Uno: No le contestes el teléfono.
—Recuerda las reglas, Loon... —se repetía una y otra vez al escuchar su celular vibrar en su mesita de noche.
El celular dejo de sonar y la pantalla se apago por unos segundos, el chico suspiro aliviado, hasta que volvió a sonar, iluminando la habitación y ahora su rostro al estar entre sus manos, con el nombre de contacto de Innombrable.
—Solo llama porque esta ebrio, Loon, no contestes, no contestes... —se repetía cerrando sus ojos con fuerza.
—Loon... —la voz ronca del azabache a través del móvil le erizó la piel.
—¿Q-qué quieres, F-Fred? —preguntó con su voz hecha un hilo.
—Pues, estoy solo, y me preguntaba... Si querías algo de compañía... —la doble intención en la voz seductora del chico hizo que las piernas de Loon temblaran, obligándolo a sentarse en la cama de su habitación a oscuras.
Dudó.