Capítulo 1: "EL PASADO SIEMPRE VUELVE"

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“EL PASADO SIEMPRE VUELVE”

      Ella sabía que su mente no dejaría de darle vueltas a lo que pasó en esa ocasión como todos los días desde hacía ya tres años. Los primeros rayos de la mañana atravesaron las cortinas de lino blancas iluminando el dormitorio. En el piso de abajo la señora Margharatte, la casera, preparaba el desayuno. El olor a tostadas recién hechas, el fuerte aroma del café y los golpes que la mujer propinó en el techo de su cocina que coincidía con su habitación no fue suficiente para que se levantase.

      Las ganas se habían escapado por la ventana. Arrebujada bajo las suaves, blancas y conocidas sábanas Mar se sumergió de nuevo en los sueños frescos y llenos de delicadeza de la noche anterior. En ocasiones llegaba a imaginar que dormía sobre un colchón relleno con las suaves y elegantes plumas de cisne en lugar de con la triste realidad del espumillón.

“Van a ser las siete”- se dijo todavía somnolienta- “sino me levanto ya, llegaré tarde al insti…”

      Aun en contra de su voluntad no le quedó más opción que abandonar el mullido y caliente nido. Todavía eran menos cuarto cuando echó una ojeada al armario. ¡¡No estaba, el uniforme había desparecido!! Mar se asomó a la terraza, allí estaban las prendas recién lavadas y tendidas. Sin ganas de pensar rescató unos vaqueros descoloridos que a saber cuánto tiempo llevaban allí tirados.

      Acababa de llegar el otoño, estación en la que las tardes comenzaban a ser más cortas y las noches más largas. Amaba el frío, aunque hiciese que le castañeteasen los dientes no podía evitarlo, lo amaba. Esa sensación de frescor que le ponía la piel de gallina. A pesar de todo nada de ello le hacía arrepentirse de desear ir casi desnuda en pleno invierno. Apenas soportaba el calor del verano, pero el helor que atravesaba su cuerpo de arriba abajo haciéndola sentir viva se había acabado convirtiendo en su  droga.

¾    Bzzzzz… “¿qué es lo que pasa, ahora?” Despertó de sus  ensoñaciones. El móvil parapadeo dos veces antes de apagarse de nuevo la pantalla. Era Tess, la compañera con la que iba andando por las mañanas.

¾    ¿¡Donde te has metido!?-.

Echó un vistazo al reloj ¡¡¡ERAN Y MEDIA!!! Sin pensarlo dos veces se embutió en el primer jersey que pudo atrapar.

      Tuvo que pasar del desayuno, de lo contrario no llegaría a tiempo al Grace School Terminó de vestirse en el ascensor y fue entonces cuando recordó  que había dejado olvidada la reja de la terraza sin cerrar. “¿Qué importancia tiene?, ¿cómo si alguien fuese a querer entrar?”.-. Se dijo terminando de atar los cordones de las Vans.

¾    La pregunta es, ¿por qué narices tengo que madrugar tanto, para tragarme dos horas de alimentación y cultura, si no vamos a adelantar nada?¾ refunfuñó malhumorada por lo bajo sin desviar la vista de la ventanilla. ¾ Es que ¡¿no sé qué es peor?! ¿Si saltármela, o ir para que el profesor nos haga propaganda de sus empresas y avancemos hasta llegar a Mesopotamia?

Tess llevaba todo el trayecto sin parar de reír asintiendo a todo lo que decía Mar ¾Tía no te rías que no tiene ninguna gracia¾ le recriminó la indignada aunque de poco le sirvió porque a su amiga le entró otro ataque de risa.

¾    Yo de ti no me quejaría que nosotros tenemos que hacer mil y un trabajos y no tenemos tiempo ni para vivir¾comentó la joven sin dejar de juguetear con los pompones que colgaban de su bufanda color canela.

¾    ¡Jia! Eso no te lo crees ni tú.

¾    Como futuros estudiantes de arquitectura nos fríen a trabajos día tras otro.  Lo que ocurre es que vosotros los de Ciencias os lo tenéis muy creído

El misterio de la luna moradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora