Trampa

4 1 6
                                    

Todo el mes estuvimos entrenando para el enfrentamiento que tendríamos contra los suplentes de "Las Águilas" que era el mejor club de la ciudad, en ese partido escogerían a quienes serían sus nuevos fichajes.

Era el día del partido, estabamos en el vestuario preparándonos para salir y el entrenador platicó con nosotros antes del partido.

-¡Recuerden que deben jugar lo mejor que puedan para que sean escogidos y entren al club, especialmente para que no me hagan quedar mal frente a las directivas del club, asi que nada de ahuevarse!

-¡Vamos a salir y derrotar a esos perdedores del equipo contrario, claro que si! -gritaba Alex tratando de animar al equipo.

-¡Recuerden que si los empujan ustedes deben aguantarse como hombresitos y los vuelven a empujar mas fuerte hasta tumbarlos! -decía arrogantemente el entrenador

-Pero entrenador no creo que deberiamos hacer eso -le respondía yo tratando de seguir la iniciativa de Roberto

-No seas tonto Andres, no te vayas a dejar a humillar por ellos, o al menos evita caerte como sueles hacerlo, solo pasale bien el balón a Alex para que anoté como suele hacer ya que su posición es de delantero, recuerda que eres mediocampista y no debes hacer más que pasar el balón-me decía el entrenador casí burlandose.

-Esta bien entrenador -respondía yo con un tono triste y sometido.

Salimos a la cancha y alcancé a observar a mi madre y a Roberto en las gradas del estadio, estaban sentados con un cartel que decía "Con lentes o sin lentes puedes anotar Andres", pero la ausencia de mi padre hacía que me sienta incapaz de jugar bien, aun más con la multitud de gente que había asistido, todos se fijaban en mí al ser el único que usaba gafas en el campo y eso hacía que me sienta con mucha presión de por medio.

El pitido del arbitro sonó e hizo que mi corazón empezara a latir más rápido de los nervios, los primeros minutos empezamos muy mal, solo ellos tenían la posesión del balón y nosotros casi no podíamos pasar de la media cancha. Siempre que me pasaban el balón yo lo devolvía, cumpliendo así lo que el entrenador me había dicho, hasta que decidí arrancar yo solo con el balón y llegar al área contraria, pero un defensa llego y me empujo muy fuerte quitandome así el esférico, de repente armaron un buen contraataque y anotaron en el minuto treinta, los gritos del entrenador diciendo "!Vera, que te dije que hagas!" y los pitidos de la afición hacían que me pusiera aún mas nervioso, hasta que reviré a ver las gradas donde estaba mi familia y pude notar que ahi se encontraba mi padre levantando las manos y diciendo "!Tu puedes Andrés!" en ese instante empecé a jugar mejor, todos los pases lograba concretarlos, hasta que logramos llegar al área rival, me centraron el balón y con todo el impulso y la altitud que mi cuerpo podía alcanzar salté y logre cabecear el balón hacía la porteria, convirtiendo así mi primer gol de cabeza, estaba tan emocionado que corrí a celebrarlo gritando "¡Cualquiera puede anotar!" y alcancé a mirar a mi familia que me aclamaban con orgullo. Ibamos empatados, hasta que fuimos al descanso y tuvimos otra charla en el vestuario con el entrenador.

-¡Que les esta pasando, deberían ir ganando, yo sé que ustedes son mejores, estan avergonzandome frente a toda la multitud!

-Pero entrenador ellos son muy fuertes y logran empujarnos hasta hacernos caer- le decía yo tratando de justificar el marcador.

-Pues entonces hagan que los empujen dentro del área de penal, para que así puedan ganar. -decía el entrenador con un tono sarcástico

-¿Esta hablando de que finjamos una falta? -le reclamaba yo muy en desacuerdo.

-Andrés, lo único que importa es ganar, sin importar la forma en que lo hagas- Argumentaba el señor Mario

-Es verdad Andrés, deja de ser un niño bueno y hasle caso. -me gritaba Alex.

Salimos nuevamente al terreno de juego, pero esta vez solo pasaba por mi cabeza lo que nos había dicho el mediocre del entrenador. Empezó nuevamente el partido y en el minuto setenta volvieron a anotar, nuevamente continuaban los insultos de nuestro "director técnico". Empezaba otro ataque por parte de nuestro equipo y llegué a tener nuevamente el balón yo solo, así que arranque mi corrida hasta llegar al área rival, logré evitar a los defensas haciendo una jugada majestuosa, estaba a un metro de pasar la línea de penal cuando un defensa me empuja y me lográ tumbar, provocando lo que debía ser un tiro libre, pero el arbitro no vió bien la jugada y pitó penal, todo el equipo se alegraron tanto por lo que había hecho que decidieron que yo pateara el penal, mientras que los del equipo contrario reclamaron al arbitro el penal erróneo que había pitado, pero este se negó a creerles.

Estaba a punto de patear el penal cuando alcancé a ver la cara de decepción que tenía Roberto en las gradas, así que le dije al árbitro que la falta no fue dentro del área de penal y que debía ser un tiro libre, pero este me dijo "¡No seas estupido y patea!", en ese momento me sentí realmente estupido por haberle dicho algo así. Era momento de patear el penal, todos gritaban "!Gafas, Gafas!" aunque el único que no lo hacía era Roberto, así que empecé a correr para concretar el penal e intencionalmente pateé el balón hacia atrás, desaprovechando así una clara oportunidad de gol y siendo insultado por mis compañeros, la afición que se encontraba en las gradas, y especialmente por el entrenador quien después de eso decidió sacarme del terreno de juego y mandarme al banco, pero al salir alcancé a ver a mi primo mostrándome su pulgar levantado y diciendo "Elegiste bien".

Al finalizar el partido, con una derrota humillante, todos mis compañeros me vieron con decepción y se burlaban de mí, ese día incluso me expulsaron del curso vacacional, llegué a casa muy triste por lo injusto que había sido todo y ahí estaba mi familia para reconfortarme y decirme que lo que hice fue lo correcto, especialmente mi primo Roberto.

Luego de unos días la noticia de "El chico que merece la tarjeta verde" empezó a circular por los periódicos mas importantes de la ciudad, al parecer el que haya fallado el penal intencionalmente le impresionó a muchas personas y les parecio ser un acto digno de respeto, así que un día unos trabajadores de la FIFA llegaron a mi casa para entregarme lo que parecía ser una "tarjeta verde" que se la entrega a todo futbolista que es responsable, respestuoso, solidario y pregone el juego limpio.

Luego de unos días llegó a mi casa el ojeador de uno de los mejores clubes del mundo, el FC Barcelona, quien me dijo: "Me sorprendió mucho lo que hiciste al patear ese penal, veo que eres alguien que respeta mucho las reglas del fútbol, y esa clase de personas es las que necesita este deporte actualmente, entonces dime que te parece si vienes conmigo e ingresas a los juveniles de nuestro club". Yo casi sin poder decir una palabra y sin pensarlo dos veces acepté ir, toda mi familia me felicitó por lo que hice, incluso mi padre quien ya no se oponía a que yo siga mi sueño de llegar a ser futbolista.

Así había comenzado mi carrera profesional como futbolista, llegando a ser considerado de los mejores futbolistas del mundo, pude jugar junto a mi ídolo Leonel Messi y llegar a sacar adelante a la selección de Ecuador, además de eso soy de los pocos deportistas que ha jugado con gafas para fútbol. Nada me impidió cumplir mi sueño y pude llegar a ganar muchos partidos sin la necesidad de hacer trampa...

Tarjeta VerdeWhere stories live. Discover now