Inicio del miedo, fin de la cordura

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Tras el paso de un día agitado lleno de trabajo y muchas cosas que aun no finalice arribó la noche, las luces nocturnas siempre tratando de imitar el incandescente sol iluminaban las calles creando penumbras en callejones vacios donde parecía que la fe ya se había ido, cumpliendo su hora del día dando paso a la desesperanza de aquellos que a un hogar no pueden llegar y bajo un techo de cartón deben aguardar por el inicio de un nuevo amanecer, a la intemperie del frio y la soledad humana, aunque nos creamos animales de la oscuridad muchos huimos de ella al igual que de la lluvia, tratando de desenmascarar con teorías verdades que son falsas a los ojos que temen no ver con luz, así quizás el miedo ocultamos y la confianza vamos sentando en pilares cuya oscuridad aún desconocemos prefiriendo ver solo lo que la claridad en la rutina nos permita alcanzar.

De la estación del metro a mi casa solo hay unas cuantas cuadras, siempre he preferido caminar para evitar el alboroto por agarrar transporte, muchos con el último suspiro que les da el día y casi de manera sonámbula arriban al transporte que más cerca los deje de la puerta de su hogar, sin embargo para mí el paseo final del día con el que inicia la noche es relajante, por ser poca la gente que camina a estas horas las calles son todo un deleite, grandes edificios se vuelven paredes negras que en cada piso se adornan de puntos blancos, el escándalo de los motores ha disminuido permitiendo a la brisa cantar un susurro al odio, brindando un pequeño escalofrío, ese que me motiva a dar cada paso más rápido para entrar en calor y así evitar ser víctima en la oscuridad de cualquier malhechor, los gatos se pasean en el filo de cada muro que encuentren, saltando entre todos, moviendo delicadamente la cola que de manera seductora permite el balanceo entre un paso y el otro, seduciendo con ojos fosforescentes su próxima presa, los semáforos son ahora solo adornos navideños que marcan el verde y el rojo a la nada, en menos de lo que me doy cuenta ya he recorrido las cuatro cuadras desde el metro hasta mi casa, me dispongo entonces a abrir la puerta para entrar y encender la luz, la independencia al vivir solo se vuelve tristeza cuando no hay quien te reciba al llegar, solo espera la comida en el refrigerador a ser preparada, un baño para ducharse, y una cama para soñar.

Como es costumbre después de cenar me siento a leer un libro, las novelas son entretenidas y ayudan a olvidar los problemas de la vida real, continúo en la página 483 "Ella quien era tan bella en el piso se hallaba totalmente desangrada, de rojo sangre se tiño su oscuro cabello así como el vestido de novia que tenia puesto, una daga con centro hueco le atravesaba el corsé, era esa la firma de su asesino, perforar el corazón dejando un túnel para que se derramara el color de la pasión, el de la vida que ahora solo pintaba tragedia", me detuve en mi lectura, de repente la luz del bombillo ya no alumbraba como debía, cada vez se hacía más tenue, quizás por mi cansancio ya estaba delirando, sacudí un poco la cabeza y me dirigí a la nevera para beber un vaso de agua, a medida que lo terminaba me percate que la sombra de la nevera no era como acostumbraba, perfecta, rectangular y delineada, sino que había adquirido características curvas en sus puntas, retrocedí un poco para verla nuevamente desde otra perspectiva, desde unos pasos atrás volvía a su sombra normal pero a medida que me acercaba las puntas se hacían curvas, tanto me acerque que la penumbra de mi reflejo se unió con la de aquel aparato, de pronto escuche algunos pasos sobre el mesón de la cocina, eran diminutos, como un pequeño desfile que marchaba rápidamente de un lugar a otro, al voltear supe que era algún insecto buscando migajas de comida, abrí el cajón donde guardo el insecticida e inmediatamente lo saque para rociar un poco sobre el mesón, volví a coger el vaso para terminar de beber agua, nuevamente se escuchaban los sincronizados pasos de manera muy rápida, cuando volteé para tomar el insecticida me fije que la sombra no apuntaba hacía donde lo hacían las otras de los demás artefactos, esta había cambiado a la dirección opuesta, muy extrañado por aquel suceso me fui acercando lentamente, la luz decrecía en su tono tras cada paso mío, o eso al menos parecía, en el total silencio se comenzó a escuchar gotas cayendo del grifo, una al dar un respiro, una al acercarme al mesón, una al intentar tomar el insecticida, una tras otra y otra y otra que se aceleraban al ritmo de mi corazón a punto de estallar en un frenesí, a medida que mi mano acercaba al mesón el reflejo de su sombra se contraponía hacía el otro lado como haciendo las veces de una mano que intentaba tomar la mía, acercándose al propio ritmo de la misma, no tenía reflejo y sin si quiera hacer el gesto para tomar algo tan pronto como los dedos de la sombra se acercaron a los míos esta sea abrió extendiendo de las puntas garras que tomaron mis manos rasguñándolas, entonces el bombillo se apagó, se fundió, retrocedí dando un salto de susto en la oscuridad, pisando la lata del insecticida que yacía tumbada en el suelo, cayendo sobre ella, resbalando en un paso en falso, me di contra el suelo, perdí la conciencia.

Desperté tras algunos minutos de estar tirado en el suelo, abrí los ojos como si hubiese despertado de algún mal sueño, el piso estaba mojado y mi ropa también, la llave del lavamanos había estado abierto, puede que haya olvidado cerrarla, me toque la cabeza y me había roto la parte posterior, lo supe por lo rojizo del agua en el piso. Pronto me levante para secar el desastre que había causado, el cansancio estaba jugando con mi mente, deje todo ordenado en la cocina y fui al baño para cepillar mis dientes y lavarme la cara, a pesar de que el golpe lo recibí en la cabeza los hombros me dolían mucho, como si tuviese algún peso encima, abrí las llaves para lavarme la cara, con mis manos tome un poco de agua y refresque mi rostro, me mire al espejo mientras con un poco de jabón me limpiaba las mejillas, se me irritaron los ojos, comencé a parpadear rápido, entonces vi en el espejo el reflejo de unas manos llenas de sangre posadas sobre mis hombros, lleno de jabón intentaba alcanzar el paño para limpiarme, las manos cada vez se asomaban mas llegando a mi pecho, de a poco salía detrás de mi cuello una cabeza a la cual solo se le podía ver el cabello negro, fue tan rápido que en cuestión de un segundo ya me estaba limpiando la cara con el paño, voltee para ver si ahí estaba el reflejo pero no había algo. Pronto me acosté en la cama para descansar, la fatiga me la ha jugado esta noche, apague la luz del cuarto, por la ventana entraba el resplandor nocturno de la luna, se veía reflejado en la pared la sombra del árbol de la calle, la brisa del viento se hacía fuerte provocando un leve silbido al entrar, pronto se escucharon las primeras gotas de lluvias que caían sobre el cristal de la ventana, cerré los ojos para iniciar mi descanso y placido sueño, destelló un luz blanca, era un rayo que había caído, destelló otra luz, sonaba el estruendo muy lejano pero no por eso el destello dejaba de llegar, abrí mis ojos y el reflejo del árbol había desaparecido, otro rápido destello de luz entró, en la pared se veía una sombra, como una mancha negra de dos metros, puede que sea el reflejo de algún animal, volvió a destellar y de la sombra salió un brazo que movía la mano estirando los dedos como un pianista al tocar cada tecla interpretando alguna pieza musical, trate de levantarme de la cama pero ya no podía, yacía inmóvil en el colchón mientras seguía destellando y lloviendo allá fuera, intente cerrar los ojos y no pude, intente mirar hacia otro lado pero aquella pared era lo único que mi vista alcanzaba, la sombra tomó forma, el otro brazo salió, de a poco se acercaba a la pared que estaba junto a la cama, grite con toda la fuerza que tenia pero era como estar bajo el océano ahogándose tras cada inhalación y exhalación de aire, comencé a sudar frio y sobre mi piel sentía un intenso rasguño que iba desde el inicio de las uñas de mi pie atravesando todo mi cuerpo hasta la garganta, me sentía invalido pero muy consciente de lo que estaba sucediendo, a pesar de que no lo veía sentía como la sangre brotaba de los rasguños, desesperado me quedaba sin aire y las manos ya sobre mis rostros abrían mi boca que no podía cerrar a voluntad, era como si tiraran con cadenas de lado a lado, imposibilitando si quiera articular algo, sobre mi garganta recorría la sombra en busca de mi corazón, tan rápido lo encontró haló de él para sacarlo, veía como de mi boca salía un tremendo chorro de sangre que me causaba un inimaginable dolor, como si estuviesen haciendo sobre mí una cirugía sin anestesia, de mis ojos brotaban lagrimas y aun no me podía mover, en un destello mas pude ver en el reflejo de la pared como se marcaba una oscura sombra sosteniendo mi corazón negro del cual brotaba liquido, la fuerte lluvia abrió la ventana volviendo a destellar, el reflejo del árbol aparecía y se volvía a ocultar, de mis piernas tiraban desde el borde de la cama, en el último suspiro se mostro ante mí un rostro negro de ojos amarillos brillantes con una boca de la cual salía una lengua muy roja al hablar, diciendo en un tono casi susurrado "tu alma ya me pertenecía".

Sobre la mesa y con el libro a un lado me había quedado dormido, no sé qué clase de sueño había sido ese, mire al mesón de la cocina y en el piso estaba tirado el insecticida, un vaso de agua a medio acabar al lado de la nevera, y en el cuarto la ventana estaba abierta reflejando la sombra de las ramas de un árbol, el piso del baño estaba húmedo, llamé a una amiga a ver si me podía recibir en su casa, desde entonces no duermo solo, él aguarda por el momento más oscuro, donde parpadear carece de sentido.

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⏰ Last updated: Oct 16, 2017 ⏰

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Un sueño aparenteWhere stories live. Discover now