Mi camino, quizá no mi destino.

El "Gran Día"

30 de Octubre del 2017

Me despierto para mi rutina laboral, veo Facebook como siempre y me entero que una de mis mejores amigas, Monserrat, está en el hospital. De inmediato le llamo y ese mismo día la darán de alta y quedo de ir a su casa saliendo del trabajo.

Pasan las horas y al fin me voy a ver a mi amiga para contarme lo ocurrido. La había golpeado una conocida de ella que estaba ebria, gracias a Dios no pasó más allá de que tuviera que usar un collarín y analgésicos. Mientras comíamos sushi recibo un mensaje de Daniel, me invita a una carne asada a su casa que tendrá con amigos esa misma noche, no sabía que responder, ya que nunca nos habíamos visto en persona. Le conté a Monserrat de él y de la invitación, ella me pide que le muestre fotos de Daniel.
-¡Es justo como te gustan!
-Lo se, y ansío conocerlo, ¡pero estoy muy nerviosa! Jamás nos hemos visto en persona y no vengo arreglada para la ocasión.
Monse me mira de arriba a abajo y al final dice:
-Creo que vienes perfecta para la ocasión, aparte, debería conocerte tal cual eres en tu día a día.

Antes de poder responder a Monse me entra una llamada de él. Se me acelera el corazón y hasta contesto con voz dulce:
-Hola Daniel, ¿qué pasó?
-¿Pensaste en la invitación?
Miro a Monse que me señala que diga que si.- Si, claro que iré -Hice lo posible por no demostrar mi aparente emoción.
-Perfecto, te veo en mi trabajo y de aquí nos vemos, o mejor, dame tu ubicación y te pido el uber a mi casa.
Me puse muy nerviosa con eso, la distancia era muy larga y jamás me ha gustado que gasten demasiado en  mi, pero al escuchar la emoción de él por verme, acepté.

Me despido de mi amiga alrededor de las 8 que llega mi Uber. Voy en el camino con un millón de mariposas revoloteando en mi estómago mientras pienso: ¿y si no le gusto?, ¿si no soy lo suficientemente bonita para él?, pero decido tratar de no pensar en eso y como dice mi madre "Que sea lo que Dios quiera".

Al fin llegó a mi destino y con todos los nervios del mundo me baje del auto y ahí estaba él, más alto que yo, traía una playera color melón con unas bermudas beige, jamás lo olvidaré. La manera en que me vio es inexplicable, al fin vi en persona esos ojos que me  habían cautivado en esas fotos. Se acerca a mi y me dice:
-Al fin nos conocemos, soy Daniel.
Me paralice un momento hasta que le dije:
-Soy Ixchel, un placer al fin verte en persona.

Pasamos al patio donde estaban sus amigos y me presento a todos. Después salió su madre con quien me presente, una mujer que se veía (y es) muy joven y agradable.
Transcurrió la noche muy amena y el no se me despegaba, me preguntaba si necesitaba algo, si estaba a gusto, muy atento.

Después de unas cuantas copas le pedí pasar al baño y me llevo hasta el lugar, estaba un poco oscuro y por un momento pensé que se propasaria, pero no fue así, lo único que me dijo fue:
-¿Me permites darte un abrazo?
-Claro que si.
Me abraza y me dice al oído:
-Eres todo y más de lo que he esperado todo este tiempo, gracias por aparecer en mi vida.
No hay palabras que puedan explicar la paz interior que sentí en ese momento, fue sumamente mágico. Pase al baño y sólo pensaba en ese abrazo y en lo maravilloso que la estaba pasando.

Más noche le acompañe por licor para sus amigos a la cocina y se para, se me queda viendo, hasta que al fin dice:
-¿Quieres ser mi novia?
-Llevaba esperando esa pregunta toda la noche
-Me haces muy feliz- Se me acerca -¿puedo besarte?
Lo abrazo por el cuello y lo beso. Fue el beso más dulce y tierno que me han dado en mi vida.
Cuando todos se empezaron a marchar y sólo quedamos nosotros dos, me dispuse a ayudarle a lavar los platos, de pronto siento que sus brazos rodean mi cintura y me abraza por detrás, me besa la nuca. En ese momento por mi mente sólo pasó -Quiero estar asi el resto de mi vida con el-. Fue un pensamiento apresurado, por ello no le mencioné nada, sólo disfruté el momento.
Jamás me había sentido tan feliz como en ese momento.