Capítulo 1

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Se despertó con los rayos del sol en sus ojos. Todavía no comprendía como había podido dormirse con todos esos nervios a flor de piel. Al fin y al cabo ese iba a ser el dia más importante de su vida.
Y, a lo mejor, el último.
Se levantó y se miró en el reflejo de el pozal de agua en su habitación.Pelo largo moreno, ojos pardos, una tez un poco morena y una complexión que era digna de los caballeros de la corte del rey. Bajó las escaleras dispuesto a desayunar sin hacer mucho ruido pero ya había alguien en la cocina esperando.
-Buenos días Angeor-dijo su hermana, casi sin alzar la voz- ¿Cómo te encuentras?-.
Thyba era bastante alta para su edad y de sus amigas era la más madura. Con 12 años habia demostrado habilidades increíbles para poder comunicarse con los espíritus y los animales, cosa que era muy admirable en su religión. Aunque perdió un brazo en un ataque enemigo cuando tenía unos 2 años habían conseguido que los curanderos del reino y del poblado la sacasen adelante. No era por ser familia del rey, al contrario. Ellos eran plebeyos que vivían a base de el arroz que ellos cultivaban. La habían ayudado porque el rey era un innato para el liderazgo y Thyba al poder comunicarse con los espíritus hablaba con el difunto rey y le decía que hacer a su hijo. Esto, obviamente, no lo sabía nadie, excepto los más cercanos como el hijo del rey y algunos sacerdotes ya que, si eso se supiese, se desataría el caos en el poblado. Era por eso que la habían salvado, y su familia lo sabía.
-Pues, sinceramente, contento - contestó Angeor con una leve risa - Supongo que tener miedo no va a servir de nada,¿no?-.
-Cierto-respondió su hermana- Solo te pido que tengas cuidado, ya sabes que madre esta enferma-le recordó- y yo no puedo traer todos los días jabalíes y bayas del bosque-.
El que su hermana le recordara la enfermedad de su madre le hizo flaquear un instante. Sabía que con ella no harían lo mismo que con su hermana. Él era el encargado de mantenerla con vida y si él no sobrevivía el día de hoy... Probablemente su madre moriría. Y no quería que Thyba creciese sin una familia. Ya había sido difícil subsistir sin la ayuda de su padre que cayó en una de las Grandes Batallas que tanto hablaban en la escuela. Su padre murió cuando él tenia 8 años. Habían pasado 10 años y Angeor había conseguido sacar adelante a la familia. En el día de hoy se disponía a pasar una prueba que, si bien lograba pasarla, haría que todo fuese más fácil, para él y su familia.
Angeor empezó a equiparse. Cogió el cinturón donde iría su espada. O más bien la espada de su padre. Con ella había combatido en las Grandes Batallas y muchos de los que lucharon a su lado aseguran que con ella mató a muchos de los orcos y dragones que usaron para intentar acabar con el reino. Angeor miró la hoja de la espada. Era finísima y se hizo un pequeño corte.
Esa sería una de las heridas a las que menos importancia le daría en ese día.
-Bueno - dijo habriendo la puerta- supongo que... Ya nos veremos-.
-Eso espero - admitió Thyba -.
Entonces se fundieron en un abrazo. Después se dijeron adiós.
Thyba esperaba con todas sus fuerzas que no fuera el último.
Angeor salió de la casa y siguió el camino que llevaba a la casa de sus mejores amigos. Abrió la puerta y allí estaban, Raulyn y Evanora desayunando.
Raulyn era muy corpulento, más incluso que Angeor, tenia ojos grises como los de una tormenta y tenía un año más que él. Tenía una tez blanquecina y unas cuantas cicatrices de las veces que había ido a cazar jabalíes con Angeor ya que era menos ágil para esquivar las embestidas de los jabalíes . Y más de una vez tuvo. Angeor que llevarlo, casi a rastras, al poblado a curarlo de las tremendas cornadas, porque ellos no se conformaban con unos jabalíes normales. Ellos iban a por los machos. El doble de grandes el doble de cuernos y el doble de peligro que si cazabas a las hembras. Pero eso, obviamente, significaba el doble de carne y el doble de admiración.
Por otro lado Evanora era lo contrario a su hermano. Si que tenía esa tez blanquecina que los caracterizaba a los dos pero su cuerpo era un poco más flaco que el de Angeor, tenia unos ojos azules preciosos y, si te fijabas bien, unos puntos amarillos. Angeor comprendía que ellos eran amigos pero siempre había sentido algo por ella.
-Joder, seréis lentos - les espetó Angeor con una sonrisa en la cara-.
-Nos acabamos de levantar, capullo - escupió Raulyn- Con los nervios no hemos podido dormir-.
-Y también porque al idiota este se le han quemado los granos de arroz - soltó Evanora ahogando una risa-.
-¡No ha sido culpa mia!- saltó Raulyn -.
-Bueno,me da igual quien haya sido. Os recuerdo que tenemos que ir a ver al rey - les recordó Angeor-.
Eso pareció darles hambre y empezaron a comer como cerdos. Evanora probablemente porque estaba colada por el hijo del rey y Raulyn porque se había estado preparando para ese momento desde muy pequeño. Cuando acabaron soltaron un gran eructo que retumbó por toda la casa.
-Increíble - se asombró Angeor - A ver si tenéis agallas para hacerle eso al rey en la cara - dijo Angeor soltando una risa - Venga, equipaos y vamos para allá-.
Evanora cogió su arco. Era una as. Podía matar a cualquier animal con solo una flecha. Era como su Habilidad. Como esa Habilidad que todo el mundo poseía. Como su hermana.
Mientras, Raulyn, cogía su espadón, un espadón que el mismo había forjado. En la empuñadura tenía una serpiente con unos ojos de rubies que habían encontrado un día, escarbando, para encontrar trufas. En ese momento Angeor le dijo que los vendiese para comprar carne y de todo pero él se negó, ya que tenía pensado ponerlos en la empuñadura.
Después de equiparse salieron de la casa. Siguieron el camino hacia el reino, pasando por poblados mientras la gente les saludaba y les daba ánimos puesto que ellos ya habrían pasado por eso. Entraron en la gran ciudad. Pocas veces les dejaban entrar a los plebeyos, excepto en las ocasiones especiales como Las Pruebas.
Aquello estaba abarrotado. Gente vendiendo armas, ropa, comida... Incluso esclavos. Ellos pasaron de largo y se internaron más, hacia la parte del castillo. Allí había una multitud de jóvenes de su edad, cada uno más diferente, con distintas armas, pero todos con el mismo objetivo. Entonces la gigante puerta del castillo empezó a abrirse. Angeor tragó saliva. Ese sonido ponía nervioso a cualquiera. Entonces se asomó el rey.
-¡Muchachos! - gritó el rey - Preparaos para el momento más importante de vuestra vida-.
Y dicho esto, con un gesto de la mano, los invitó a entrar al castillo.

Pues este es el primer capítulo de un libro que espero acabar y que también os guste. También tengo otro libro pero ese es de cuando tenía unos 12 años y me da puta vergüenza xd. Y hacer tambien una mención especial a Oriente Medio (es un amigo no el pais). Seguidle a él y a Electra Maximoff son unos craks

El Despertar De Lo ArcanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora