"Capitulo 1"

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Entré a mi penthouses, dejé las lleves en el sofá, quité mi abrigo mientras imágenes de lo sucedido hace cuatro años golpeaban mi mente, durante meses aguantando burlas y habladurías de toda la gente. A solas se quedaba tumbada en su cama incapaz de hacer nada, en público y frente a sus padres estampaba una sonrisa en su rostro, sin embargo, por muy fuerte que aparentaba ser o llevará su cabeza en alto, las historias compasivas que se contaban a su alrededor la enfurecían.
"Lastima era lo último que necesitaba"

Flashback
Las campanas se escuchan a distancia, la cuidad había entrado en la temporada de otoño, vistiendo el paisaje de rojo y amarillo, siendo una de las más fascinantes vistas. Si la multitud pudiera observar el rostro de la exitosa Gala Minner, la manera en que está caminaba de un lado a otro con desesperación dentro de la habitación de la catedral pensarían que no estaba del todo lista para casarse.

Hoy me encontraba demasiado nerviosa, como nunca antes en la vida <<Pero toda novia estaba nerviosa el día de su boda>> se decía, no creía ser la única en tener dudas en ese momento tan importante. Se casaba con uno de los hombres más codiciados e importantes, además de rico y respetado; se sentía la mujer más afortunada del mundo. Mark y ella prácticamente crecieron juntos, llevaban tres años de relación, ante la sociedad eran la pareja perfecta y para ella él lo era. Tenía todas las cualidades que siempre deseo en un hombre; guapo, gentil, amable etc...

Gala era conocida en la cuidad por ser audaz, inteligente y sensual. Termino estudiando su carrera estudiando leyes en una reconocida Universidad, graduándose con honores. Estaba orgullosa de sí misma, haber probado ganarse todos los méritos por sí misma y no por ser hija de famosos.

Al igual que ella sus padres estaban orgullosos de todo lo que había logrado a su corta edad, no solo era conocida por ser la hija de uno de los hombres más importantes de la arquitectura sino que sola había logrado destacar como la mejor abogada.

Caminaba de un lado a otro cuestionándose así misma si estaba haciendo lo correcto amaba a Mark y de eso no tenía ninguna duda ¿Y por qué dudaba entonces? En el fondo sabía que algo no andaba bien.

La relación era muy formal ni siquiera habían dormido juntos, jamás lo había visto desnudo, él siempre se disculpaba diciendo que quería que fuera su esposa a pesar siempre comentaba lo atractiva que era, pero Gala pensaba que eran palabras de disculpa cuando la rechazaba, la trataba con tanta delicadeza como si fuera de cristal algo que la frustraba.

Mark siempre lucia su traje limpio , sin ninguna arruga, olía bien en todo momento, tal y como a ella le gustaba ver a un hombre, nunca discutían por nada, nunca se retaban, siempre tenían las mismas opiniones o están de acuerdo en absolutamente todo no podía negarse así misma que tenían una conexión excelente. Él le platicaba absolutamente todo, sus planes a futuro, sus dudas, sus problemas en fin siempre era su apoyo.

Esa eran las razones por la cual se había enamorado tanto de él y había aceptado pasar el resto de su vida a su lado pero Gala siempre sentía que le hacía falta algo más a su relación no había excitación ni pasión.

Caminaba alrededor de la habitación estrujando sus dedos mientras se decía a si misma que todo estaba bien; <<Solo son los maduros nervios>> <<No es nada, debo calmarme>> <<Lo amo, no?>>

Deseo poder morderse las uñas pero si lo hacía arruinaría el color de su perfecto manicure, comenzó a cantar bajo solo para ella, deseaba que los nervios se esfumaran pero no lo conseguía.
Frente a ella se encontraba un enorme espejo antiguo, de miraba detenidamente mientras recorría la habitación, el vestido diseñado por su madre exclusivamente a su medida, color blanco, descubierto de los hombros con unas pequeñas mangas que caían por los lados, pegado desde sus pechos hasta la cintura y un escote con pequeñas piezas de diamantes. La falda amplia de tela fina y la gran cola que caía sobre la parte trasera de su vestido bordada con hilo color plata. Su largo cabello estaba recogido en un moño alto llevaba una pequeña corona entrelazada, el maquilla ligero y delicado haciendo resaltar sus llamativos ojos y sobre su cuello reposaba una gargantilla prestada por su madre.

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