La miraba en ocasiones
forcejear con la vida,
cantándole canciones a la tristeza
y haciendo las paces con una derrota
inevitable.Otras veces sonreía
como si hubiese encontrado
las respuestas a todas las cuestiones
del mundo.Yo la miraba, simplemente,
y aquella personalidad
terminaba por atraparme.“Nada es para siempre”, decían.
Vale, quizá lo sea,
pero también es cierto que todos
podemos ser la eternidad de alguien si lo queremos.Ella, por ejemplo, era mi búsqueda insaciable.
Sonreía y con sólo aquello
era capaz de matarme la tristeza;
era ese deseo que le pedí
a cuantas estrellas fugaces
sabiendo que la magia no existía
pero que necesitaba tener la esperanza de que sí.Era preciosa.
Si me pongo a describirla me sobrarían palabras.
Porque era guapa
no de aquellas que se describen en mil palabras,
sino de aquellas otras que inspiran las mil
y ni así sería suficiente.Era preciosa como sólo pueden serlo
aquellos deseos que no se cumplen.Ella no creía en la perfección,
aunque era capaz
de hacer creer a los demás de su existencia.
Sólo sonreía
Y yo era capaz de creer
en cualquier cosa.“Nada es para siempre.”
Y entonces se me daba por desear
que ella sea nada,
y que yo sea siempre.D.S.N.
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A la que Amé en Octubre
PoetryPoemas, escritos y Cartas escritas en un mes de Octubre (Nunca Entregadas)