Morisuke estaba inquieto.
Suga le observaba con ligero aburrimiento mientras el castaño se removía de un lado a otro frente a él, el libero revisaba sus bolsillos con una mueca nerviosa y su ceja izquierda parecía ser víctima de un severo tic que no le dejaba mantenerse quieta.
Lev, a su lado, sólo observaba las cómicas expresiones de Yaku con una sonrisa mientras rodeaba casualmente los hombros de Kōshi.
Ambos esperaban pacientes su estallido y este, obviamente, no tardó demasiado en llegar.
—¡Ese maldito gato rastrero me va a oír! —podía jurar que sí—. ¡Ni qué decir del búho usurero!
Estaba furiosos, su billetera había desaparecido cuando más la necesitaba, miró nuevamente hacia la improvisada heladería frente a ellos y suspiró.
Kuroo le había jodido un paseo al parque por segunda vez en el mes, empezaba a odiarle nuevamente. Aquello quizás era el resurgimiento del repelús que se tenían el uno al otro cuando se conocieron.
—Bah... Seguro ha sido por una buena causa —Kōshi sonrió divertido ante la mirada incrédula de Yaku—. No me mires así, aún siendo un par de tontos, esos dos no son tan ma...
Y allí escucharon el primer anuncio, aquel que hablaba de un niño perdido de dieciocho años, Sugawara se tragó sus palabras y sólo suspiró.
Tanto que se esforzaba por hacer ver al mundo que no sólo eran idiotas e iba ese a contradecirle...
—¿Acaso Bokuto ha dicho Su-chan? —sonrió Lev—. ¿Se refiere a Sugawara-san?
El aludido torció el gesto con disgusto ante la curiosa mirada que le dedicaron y negó.
—Sería demasiada confianza para el tiempo que nos conocemos —bufo con desdén—. Además, no ha nacido el primer ser humano con el derecho de llamarme así.
La verdad, sí que lo había hecho. Dieciocho años atrás un chico llamado Daichi Sawamura, pero nadie necesitaba saberlo por muchas razones.
La primera, mamá cuervo tiene su dignidad; ni siquiera sus cuervos bebés debían ver lo muy cercanos que eran sus padres o sino se moriría de la vergüenza.
Nadie quiere que mami Suga muera aún... No hasta que se entere de lo que el tío Asahi le hace al pequeño Noya~.
Segundo, estaba supuestamente enojado con aquel ser humano que se hacía llamar su capitán; nuevamente la dignidad y el orgullo hacían gala de presencia.
Tercero... Estaba con Lev, ese chico era cercano al más querido de sus hijos y no dejaría que Hinata se enterase de la intimidad de Daichi y suya. No hasta que el chico estuviera preparado para saber de dónde venían los bebés cuervo.
En fin~…
—Ya... Si tú lo dices —Yaku sonrió divertido—. Como sea, dónde está ese búho está el gato, así que iré por mi billetera, no se muevan de aquí.
—Vale~.
Tanto Suga como Haiba observaron la espalda del libero alejarse, intentando no perderle entre la multitud de gente que se aglomeraba en busca de diversión, juegos y dulces.
Yaku se camuflaba perfectamente entre los niños y los estudiantes de primero de secundaria, Kōshi podía ver a Haiba burlándose de eso más tarde, cosa que sólo le haría ganarse una dolorosa patada en la espalda.
—Quizá deberías dejar de molestar tanto a Yaku —sugirió ganándose una mirada extraña del menor—. Estabas pensando en burlarte de su altura cuando volviera, ¿no? Al paso que vas su pie quedara grabado a fuerza en tu espalda.
El ruso tardó unos momentos en entender y, cuando lo hizo, se rió entre dientes con una mirada maliciosa.
—Sólo intento llamar su atención —admitió divertido—, además, es divertido ver a Yaku-san enojado.
—Eres un masoquista.
—Al menos intente que suene a pregunta, Suga-san —se quejó el menor—. Y no, estoy casi seguro de que no lo soy... Creo.
Kōshi le miró intrigado y el brazo sobre sus hombros desapareció cuando un misterioso sonrojo cubrió las mejillas del pensativo adolescente, el armador se preguntó en qué demonios podría estar...
—¿Crees? —indagó—. ¿No estás seguro?
El chico negó y se cubrió el rostro con repentino bochorno, una plática con Tora y Kenma resonaba en su mente, atormentando su pequeña alma con la perversión de la que se vio acusado por el dúo de las agallas flojas cuando una conversación similar se inició entre el libero de primer año y él...
—N-No... Es decir... —titubeó nervioso y miró avergonzado al jugador de Karasuno, no se sentía Lev Haiba en ese momento—. Tora-san y Kenma-san, bueno ellos... Dicen que quizá lo sea, pero yo no... ¡Ugh!
Suga no entendía la situación del todo, era extraño, pero le enternecía la vergüenza ajena ya que le recordaba a la época en que Shimizu y Azumane fungieron de apoyo para él cuando descubrió su enamoramiento por el padre de sus cuervos.
Había estado tan nervioso, abochornado y se había sentido demasiado patético.
Ver a Lev así, siendo tan... Lev, era algo nuevo por lo que acarició su espalda mientras sonreía tenuemente.
—Bueno, mientras seas feliz no importa —el sonrojo del ruso aumentó y eso le hizo gracia—. Sin embargo, ¿ya le has dicho a Yaku lo que sientes por él?
Y así, Kōshi consiguió que las mejillas del chico estallaran de la vergüenza extrema que sentía. Suga debería plantearse esa cosa de leer el ambiente y callarse un poco, pero siguió.
—¿No lo has hecho? —la sorpresa en su voz era una burla, Lev podía sentirlo—. ¡Vaya! Incluso pensé que estaban juntos porque tenían una ci...
—¡Uwaaaaa! —chilló haciéndose bolita en la banca, las personas se les quedaron viendo raro—. ¡Basta, basta, no sigas!
Sugawara le observó con extrañeza y bajó la mano, ¿había dicho algo malo?
—¿Por qué? Es sólo que tu enamoramiento por Yaku es muy obvio y pensé que...
—¡Me quieres matar! —lloriqueo infantilmente—. ¡Te pido que no sig...! ¿En serio soy tan obvio?
El mayor le observó confundido y Lev sólo le insistió con la mirada, una cosa era que Kenma lo supiera puesto que era el cerebro y le gustaba ver a los demás, otra que Tora también conociera su secreto pero es que el chico era... Hmmm... Tora.
Pero que Sugawara, alguien con quien casi no compartía, le dijera que era obvio sólo... Le preocupaba.
—Bueno... Lo noté la primera vez que les vi hablar —admitió—. Aún así, ¿en serio no le has dicho a Yaku?
El chico suspiró cansado y rodeó con sus brazos sus piernas, miró curioso a Suga y decidió darle una cucharada de su propia medicina.
—Ya... Volviendo a usted —bufó—. ¿En serio no planea reconciliarse con Daichi-san?
El armador le miró mal.
—Excelente intento, no cambies el tema —rodó los ojos—. Y sí, voy a reconciliarme con él ahora dime, ¿por qué no le has dicho a Yaku lo que sientes?
Haiba bufó nuevamente.
—Bueno, no es tan sencillo —obviamente no—. ¿O acaso usted aceptaría salir con alguien que se le acercase y dijera algo como...? No lo sé, Su-chan, me gustas, ¿quieres salir conmigo?
Suga torció el gesto confundido al verse usado como ejemplo y se sonrojó con una mueca, honestamente... Algo así había sucedido y había dado un sí en rotundo.
Abrió la boca sin saber qué decir cuando sintió un par de manos en sus hombros, Daichi no lucía feliz.
—Suga, nos vamos.
Sí... Acababa de formarse un extraño malentendido y, a juzgar por la mueca de Yaku a pocos pasos de ellos, era uno de los grandes.
Tardar es gratis! Xd

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Grupo desastre.
Fiksi PenggemarEn continuación a Grupo Problema, el equipo de Karasuno tiene un nuevo campamento en Tokyo. El último para los de tercero. Sin embargo, las cosas no están siendo lo suficientemente nostálgicas y bonitas como debería ser, Kuroo lo sabe. Va a meterse...