Lilia

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Mi amiga me dejo dormir esa misma noche en su cama, la compartimos. Ella era periodista al igual que yo, se llamaba Lilia. No era del todo exitosa y no se quejaba nunca, tenía un pequeño departamento en Moscú y trabaja en un periódico que siempre estaba al borde del abismo.

-no sé qué decirte-le acababa de contar todo, de principio a fin- pero... ¿estas segura que las cosas son así? Pudo haber un error.

-¿Dónde?- pregunte tomando un sorbo a mi café- todo calza, estaba rara, no se presentaba a cenar, luego le digo que enfrentemos a mis padres y no se presenta ¿Dónde está el error?

-creo que deberías encender el celular y decirle a alguien que te encuentras aquí, podría que llamen a la interpol para que te busquen, especialmente tu hermana, esa mujer se desespera si no sabe de ti-se levantó de su asiento y me paso su teléfono-mejor llama del mío, así evitas encender el tuyo.

Luego de llamar a mí hermana, me decidí por tomar mi celular y encenderlo. Mire como llegaban las notificaciones de mensajes y llamadas, pero no quise revisar ninguna.

-¿sabes?, recuerdo cuando fui a comer a tu casa, fui la primera en comer y tu padre me miro mal, luego le dijo algo al oído a tu madre y repitió la acción. Después se pusieron a rezar y yo me quede callada, y después comente que era atea, casi me echaron a patadas y sin nombrar el sermón que me dieron- dijo Lilia riendo, tomo un vaso con un líquido transparente y me dio otra sonrisa- ¿Cuánto te piensas quedar?

-¿ya me vas a echar?- le respondí con una sonrisa, a lo que ella solo rio fuertemente.

-no es eso, solo digo que no puedes escapar por siempre, a menos que quieras a una rusa de novia ahora-me miro de forma coqueta- yo sabía mucho antes que eras lesbiana, incluso antes de que te definieras- miro su vaso recordando algo.

-¿Cómo?

-no lo sé, nunca salías con chicos y no te convencía de conocer a alguien, siempre tenías las cabeza metida en otra cosa. Era como si una cosa ocupara tu mente, no sé si era cumpa por la muerte de aquella chica o era una persona, también recuerdo que te quedabas mirando chicas que caminaban por el campus pero nunca a los hombres.

Me sonroje al pensar en eso, no lo hacía de forma consiente, pero ella ya sabía.

-luego me vine a Rusia, teníamos comunicación y en una de tus llamadas me dices "tengo una novia" y yo internamente celebre porque mi intuición no me fallaba, luego llegas de sorpresa a mi departamento y ya no tienes novia, puta que gran historia ¿no?- dijo levantando su vaso en forma de brindis- voy a escribir un libro "Relatos de una mujer lesbiana"

Me reí un poco de ella mientras me levantaba para poder abrazarla, la había extrañado todos estos años. Ella recibió mi abrazo de forma fraternal y beso mi frente diciendo: "todo estará bien".

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Vida míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora