Capítulo 7

3.1K 289 82
                                    

7. ZiTao uno, YiFan cero.

- ZiTao, ¿puedes traer el pan?

- Claro - él añadió una carita sonriente al mensaje que le estaba escribiendo a YiFan y lo envió. Luego volvió a dejar el teléfono bloqueado en la mesa y agarró la cesta del pan. Se sentó en el mismo lugar que había ocupado en todas las comidas familiares durante los últimos veinticinco mientras su padre y su madre ocupaban sus asientos. Algún día se sentaría en la silla de Da para ver cómo era la vida desde ahí. Tal vez incluso cambiaría los muebles de sitio.

Oh, era todo un rebelde. Casi podía escuchar a YiFan riéndose en aquel momento. Agitó los dedos de los pies dentro de los zapatos. Aquella mañana había ido a una tienda de tatuajes de un amigo para que le pintaran el pequeño panda que tenía en su tobillo de un verde brillante que se removía con agua. Pensó en pedirle que le hiciera un diseño de calaveras a un lado pero tenía pensado llevar sandalias a la fiesta de su padre en la alberca y no le pegaban el verde chillón con calaveras. Se sintió tentando de enviarle una foto a YiFan, pero prefería estar delante para verle la cara cuando lo viera.

Pero probablemente no sería aquella noche. Los dos tenían familia, y vidas, y no podían, no debían estar todo el tiempo el uno encima del otro. ZiTao trató de enmascarar su desilusión diciendo que no era un calentón. Sobreviviría.

- Tiene un aspecto delicioso, mamá - el estómago le rugió un poco. Langostinos gruesos y perfectos, el aroma a ajo y el limón ascendiendo desde un pan de mantequilla...

Experimento una punzada de recelo. Los langostinos rebozados de su madre eran su plato favorito, pero habían caído víctimas de las restricciones en la dieta del cardiólogo de su padre.. Hacía más de un año que la mantequilla no formaba parte del menú de su casa.

- ¿Hay algo que queríais decirme? - su madre parecía sorprendida.

- ¿Qué quieres decir?

- Vosotros ya no coméis mantequilla, así que no puedo evitar preguntarme por qué la habéis servido. No se van a divorciar, ¿verdad?

Su padre se rio ante su ocurrencia.

- Claro que no.

- Tenía ganas de hacerlos y que hayas venido tú me ha dado la excusa perfecta para hacer una pequeña trampa - añadió su madre.

- Bien. Me había preocupado por un momento - satisfecho, ZiTao pinchó un langostino. Fantástico.

- Aunque sí hay algo que queremos preguntarte. Bueno, algo que tu padre quiere preguntarte.

Su padre dejó el tenedor y ZiTao se preparó, pero también pensó que, si fuera algo realmente malo esperarían que Da estuviero en casa para decírselo a los dos a la vez. Aquella certeza hizo que se relajara un poco.

- De acuerdo. Pregunten.

- Mi secretaria quiere ultimar los detalles de mi jubilación - su padre era el que hablaba, pero su madre sonreía.

- He convencido a Wang Daniel para que no haga un panegírico sobre mí, pero habrá discursos.

- Por supuesto que los habrá. Has dirigido ese lugar durante casi cuarenta años. Seguramente los discursos consistirían en suplicarte que no te vayas.

- Por cuestión de tiempo - intervino su madre -. Hemos decidido poner un límite al número de brindis que se hagan.

- Sé que tendréis que dejar que el señor Daniel hable, pero mantened el micrófono alejado del señor Chang. Se va por las ramas - su padre asintió.

Noches Inolvidables (Taoris)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora