y luego salto hacia mi poniendo sus manos en mis hombros.

-eso significa que me puedo quedar?!- dijo ella con una gran sonrisa en su cara.

-bueno, no puedo dejarte así como así- le dije, apartándola un poco- ademas, esta claro que el que estés con gente afecta en algo, ademas, no me haría mal algo de compañía, por lo que me dicen, el estar solo tanto tiempo no es bueno para mi salud, así que de alguna forma ambos saldríamos ganando en este asunto-.

Ella tenia una sonrisa que no se le borraba de la cara, le quedaba bien, parecía que fuera otra persona, comparada a la cara seria que tenia la noche que nos conocimos, que era la misma que tenia al leer el libro o contarme su historia, su sonrisa era de lo mas reconfortante, me hacia sentir que algo había hecho bien, como cuando a un perro le dan una galletita después de dar la pata.

-y bien?- le volví a preguntar -como te llamas?-

-esto..- su sonrisa se fue dejando pasar a su cara normal de seriedad -perdon, pero no me veo capaz de recordar mi nombre-

-hmmm- dije mientras pensaba -que tal.....-

Ella se acerco a mi con expectativa

- que te parece el nombre "Claire"?- le pregunte

- suena muy bonito!!- me dijo ella, volviendo a sonreír -como se te ocurrió?-

-nada en particular- le respondí

(sobre eso, mentí, en realidad fue del primer nombre de chica que me acorde, ya hace unos días vi la película de monster university ya que la estaban dando por la tele)

-me encanta!- me dijo ella- por favor, llámame así de ahora en adelante

-bueno,Claire- le dije tendiéndole mi mano- mucho gusto, el nombre es Leon-

Ella estrecho mi mano y con eso hicimos un trato, ella iría diciéndome cada cosa que recordara, y yo iría conectando los puntos, avisándole si encontraba alguna conexión.

Este fue el inicio de la aventura mas llena de emociones en mi vida, no tenia ni idea de lo que se venia por delante, si me hubieran avisado de antemano todo lo que cambiaría en mi vida con su llegada yo nunca la hubiera aceptado, pero yo ya había hecho mi promesa, y pensaba cumplirla

Aunque mas adelante se vendrían mil cambios en mi vida, a día de hoy, la gran diferencia en mi rutina fue que ahora había una chica leyendo sentada en mi cama, que a la noche pasaría a dormir en mi guarda ropa.

Ya me empezaba a agradar


Yo te cuido la espaldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora