las ataduras

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Había pasado un par de días, literal solo un par de días, después de todo.

Tenía 20 años, dos años de la pérdida de mi familia, en esos putos años había logrado más de lo que puedan imaginar. Tenía amigos, y esos amigos amigos de otros amigos, contacte a enemigos de mi viejo exjefe, en una semana tenía planeado atacar sus embarcaciones, solo para buscar a mi hermana, y matar a ese perro.

La que actualmente era mi mujer, me esperaba en la cama, tenía ganas de quitarme todo el estrés, me fuí con ella me la iba a cojer pero ella me falló, me había engañado, la maté... sabía que me estuvo engañado pero no me había importado hasta ahora, entendí ese día, que no había placer más grande que hacer daño, a los que te dañaron primero. La había matado.
No tenía ni siquiera un poco de remordimiento, pero vi algo que me dejó helado.
su teléfono empezó a sonar, me acerqué y lo tomé...
-hola nena, tengo unas ganas de sentir ese rico...-lo interrumpo

-mire compa...salir con la mujer de alguien más tiene sus consecuencias, y más si esa era mi mujer, pero le tengo un regalo muy bueno, su puta estaba embarazada.

-¿Cómo que estaba embarazada?, que le has hecho maldito hijo de puta

-primero yo no olvido una traición, mucho menos de alguien que era mi amigo, pero felicidades ibas hacer papá, ya que yo tenía meses sin pisar aquí, sin duda era tu hijo es una lástima.
Y colgué la llamada.

A los quince días ya tenía a alguien en el lugar de mi exmujer, era realmente hermosa, pero no me atraía ir a cogerme la, era ese tipo de mujeres que si valía la pena conquistar, lamentablemente no tenía tiempo para eso, pero ella me llamaba la atención, yo no quería cogerme la, yo quería hacer le el amor.
Yo no tenía tiempo para eso.
Por lo tanto la tome esa misma noche, me hice adicto a estar con ella, me dolió verla llorar, le dije que no volvería hacer eso, pero me moría de ganas de estar de nuevo con ella.
Ella se enfermo y preferí dejarla en paz, ya la había lastimado demasiado como para desear me la muerte.
el médico estaba con ella, solo estaba esperando, por alguna noticia, estaba tomándome un tequila, de esos que te queman pero los disfrutas cuando te sientes de la mierda. Sentí al médico bajar por las escaleras, con pasos lentos, me gire para quedar frente a él, camino con pasos firmes hasta el.

- ¿Que sucede con mi mujer?
Suspira el con gran pesades
-primero que nada, ella está un poco dañada en los genitales, quiero pensar que no fue una violación, sino que tendré que mandar a un agente a que tome el casó.
Me hirvió la sangre
- es mi mujer no la viole, no se le olvide quien manda aquí... además usted no le gustaría que uno de sus familiares se vaya al panteón, así que, siga diciendo que tiene mi mujer.
Se quedó callado, el miedo se refleja en sus ojos.
- su mujer necesita reposo, sino quiere que quede estéril, yo le recomendaría que dejara a su mujer descansar un par de semanas, incluso meses mientras se recupera.
-¿Cuanto tiempo?
- como uno o dos meses.

Pobre de mí mujer, ese mismo día mandé mover sus cosas a mi habitación. Cuando entré a la habitación la vi llorando en su cama, traté de acercarme, pero ella puso una expresión de miedo, no entendí a que le tenía miedo, hasta que llegue a ella, me tenía miedo a mi.
Después de eso me fui, yo la lastimé demasiado, lo mejor sería dejar la ir, pero yo nunca hago lo mejor, yo superó lo mejor.
Llegando el momento de la oscuridad de la noche, me fui a mi habitación, al llegar la vi a ella durmiendo, con esa paz, había olvidado como era ver algo bueno en alguien, ella me hizo remover recuerdos viejos y demasiados dolorosos.

Me dí una ducha, me puse mi pijama, después me acosté con ella en la cama, como acto seguido me quedé dormido.
A las tres de la mañana, siento un golpe seco en mi mejilla derecha, me despierto veo que es ella, y me enojo, la miró mal.
-¿por qué me golpeas?
Me ve con mucho enojó
-¿Por qué estás en mi cama, en mi habitación?
- primero esta es mi habitación, segunda es mi cama
- no, aquí es mi habitación
-no mi amor, aquí es nuestra habitación, sino me crees abre el clóset, están mis cosas con las tuyas, ya que eres mi mujer
- yo nunca lo seré
- ya lo eres, no recuerdas que estabas bajo mi, sintiendo placer...
-me violas te- me lo dijo con lágrimas a punto de salir
-no, violar es cuando te dicen que te detengas y no lo haces, usted mi Reina nunca lo dijo, al contrario solo se escuchaba tus sonidos de placer, que no lo recuerdas o te refresco la memoria.
Acto seguido me acerqué a ella, la acaricié lentamente, desde sus pechos hasta sus piernas, cuando iba a quitar una de sus prendas me detengo
-vez, no sólo soy yo, el que disfrutá.
Ella no dijo nada más, solo apague la luz, y después escuché un pequeño susurro.
-yo no quería ser esto... tenía una vida,era feliz
- serás feliz, sólo que conmigo.
Me quedé fingiendo que dormía, hasta que ella se durmió, me acerque a ella, la abrase de la cintura, la acerqué más a mi hasta poner su cabeza es mi pecho, cercas de  mi corazón, donde empieza al​ a sentir algo por ella o tal vez solo pasaba un poco de sangre.
Dormí toda la noche, ella era ese vacío que se llenaba cuando ya no hay nada dentro de ti.
Yo sé que lo malo es que es una dama de belleza encantadora, que llena los vacíos de los pobres corazones, pero ahí que admitirlo, es la único que llega hasta ese vacío. Está contigo ese vacío desde que naces, hasta que te haces polvo.
Esto no va por buen camino y lo sé.

-Viviana Ramos

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