7. Willie

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¡No estaba para nada bien! ¡Ella había olvidado mi nombre! ¿Cómo pudo olvidar algo que acababa de escuchar?

— No está bien— dijo Jaden—. Te diré por qué. Te preocupas por alguien que no merece la pena.
— Ella merece la pena— dije—. No es mala.
— No, sólo está perdida. Pero tranquilo, ya tendrás oportunidad de confesarle tus sentimientos. Y de leerle tus poemas de amor y todas esas cosas cursis que hacen los chicos buenos.
— No hago poemas— dije—. Y no creo que sean cursis. A las chicas les gustan.
— Tú no sabes nada de chicas, Marc— me dijo—. Si supieras no te habrías enamorado de la equivocada.
— ¡No soy Marc!— dije enojado—, ¡Me llamo Mackenzie!
— Pues tu adorada Nina te acaba de renombrar. Como la amas, debes soportar todo por ella.
— No la amo— dije—. Me gusta. El amor es algo más intenso.
— ¿Cómo sabes eso?— me preguntó—, seguramente jamás has tenido novia.
— No, pero veo películas. Y sé que el amor es intenso.
— No, el amor es dolor. Así de sencillo.
— No tiene por qué ser así.

Se sentó muy cerca de mí.

— El amor causa mucha felicidad— dijo—, ¿No?
— Eso parece— dije.
— Entonces, al perderlo debe de tener una respuesta igual de fuerte a lo que es la felicidad. Una contraparte. Es decir, dolor. Mucho.
— Tú haces que todo parezca malo— dije.
— Cierto, debes estar deprimido por lo que acaba de pasar. Mejor hablemos de otra cosa. ¿Qué tal tu familia?
— ¡No cambies de tema!— dije—, ¡Aún debes decirme quién te gusta!
— Adivina— dijo, tranquilo—. Cuando aciertes te diré.
— Eso es imposible— dije—, podría ser cualquiera.
— No, no cualquiera— dijo, serio—, a comparación contigo yo no le entregaría algo tan importante como mi corazón a cualquiera.
— Bien. ¿Qué clase de chica es la que te gusta?
— No voy a decirte eso. Pero puedo decirte qué tipo de chica no me gusta. Así puedes ir eliminando poco a poco a las chicas hasta que quede una.
— Me rindo, no quiero hacer eso. No eres tan interesante como para que quiera jugar contigo. Además, eres malo y cruel. Acabo de recordar que las personas como tú no me agradan.
— ¿Como yo? ¿Cómo crees que soy? Además de malo y cruel.
— Te he visto— dije—. Llegas a la escuela todos los días con tu estúpido auto amarillo que todos envidian, te bajas y caminas con tu perfecto cabello, tu perfecta ropa de modelo de revista, tu perfecta cara y vas a tomar clases, en donde por cierto siempre sacas notas perfectas. Además, no necesito adivinar quién es la chica por que seguramente le dirás que te gusta y ella no podrá negarse porque eres perfecto.
— Mi auto no es estúpido— dijo.
— ¿Eso es lo que más te molesta de todo lo que dije?
— Nada me molesta. Esa es tu percepción de mí, está equivocada pero la entiendo. Aunque no soy perfecto. Nadie lo es. Y si pudiera decirle a la persona que me gusta mis sentimientos ya lo habría hecho.
— Todo el mundo creé que eres perfecto— dije—. Así que debe ser cierto.
— No todos— dijo—. Tú no. Tú crees que soy malo y cruel.
— Los chicos famosos como tú generalmente son malos. Y ya me has mostrado que eres cruel.
— No lo soy. Soy honesto. Brutalmente honesto. Pero en cuestiones serias lo soy. Sobre todo cuando veo a chicos buenos desperdiciando su tiempo en chicas malas.
— Nina no es mala. Y no desperdicio mi tiempo.
— ¿Aún crees que tienes oportunidad con ella?
— No— dije— probablemente jamás salga con nadie y me quede soltero en un pequeño departamento viviendo sólo con Willie.
— ¿Quién es Willie?— me preguntó.
— Mi gato.

Dime Quién Te GustaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora