La bruja y las rosas [DaeJae]

La bruja y las rosas

Hace mucho tiempo atrás, en medio de un lóbrego y tenebroso bosque vivía una temible bruja que poseía malignos poderes. Los aldeanos que residían a los alrededores del bosque nunca cruzaban por en medio de éste, pues tenían conocimiento de la bruja y no querían arriesgarse a toparse con ella y ganar algún tipo de maldición, por eso, cada vez que emprendían un viaje lo que hacían era bordear el perímetro del bosque hasta llegar a su destino. O bueno, al menos esa era la leyenda que había nacido en aquella aldea y que pasaba de generación en generación.

Los niños escuchaban atentos la leyenda de la boca de las personas mayores y crecían creyendo que serían los héroes que acabarían con la dichosa bruja. Sin embargo, una vez que se convertían en adultos, comprendían que realmente no era posible cruzar el bosque por su espesa maleza y pedregoso camino, y no precisamente por la existencia de una malvada bruja. No obstante, como es de buen saber, nunca faltan las personas que crecen sin perder en lo más mínimo su escencia infantil. Y una de esas maravillosas personas tenía por nombre Jung Daehyun.

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Una mañana la familia Yoo partía de la aldea en una caravana que se dirigía hacia el norte de la región en busca de mejores tierras en donde sembrar, pues en el sector en el que se encontraba aldea una fatídica sequía había llegado y acabado con toda su producción. El señor y la señora Yoo acomodaban lo mejor que podían todas sus pertenencias en su vieja carreta, y mientras tanto, sus dos únicos hijos estaban despidiéndose de sus amigos más cercanos. El hijo mayor, Youngwon, se mantenía abrazando a su novia, quien lloraba desconsolada por su partida. Y un poco más lejos se encontraba Youngjae, el más pequeño de la familia, despidiéndose de su mejor amigo Jung Daehyun.

—¿Nunca más volverás? —preguntó Daehyun a su amigo, y mientras articuló la pregunta, sus ojos estaban intentando contener las lágrimas que brotaban desde el fondo su corazón.

—Yo... no lo sé —respondió de manera abatida el chico de mejillas rosadas, pues se notaba que lo que menos quería era abandonar a su pueblo y a sus amigos.

Daehyun no pudo resistirlo más y tomó entre sus brazos a Youngjae y lloró desconsoladamente en su hombro.

—No quiero que te vayas Youngjae.

—Yo tampoco quiero irme.

—Entonces, quédate conmigo.

—No puedo Daehyun, mis papás no me dejarían.

Daehyun se separó de Youngjae y limpió con el puño de su camisa el resto de sus lágrimas. Entendía que Youngjae no era una mascota a la cual pedir que se la dejaran quedar, así que de mala gana, se resignó ver a su amigo partir.

Una vez que partieron, Daehyun subió a un cerro cercano y siguió con la mirada la caravana. Notó con sorpresa como la carreta en la que iba Youngjae no bordeada el bosque como las demás, sinó que se dirigía al corazón del bosque para atravesarlo.
Se alteró ante aquel acontecimiento y fue corriendo a casa a contarle a sus padres que posiblemente Youngjae esté en inminente peligro por la bruja maligna que habitaba en el bosque. Sin embargo, lo único que se ganó de sus padres fue una reprimenda por ser tan supersticioso, y trataron de convencerlo de que ni las brujas, ni ningún otro ser mítico, existía.

Pero el muchacho sabía que sus padres se equivocaban, pues su corazón le decía que su amigo Youngjae estaba en grave peligro.

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El tiempo pasó y a los pocos meses la caravana que alguna vez había partido de la aldea hacia el norte, volvió derrotada. Pues decían que la sequía no estaba solo en su aldea, sinó que afectaba a todo el reino.