Muerto

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-Ahora sí- Lo dijo tapándome la boca y los ojos.
Sentí que me cargaba y me aventaba a el sillón que estaba enfrente de mí cuando llegué.
-Tranquilo, todo va a estar bien, sólo confía en mí.
Se quitó su camisa, ya bastante sucia, y me tomó de los brazos.
-Has lo que yo diga.
Volví a morir, pensé que ya nada más me importaría, o que algo cambiaría cuando vinieran por mí. Todo eso era como lo imaginé, que yo podría volver a vivir como si nada hubiera pasado, pero no, todo era una mierda y sólo tenía esa edad, no se suponía que un niño viviera eso, eso te arruina la mente, eso te destruye, te marca para toda tu vida, te carcome por dentro, quieres morir pero a pesar de todo eso aun te da miedo la muerte, porque sabes que ya estas muerto, volvería a morir, pero no querría volver a sentir ese dolor.
Cuando terminó, cuando por fin términó, me encerró en un cuarto sin luz, pero pude alcanzar a ver una cama y un baño justo antes de que cerrara la puerta con candado, yo volteé para empezar a gritar y a volver a llorar, lloré demasiado ese día, tanto que no desperté hasta dos días después, no quería despertar pero estaba muerto de hambre.
Me levanté del piso y pude escuchar que Él tocó la puerta y yo corrí hacía ella, antes de llegar, como un paso antes, había una charola con comida, y yo la había pisado, ahora sabía a zapato sucio.
Pero aún así la tomé y la puse en mi boca, me atraganté con la comida, que sabía de la mierda, básicamente todo era así: Una Mierda.
Grité, grité tanto ese día, me acabé mi voz. Cuando intentaba volver a gritar solo salía aire, así que me rendí, no lo intenté más y me recosté en el aspero cemento, de ese oscuro lugar, no quise levantarme y volver a mi cama, caí rendido.
Desperté, ni sabia cuánto habia dormido, me arrastré hasta el unico lugar donde habia luz, una parte de abajo de la puerta, al menos sabia que era de dia, o simplemente podia ser una luz, o una lampara, o no sé.
Con una mano levanté un plato, sólo habia uno, entonces sólo dormí un día.
Comí, no sé lo que era, pero no sabia tan mal, así que me lo acabe en seguida. Justo cuando iba a acabarme esa cosa, la luz me cegó, había luz, me ardía la cabeza, empeazaron a salir lágrimas de mis ojos por esa resplandecencia, quemando el rabillo de mis ojos, me puse de pie con toda la energía que tenía, pero aún sin ver, me paré en una esquina y esperé a que dejara de doler, fueron como 5 minutos entre tratar y no poder, por fin, pude ver, algo borroso, no distinguía que era lo que había, aún, pero me alegraba saber que no estaba tan sucio, creía que iba a ser peor.
Pude ver, por fin, la cama, era rosa, o al menos las sabanas, había un cuadrado pequeño, con dos cajones, de color blanco, habia una pecera vacía, a punto de romperse; lo que me llamó la atención, fueron unas muñecas a mi izquierda, sobre un tapete de una flor azul, y al otro lado, una casita para dichas muñecas.
Quizá no fuí el primero en llegar ahí.

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