Les echaron del restaurante... Así, sin más.
Daichi estaba sumido en una profunda depresión que ni los helados pagados por Yaku aliviaron un poco, más aún debido a que el libero se había ido todo indignado (por el robo de su dinero, cortesía del gran Kuroo) arrastrando con él a un divertido Suga, por lo que ahora el capitán de Karasuno se encontraba a solas con un búho y un gato en medio de un parque de atracciones.
Por algún motivo.
Bokuto, por su parte, disfrutaba de un algodón de azúcar de color azul mientras observaba con curiosidad a su alrededor. Tetsuro discutía por teléfono con alguien a pocos pasos de ellos.
—Kenma debe de estar furioso —comentó casualmente—, pero no creo que más que Suga, entonces... Ya que su divorcio es inminente, ¿puedo quedarme con Hinata?
Sobra decir que Sawamura tiró al suelo el dulce del bebé búho, quien se quedó mirando como las hormigas se subían a él.
Quiso llorar.
—¡Ugh! ¡Ya dije que lo siento! —escucharon gritar a un exasperado Kuroo—. ¡¿Sabes qué?! ¡Adiós!
Y colgó dramáticamente el teléfono, Daichi se preguntó para qué había despertado esa mañana. La vida se le estaba volviendo un ocho en menos tiempo de lo que cualquiera podría haber imaginado.
Kuroo se acercó a ellos con pasos furiosos y se dejó caer en el banco donde estaban sentados, sin importarle pisar en su camino el algodón de su bro. Kōtaro sollozó en silencio sin hacer caso de las miradas extrañas que le dedicaban los niños que pasaban por allí.
Entonces...
Estaban un cuervo, un gato y un búho sentados en un parque cuando...
—¿Sientes mi dolor? —bufó Daichi—. Kenma tiene motivos para estar enojado.
—Pero sus motivos no deberían hacerle desquitarse con... —la mirada del cuervo le hizo fruncir el ceño—. Bah, no importa, tanto tú como yo sabemos que jamás hablé de decirle que nos habían arrollado.
—No, claramente esa fue la grandísima idea del genio de tu amigo —rodó los ojos con irritación—. Quien por cierto está a tu lado, llorando dramáticamente por un trozo de azúcar sin val...
—¡Retráctate, maldito! —Bokuto, con lágrimas en los ojos, señaló indignado al cuervo—. ¡Retráctate ahora que Su-chan aún te escucha!
«Vale... Daichi tiene razón, fue culpa mía el confiarle a él lo de llamar a Yaku»
Tetsuro palmeó la espalda de su bro en un intento por hacerle llegar su... Eh... ¿Apoyo? Como sea, el búho apreció el gesto hasta que recordó lo que el capitán de Nekoma le había hecho a su Su-chan por lo que le apartó de un manotazo, se levantó molesto y corrió hacia algún lugar lejos de ellos.
—¿Debería ir tras él? —Sawamura se encogió de hombros—. Bah, lo haré luego ni que se fuera a... Bueno, es Bokuto claramente se perderá, pero... Uh... Tengo que ir tras el bro.
—Ve.
—Pero no quiero —suspiró cansado—. Todavía tengo que descubrir qué demonios pasó entre Suga y tú, Kenma me puso esa condición.
Daichi le miró curioso y torció el gesto con ligera molestia, últimamente sus expresiones estaban siendo demasiado extrañas.
—¿Condición? —cuestionó sin entender—. Y no voy a contarte mis problemas, ¿podrías dejar el tema? Tengo que buscar a Suga, ya sabes.
Era porque no sabía que estaba curioso y, por algún motivo, su curiosidad era más sana que otra cosa. Aunque ahora involucraba un segundo deseo egoísta.
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Grupo desastre.
FanfictionEn continuación a Grupo Problema, el equipo de Karasuno tiene un nuevo campamento en Tokyo. El último para los de tercero. Sin embargo, las cosas no están siendo lo suficientemente nostálgicas y bonitas como debería ser, Kuroo lo sabe. Va a meterse...