Tenía 15 años cuando acababa el año escolar y empezaban nuevas vacaciones, pero iban a ser diferente a las demás, las que cambiarían toda mi vida. Roberto me había contado que hay un curso vacacional de fútbol al cual podría ir para mejorar mi técnica, e incluso en el cual podría acceder al fútbol profesional. Sin pensarlo dos veces acepté y me inscribí
Al llegar, todos me veían raro porque usaba lentes y no me los sacaba al jugar, y es que tenía un fuerte problema de visión, incluso el entrenador Mario García me dijo que me los sacara y entonces tuve que contarle mi problema para que me dejara jugar, aunque en realidad empecé de suplente.
El primer día de entrenamiento fue mejor de lo que esperaba. A pesar de que empecé en la banca, cuando entré empezamos a ganar, pues mis pases eran precisos para llegar a convertir un gol e incluso llegué a anotar uno. Pude jugar mejor gracias a que ya nadie se burlaba de mí, sabía que el primer día debía jugar muy bien para no llegar a ser al que escogen al último, y ya no temía ser golpeado por mi físico debido a que la cancha era más grande y asi podía posicionarme bien para evitar a los contrarios.
—Muy bien Andrés —me dijo Roberto al acabar el partido
—Lo sé, no puedo creer que haya incluso anotado un gol —le contestaba sorprendido.
Pero no todo podía ser tan bueno...
— ¡Pero si es el hijo de Marco Vera!, ¡Que hace un cerebrito tan débil como tú aquí! —me decía Alex, el chico por quien me cambió el entrenador.
—Déjalo en paz, tan solo estás enojado porque por él te cambio el entrenador —le respondía enojado Roberto.
—Claro que no lo estoy, solo que me sorprende ver a un aniñado cerebrito como él jugando así, seguro tuviste suerte de novato.
— ¡Y que! ¡¿Acaso por eso él no va a poder ser igual de bueno que tú?! Cualquiera puede jugar, sin importar el físico.
—Pero claro que importa, me daba pena de empujarlo porque podría ir a parar en el hospital, él jamás llegará a jugar en el fútbol profesional, porque incluso ya tiene el futuro asegurado con la ayuda su padre
Todo lo que Alex dijo me hacía pensar que jamás llegaría a jugar ni siquiera en un equipo profesional de mi país Ecuador, patria a la que respeto y adoro con todo mi ser y me enojaba saber que nunca ha ganado una competición, siempre veía todos sus partidos y me dolía mucho que pierdan, solo pensaba "Debo llegar a jugar en la selección para que sea conocida mundialmente".
YOU ARE READING
Tarjeta Verde
Short StoryAndrés, un nerd que ama jugar fútbol pero no es muy bueno haciéndolo decide demostrarles a los demás que no se necesita tener un gran físico o hacer trampa para lograr triunfar en el mundo del deporte.