Capitulo 1.

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Observé como mi compañera de asiento del avión, una mujer de mediana edad algo rellenita, devoraba sus donuts. 

Me parece bien que le guste comer tanto pero que al menos cierre la boca mientras lo hace.

La mujer acabó sus donuts y se limpió las manos en su abrigo blanco, manchándolo. 

El viaje sería largo y tendría que aguantar a esta mujer, quería tirarme del avión.

La azafata anunció que el avión ya despegaría y nos indicó que nos pusiésemos los cinturones, dio una se esas falsas sonrisas y volvió a meterse en la cabina. 

La mujer de mi lado se colocó el cinturón que casi no le cabía y tuve que ayudarle.

-Gracias.-masculló.

Solo dí un asentimiento de cabeza y me volví para colocarme el mío. 

El vuelo duró alrededor de siete horas y para nada fue un vuelo tranquilo como yo me esperaba. A mis diecinueve años de vida nunca había visto a una mujer comer tanto. 

Aterrizamos y me fue muy fácil salir del avión pero ya a mi compañera no tanto, solo sé que se quedó atascado el cinturón y la azafata tuvo que ayudarle. Yo recogí mi bolso y salí de allí lo más rápido posible. Mi maleta fue una de las primeras en salir también. 

En la salida había una chica sujetándo un cartel en el que decía Rachel Crowley. Mi nueva compañera de piso era alta, morena y con una gran melena oscura. 

Me acerqué a ella y ella dio por hecho que era Rachel así que me abrazó. Se separó y me observó de arriba abajo.

-Yo soy Emily.-dijo sonriendo.

-Lo sé.-sonreí.

-Me gusta tu abrigo.

-Oh, gracias pero es un poco básico.

Era un abrigo negro, se podía encontrar en cualquier tienda y más cuando hablámos de Nueva York.

-Que va.-rió.-Vamos, Ryan nos espera fuera con el coche.

-¿Ryan?-fruncí el ceño.

-Ah, sí, mi novio.-rió.

Seguí a Emily hasta afuera donde una fila de coches, entre ellos muchos taxis tocaban el claxon desesperadamente. 

Hice una mueca ante tanto ruido. no estaba acostumbrada a ello.

Emily abrió el maletero de un coche, un Maserati GranTurismo de color gris, un coche caro. Cogió mi maleta y con mi ayuda la metió. Luego rodeo el coche y se metió en el asiento del copiloto.

Abrí la puerta de atrás y me senté para después cerrar la puerta.

-Hola Rachel.-dijo el que supuse que sería Ryan.

Era rubio de ojos azules, tenía un cuerpo atlético y mucha pinta de ser rico. Emily se elegía bien los novios.

Coloqué el bolso encima de mis piernas y sonreí.

-Hola ¿Ryan?

Asintió y volvió su mirada a Emily, le dió un beso y volvió la mirada hacia el tráfico. Emily se giró en su asiento y me guiñó un ojo. Levanté el pugar y sonreí.

Sin apenas conocernos, Emily me había hablado de que tenía un nuevo novio y que cuando llegase quería saber que me había parecido físicamente.

Recordé que mi madre me había pedido que la llamara al aterrizar. Rebusqué entre mi bolso hasta que di con mi móvil, busqué 'mamá' entre los contactos y le di a llamar. Contestó al primer timbre.

-Rachel.-sonaba aliviada.-¿Has llegado bien?

-Sí, mamá.

Emily se giró otra vez en su asiento pero al ver que tenía el móvil volvió la vista al tráfico.

-Oh, me alegro ¿Ya llegaste a la nueva casa? ¿Es bonita?

-No he llegado todavía, estoy en camino. Esto es muy ruidoso.

-Me lo suponía.-suspiró.-Creí que te había pasado algo.

-No, solo creo que el vuelo se restrasó un poco pero nada más.

-Vale.-volvió a suspirar.-Te quiero.

-Y yo a ti, mamá,

-Por favor, cuídate.

-Lo haré, mamá. Tú también.

-Vale.

Colgué y guardé el móvil dentro del bolso.

Desde el incidente de hace cuatro años, mi madre y yo nos volvimos más unidas de lo que ya éramos y para las dos era muy difícil separarnos. Antes de irme le propuse venirse conmigo pero ella se negó, no quería dejar atrás lo que una vez fue su hogar. Yo insistí pero ella seguía sin ceder y yo no quería quedarme allí porque además de que Columbia era una gran oportunidad para mi futuro, yo quería huir de aquel lugar, huir de los recuerdos.

Pasé el resto del trayecto que la verdad es que con tanto tráfico fue bastante largo, hablando sobre mi vida en Portland. Ryan y Emily me contaron también cosas sobre su vida aquí y lo bueno y lo malo sobre vivir en Nueva York.

Emily tenía familia en distintas partes del mundo y le gustaba viajar. Ryan efectivamente era rico, su padre vivía en Seattle y allí era dueño de un restaurante lujoso y muy conocido.

Emily y yo hablábamos sobre como creíamos que sería nuestro primer día en la Universidad de Columbia que no nos dimos cuenta de que habíamos llegado. 

Un gran edificio bastante moderno por fuera y por dentro seguramente sería igual. 

Un chico abrió la puerta del copiloto.

-¡Emily!-gritó.

Por el grito supe que era James, mi otro compañero de piso. Por su vestimenta y su forma de actuar, se veía que era gay, ningún chico sabría combinar tan bien la ropa.

Emily salió del coche y le abrazó. Luego se separaron, Emily le dijo algo y James abrió la puerta de atrás. 

-¡Rachel!-sonrió.-Sal del coche que te quiero dar un abrazo.

Salí del coche y James me abrazó.

-Es un placer conocerte en persona.-dijo.

-Oh, a ti también.-me separé de él y sonreí.

Ryan arracó el coche y se metió por la puerta del garaje del edificio.

-Mi maleta.-dije.

-Ya la subirá luego Ryan.-dijo Emily.

Asentí.

James se giró hacia la entrada del edificio y de él salió un chico de alto, de ojos azules y cabello color azabache. Se acercó y abrazó a James. Luego se separaron.

-Este es Tom.-dijo James.-Mi novio.

Tom sonrió y me saludó con la mano, era un poco tímido por lo que pude notar.

Le devolví el saludo. 

Emily y James me cogieron del brazo y me adentraron con ellos al gran edificio. Tom nos seguía. 

This is not the end.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora