Micrófono

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Le miraba directamente a los ojos, con una mirada inquisidora, Yongguk tenía a Himchan de espaldas contra la pared, del menor solo se escapaba una tímida sonrisa, sabía a qué venía todo esto y no iba a objetar, conocía su ‘crimen’ y Yongguk era su juez, el menor mordió sus labios al no saber que decir y el mayor tampoco pronunciaba alguna palabra, eso le ponía tenso.

Hace unas horas que había terminado su conferencia del primer concierto en solitario de B.A.P, habían estado tan cerca pero Yongguk había estado un poco indiferente concentrado en su trabajo de líder que tenía, incluso a él se había dirigido de manera profesional: Himchan has esto, enfócate en esto, no te distraigas, necesito tu ayuda, orienta a ellos, órdenes, ¿es que acaso este tiempo de separación le había ahuyentado los sentimientos?

Pero ahí estaban, en el baño, Himchan de espaldas a la pared y Yongguk con ambos brazos al lado de Himchan negándole la huída si es que acaso el menor la pretendía hacer. El mayor suspiró.

— Yo… Yongguk— mordió su labio inferior y el aludido solo arqueó su ceja derecha— Yo… mi mano, ¿recuerdas? —movió a los lados su mano enyesada

— ¿Qué? Ah, entiendo—una risa se asomó entre sus labios—Himchan eres un pervertido.

— ¿Qué yo qué? — se exasperó el menor, qué le disculpara pero no era él quien lo tenía contra la pared en una posición nada ‘decente’.

Si bien, tenía sus brazos a los lados del cuerpo de Himchan, pero estaba demasiado pegado a él y no era que Himchan fuera realmente un pervertido pero estaba sintiendo demasiado cerca a Yongguk y sí, por cerca se refería a algo más.

La pierna derecha de Yongguk estaba entre sus piernas, haciendo que específicamente su entrepierna rozara contra su muslo. Fue entonces cuando Yongguk se dio cuenta de la posición, se retiró un poco. Maldijo que su inconsciente le delatara al menor la falta que le hacía en todo este tiempo.

— ¿Qué hacemos aquí? —el menor rompió el silencio

—Sabes que hacemos aquí

Himchan desvió la mirada, no podía mentirle, Yongguk sabía cuando decía mentiras y no podría usarlas teniéndole tan cerca.

—Himchan, mírame—el menor negó con la cabeza—Kim Him Chan, si no me miras juro que te daré un castigo que nunca olvidarás—su tono era serio.

— ¿Me castigarás? — Una sonrisa pilla se asomó en su rostro. Ahora sí Yongguk podría llamarle pervertido con toda libertad, lo que pensaba ahora no era nada sano.

Yongguk cerró los ojos.

—Sí, ni bien regreses al departamento voy a prohibir el café, y nunca me separaré de ti para que no consumas ni una gota—Himchan hizo un puchero y Yongguk no supo si era por el café o por no haber seguido el juego de la misma manera.

Bang Yong Guk volvió a tomar seriedad en el asunto, lo del café era mentira pero no quería dejarse llevar por el deseo que ahora le quemaba de tener al menor tan indefenso, solo para él, era solo de él.

—Himchan, ¿dónde tienes el micrófono? —empezó a buscar por entre la ropa y su cuerpo, Himchan empezó a reír, Bang solo le estaba provocando cosquillas.

—No… sé… de que… hablas… Bang— soltó una carcajada sonora que seguro alertó a cualquiera que les buscara, ahora sabían su posición, por suerte el baño tenía seguro.

—Himchan, el micrófono que estaba usando, fuiste el último en regresar de la sala donde dimos la conferencia—Himchan negó con la cabeza. — ¡Kim Him Chan! Eres un celoso de lo peor… ¿Crees que no me di cuenta? Me mirabas, lo mirabas, ¿te dio celos un objeto?

Los engranes del amor (BangHim - B.A.P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora