"Capítulo 1 Rojo Amanecer"

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— Nunca olvides esto... Hay alguna razón para vivir...

Me despierto, acabó de descubrir que ya no estoy en él mismo lugar que antes, esto es una iglesia, pero noto algo distinto y es que la iglesia esta destruida, las ventanas están con los vidrios rotos, paredes con grietas que muy pronto podrán caerse, estatuas con las representaciones de ángeles tumbadas y quebradas y el piso esta con los restos de escombros producidos por las estatuas destruidas.

No entiendo que pudo causar esto, miro en las ventanas y no logró escuchar algo, ni un ladrido de perro, las voces de las personas o las aves volando.

Yo estaba sentado en una esquina del templo de esta Iglesia, mi única opción ahora es salir de aquí rápido antes de que este lugar caiga y aplaste matándome.

Me sentía algo raro e incómodo, mis brazos sentían algo, mis piernas también, al revisar no me espere la sorpresa de que llevaba puesto una especie de manos y pies, estos eran distinto. Hacían parecer que tenia pies y manos, pero eran de color negro , se les podía notar que se podian ver unas venas alrededor de estos y que parece que son partes de un Demonio, ya que no se parecen a manos y pies humanas, no, la parte de los dedos se volvieron en garras algo afiladas, no se quien fue el responsable que hizo que tenga esto pero, gracias.

Intento levantarme sabiendo que si lo podre hacer, pero con dificultad. Levantó las dos piernas y me pude levantar, me apoyaba en una pared con cuidado de provocar que se caiga, colocó mi espalda en la pared para seguir apoyado y así quedarme parado por un rato.

— Bien, ahora ya se como para pararme con estas nuevas cosas.

Doy un suspiro y dejo de apoyarme en la pared para así empezar a caminar,  podia caminar algo bien, lo que pasa ahora es que mi espalda hacia que mi postura al estar parado este chueca, podía parecer un zombie... Enserio, tenía la cabeza algo agachada por lo de mi espalda.

Caminaba aun de esa forma y decidí ver este lugar, cuando me acercaba a la parte donde se sentaba en Sacerdote, podía ver varios cuerpos, humanos muertos, estaban mutilados, la sangre estaba manchada en donde quedaron hacían grandes charcos, a mi parecer me daba algo de pena.

Al llegar al lugar donde el Sacerdote se sentaba me quede mirando el lugar, ese señor estaba muerto, su sangre caía y manchaba gran parte, a diferencia de los demás cuerpos humanos que estaban tumbados desangrándose, el Sacerdote tenia la cabeza en una mesa alta y de hay no podía caer, su sangre corría desde su boca.

Me acerque a el, lo tome de los hombros y lo acosté de frente para que pare de sangrar, logre que ya no sangraré.

Después de estar viendo esos cadáveres me aleje de esa parte hasta llegar a lo que parece un patio, el lugar estaba mal, el pasto podía verse quemado, un árbol tumbado y en el tronco le hicieron muchos dibujos, la mayor parte era un signo que era "666". Sabia bien que era ese número, el signo de los humanos.

Salí de lo que quedaba de esa antigua Iglesia, al caminar veía las casa tumbadas, coches quemados y un olor a sangre y carne podrida. Algunas paredes con ese mismo signó. Estoy casi seguro que esto fue obra de humanos, bueno. Pase muy poco tiempo en el mundo de los humanos, escuche que dentro de muy poco empezará el "Fin del mundo", donde habré quienes estén a favor del mal y otros del bien.

— Bueno, ahora habrá que seguir... Pero con cuidado de los humanos que se han vuelto dementes...

Después de estar caminando, y ver solo destrucción, empecé a escuchar pasos y gritos. Eran hombres, decidí entrar en una casa que parecía algo destruida, me escondí en la parte de los sillones, los pasos se hacían mas fuertes y entraron personas, hombres y mujeres. Todos llevaban esa marca en la mano derecha o frente, parece que me llegaron a ver un poco la frente.

Final Apocalypse ZERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora