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Me apartaron de mis hermanos hace ya demasiado tiempo. ¿Un par de meses quizás? No lo se, ¿cómo podría saberlo? Cuando llegue el momento te diré que pasó en estos últimos meses, pero por ahora será mejor que no lo sepas. Perdona si tardo más tiempo de lo normal, duele al moverme y prefiero evitar los movimientos bruscos.

Después de esa noche todo se volvió confuso, nuestros padres rara vez nos acompañaban a comer, tenían reuniones en casa casi todos los días, cada vez nos mandaban a la parte más alejada de la casa. Solo una vez alcance a escuchar un poco de lo que decían antes de que me sorprendieran y me mandaran a mi cuarto. Hablaban sobre estudios y sobre dejar pasar el tiempo hasta que todo estuviera en su sitio, no entendía a que se referían.

La chica que me había ayudado para cambiarme se había presentado en varias ocasiones para arreglar mi cuarto, se llamaba Luisa, era de esperarse un nombre con L. Mis hermanos y yo teníamos teorías de porque estaban nuestros padres tan distantes y porque tenían tantas reuniones en casa, normalmente todo era en sus misteriosas oficinas, pero nada era seguro.

-Ya no sé si puedo confiar en ellos –decía Licario con la cabeza agachada.

-Hermano, son nuestros padres... -Lenin llevaba media hora tratando de convencer a Licario de que todo iba a salir bien, que nada podría ser tan malo como para no arreglarlo.

-Eso no significa que tengamos que confiar en ellos –susurre

-No me estas ayudando, Leyda –me espeto Lenin volteándome a ver con el ceño fruncido.

-¡Oye! Es la verdad, siempre sospechamos que habían algo que nos ocultaban –era cierto, los días de nuestros cumpleaños se ponían nerviosos y no dejaban de preguntarnos a cada uno como estábamos – ¿Recuerdas que en la primera casa había una puerta que no nos dejaban pasar por nada del mundo? –de niños pensábamos que tenía cosas peligrosas, pero poco a poco nos dimos cuenta de que había algo peculiar detrás de ellas.

-Tal vez sea cierto, pero sería bueno que fueras un poco más positiva –muy rara vez nos peleábamos entre nosotros, ese día Lenin estaba insoportable, no paraba de regañarme y de espetarme cosas que no tenían sentido. Me le quede mirando intensamente, el me devolvió la mirada. Nos quedamos así un rato hasta que Linus hablo por primera vez en todo el día.

-Hey, tranquilos, no hay razón para pelearse –nos dijo con una sonrisa juguetona. Lenin lo fulmino con la mirada hasta que se recostó en el sillón en el que estaba. Clave la vista en el suelo tratando de calmar mi irritación hasta que ya no pude más y hable.

-No puedo más –declare levantándome de un salto –Nuestra madre después de la cena fue a mi cuarto y desearía que no hubiera ido, pero haré lo que haga falta para saber qué es lo que pasa y si no quieres ayudarme hermano es tu decisión –se me quedo mirando con ojos penetrantes hasta que me voltee y salí.

Al estar afuera me di cuenta de que mientras decía eso había aguantado la respiración. Me recosté en la pared y escuche como Licario le decía Lenin.

-Lenin, la has estado regañando todo el día sin razones ¿Por qué?

-Tenía que hacerlo...

-Oye, sé que estas frustrado, todos lo estamos, pero no tienes por qué descargarte con ella –su voz sonaba tensa. Lenin casi nunca se ponía de mal humor, pero siempre que pasaba, todos pagábamos el precio.

-Licario, creo que estamos de acuerdo en que hay que enseñarle a ser fuerte, no me digas que no es cierto cuando sé que cada uno de los que estamos presentes cree que Leyda es muy débil, tiene que endurecerse, esta es la forma.

Sangre antiguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora