Yin

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Aprendí que sin importar cuanto te haya herido una persona, y sin importar cuantas veces te hayas decidido a sacarla de tu corazón... una vez amada, permanecerá ahí por siempre... tal vez muy al rincón, muy a oscuras... pero seguirá; al ver a Yon con su velo negro desecha al lado de la tumba del que una vez fue lo más importante para ella... lo aprendí, de esa forma cruda... lo aprendí.

Minho por otro lado... ¡ay! No puedo aprender nada de él... porque ni si quiera he logrado descifrar el increíble acertijo que él es, esa expresión fría no me dice nada... y sin embargo me preocupa.

Mientras Yon y Susan regresaban desechas a casa, Minho y yo volvíamos a la empresa, "Ya me ausente demasiado" me contestaba cada que le sugería descansar. Miraba a Minho trabajar desde mi escritorio, concentrado leyendo y firmando papeles, tecleando números y letras en su computadora como siempre, pero algo en él era diferente.

Cuando termine el informe en el que trabajaba me acerque a él –está listo- le comente mientras se lo mostraba. Él lo tomo, lo hojeo un poco y luego lo dejo a un lado –está perfecto, como siempre- dijo regalándome una sonrisa y volteando su silla hacia mí, yo me senté en su regazo y con uno de mis brazos rodee su cuello por detrás -¿no quieres tomar un descanso?- sugerí mirando aquellos ojos que tanto amaba ahora apagados.

Él rodeo mi cintura con sus brazos -¿deberíamos ir a tomar una taza de café?

Sonreí -¿y acompañarlo con un postre?

-mmm... si, buena idea- sonrió.

Nos dirigimos a la cafetería que estaba frente a la oficina y pedimos 2 cafés americanos, Minho lo acompaño con una tartaleta de limón, y yo, a causa de mi rivalidad con el limón, ordene un siempre bien saboreado strudel de manzana.

-creo que me hacía falta algo dulce- comento Minho al terminar su tartaleta.

Yo me fingí ofendida -¿Cómo? ¿No era suficiente con la mía?

Minho rio –me refiero a la dulzura que te eleva el azúcar no la que te eleva el pantalón- me sonroje ante tal aclaración ¿Qué acaso nunca podre ganarle a este hombre?

Él miro hacia la ventana con esa mirada perdida -¿Qué ocurre?- me apresure a preguntar.

-solo pensaba... ¿crees que deba decirle a Dimitri?

Es verdad... también era su padre, moví la cabeza afirmando la pregunta –Creo que él también debería saberlo.

-sabía que dirías eso... por un lado no quiero arruinar su viaje, pero sería peor enterarlo cuando regrese ¿cierto?- afirme en silencio nuevamente –entonces le diré- contesto él.

-¿y cómo te encuentras tú?- era lo que quería preguntarle desde que me dio la noticia, es la pregunta más tonta del mundo ¿Cómo iba estar? Su padre había muerto.... Pero por otra parte es la pregunta más adecuada.

Minho pareció sorprendido y luego agacho la mirada –bueno... mi padre murió... yo... hay gente que está sufriendo más que yo en este momento... así que, no lo sé.

Yo me levante, no soportaba más, me posicione tras él y lo sostuve entre mis brazos... a ese Minho frágil al que solo quiero proteger, la parte blanca y pura de Minho... su parte yin...

-Sé que no puedo arrancarte el dolor, ni hacerte feliz en este momento, pero me comprometo a permanecer a tu lado y ser tu soporte para que no te derrumbes, seré un pañuelo, seré un diario... seré lo que necesites, así que por favor úsame para sacar todo eso que llevas dentro, no te quedes con todo el dolor para ti solo- después de esas palabras Minho se desvaneció en mis brazos, lo único que podía hacer en este momento era esto... amarlo, es lo único que podía hacer.

Me ComprometoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora