10. Lara

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— ¿Y porqué está con ustedes?— dije.
— Creo que Lara nos está confundiendo con alguien— dijo Gabe emocionado—, ¡Es lo más genial que nos ha pasado! ¿Y Jaden? ¿Está ebrio?
— No, él está bien— dije.
— ¿Entonces por qué está contigo? ¡Ya sé! ¡Quiere con Darla, obviamente!
— No, ya le pregunté y dijo que no— dije—. Creo que sólo quiere matar el tiempo. Pero más importante, ¿Y Darla?
— Estaba bailando en la mesa hace poco, pero se fue.
— ¿Viste por dónde?
— Creo que fue a las habitaciones del segundo piso.

Dicho esto, me encaminé a las escaleras. Ellos siguieron con la chica que hablaba mucho aparentemente.
Subí los escalones. Había una habitación. Golpeé la puerta con la muñeca pero nadie abrió. Giré el pomo y abrí. Me asomé y vi a un chico y a una chica besándose. Ellos se giraron sorprendidos hacia mí.

— ¡Lo siento!— me disculpé y cerré de inmediato.

¡Eso había sido muy vergonzoso! Seguí buscando. Justo cuando iba a revisar otra habitación, Darla salió del baño y me miró.

— ¡Bebé!— dijo antes de abrazarme. Sí, estaba ebria.
— No soy un bebé— dije—. Debemos ir a casa ahora, estás muy mal.
— ¡Claro que no!— dijo—, ¡Tengo que quedarme! ¡Tengo una nueva amiga!
— Estás muy mal. Vámonos ya.
— Pero necesitas conocer a mi amiga nueva. Ahí viene.

Entonces, apareció Nina. Me miró y yo la miré a ella.

— Tú eres el chico de antes— me dijo—, ¿Cómo te llamabas, Marcos?
— Mackenzie— dije.

¡Qué cruel!

— Es mi hermano. Mi hermanito. Mío— dijo Darla.
— ¿Dónde está Jaden?— me preguntó—, ¿Él es amigo tuyo?
— Pues... no lo sé...
— ¿Crees que... yo podría gustarle a él?— me dijo.

La observé atentamente.

— ¿Jaden... él te gusta?— pregunté consternado.
— Un poco— dijo—, pero eso no es asunto tuyo. ¿Sabes dónde está? Me gustaría estar un rato con él. Quizá quiera que lo bese.
— ¿Significa que quieres salir con él?— pregunté.
— ¡Claro que no!— dijo entre risas—, ¿En qué mundo vives? ¿Por qué tengo que salir con alguien para besarlo?

No dije nada. Ella... simplemente no era lo que pensaba. Entonces, como si fuera una revelación divina, me di cuenta de muchas cosas. Jamás había conocido a Nina. Sólo la había observado y había escuchado sus canciones. ¿Eso era suficiente como para que me gustara? Quizá físicamente me gustaba pero... jamás quise conocerla a fondo. Sabía que era buena persona y que tenía problemas... pero hasta ahí.

— Darla— le dije y la tomé de la mano—, vámonos.
— Pero mi nueva amiga...
— No creo que ustedes deberían ser amigas— dije.

Al menos no con Nina en ese estado mental tan complicado.
La miré.

— También deberías ir a casa— le dije usando mucha valentía porque me daba miedo hablarle—. Tu familia debe estar preocupada por ti.

Después me giré y seguí caminando. No quise ver la reacción de Nina a mi comentario. Sólo tomé a mi hermana, pasé su brazo sobre mi hombro y bajé las escaleras mientras ella se apoyaba en mí.

— Hay que ir a casa— le dije.

Atravesamos la gente hasta llegar a la puerta. Salí. Afuera, en el cesped, estaba Jaden. Y en la calle estacionado justo frente a él, estaba su auto amarillo.
Se levantó al verme cargar con Darla. Corrió a ayudarme a sostenerla.

— ¿Está bien?— me preguntó.
— Sí, siempre le da sueño luego de beber tanto— dije.
— ¿Quieres que los lleve a su casa?
— No, gracias, tomaré un taxi— dije.
— No es ningún problema— dijo—. Además, mi auto ya está aquí. Podemos acostar a tu hermana en el asiento trasero. Irá más cómoda ahí que en un taxi.
— No lo sé...
— Tranquilo, no soy un secuestrador— dijo—, sólo quiero ser amable.

Lo observé. Tenía razón. Él sí era una buena persona. Hasta parecía extraño que quisiera que pensaran lo contrario.

— De acuerdo— dije.

Dime Quién Te GustaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora