Taxi Driver (Resubido)

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Him Chan se incorporó de su asiento por enésima vez, se paseó por la habitación indeciso aún. Su cuerpo y mente le pedían salir, huir de esas cuatro paredes que le atosigaban pero no tenía idea de dónde podría encontrar el refugio que necesitaba. Tomó su celular y marcó un número, luego de recibir la confirmación que esperaba se hizo un cambio rápido de ropa. Esta vez no iba vestido para una cita, solo para salir al crudo invierno.

Tomó el ascensor y salió a la recepción de su edificio dónde se encontraba su departamento, despidió con una sonrisa a la chica de recepción y al portero hizo una reverencia, estrujó su abrigo en sus manos y respiró hondo al ver el característico auto amarillo acercarse, un taxi de Nueva York.

Him Chan llevaba viviendo ahí desde hace mucho tiempo, aquella ciudad estadounidense había sido su más grande anhelo, su más grande sueño y ahora solo era quién le provocaba dolor todos los recuerdos que ella había almacenado en cada uno de sus rincones.

—¿A dónde lo llevo, Señor Kim? —la voz del joven conductor rompió sus recuerdos una vez que entró al auto. Him Chan respiró profundo, esa noche no sabía a dónde sabía ir.

Taxista, me siento un poco sentimental hoy —esas palabras hicieron que el joven taxista pensara que quería ir a algún especial para recordar. Encendió el auto y el sonido del motor llegó a los oídos de Himchan—. No sé a dónde quiero ir —el auto ya salía de la ruta del complejo de departamentos— Solo ve recto, por favor.

«Porque a dónde sea que vaya yo, siempre va a estar él. Presente en mis recuerdos, en mi piel, en mi corazón»

Him Chan era el tipo de hombre que nunca había estado en una relación seria, no estaba en sus planes ni intereses, siempre supo aprovechar cada relación. Así fueran horas, días, meses, sabía sacar lo mejor de cada una pero luego de estar un año con aquel joven compatriota (que era extranjero el país americano) todo cambió. Su partida le había dejado destrozado y luego de seis meses sin él, Him Chan sentía como si hubiera sido ayer cuando encontró el armario vacío y una nota diciéndole adiós.

«No lo encuentro por ninguna parte, ni una llamada, ni un correo electrónico. Él simplemente desapareció»

Him Chan conoció a su tormento en un vuelo de avión, ambos venían desde su país de origen, Corea del Sur, Him Chan de pasar unas vacaciones con sus padres, él venía a Estados Unidos buscando una oportunidad para crecer como músico. Him Chan había estado solo al venir al país del nuevo mundo, sin conocer el idioma, la cultura, nada en absoluto. Su bondad hizo darle un espacio en su hogar al extraño y meses después en su corazón.

Sus pensamientos se aglutinaron en el interior de su cabeza, las sonrisas, los abrazos, las noches en las que ambos se habían perdido el uno en el otro, todo tenía que salir justo ahora y las lágrimas no querían esperar más.

Hey taxista, voy a llorar ahora. No preguntes por favor —las lágrimas se dejaron venir vertiéndose sobre las mejillas para estrellarse contra la ropa de Him Chan, la nieve empezaba a hacerse presente en el exterior pero Him Chan sentía que más frío había sido el corazón de aquel que le había hecho sufrir.

Sintió que no podía más, que aunque no consumiera alimento alguno en su estómago había mucho que sacar, quizás eran las estúpidas mariposas de las que todos hablaban. Miró hacia el frente y supo que solo había una forma de apagar esas sensaciones, con alcohol.

—Hablamos de tanto, reímos como locos y ahora estoy solo —Him Chan murmuraba entre sollozos, el joven taxista no sabía que más decir, sentía que seguirle en aquella locura de andar sin rumbo fijo era aumentar el dolor.

Estoy solo, asustado, triste. Nosotros hablamos sobre esto y aquello. Y al final estoy solo esta noche

Him Chan solía hablar solo en sus noches de insomnio y luego quedarse dormido cuando el sol estaba por salir, solo para abrir los ojos horas después y encontrar frío el lado contrario de la cama. Siempre era lo mismo, ilusionarse con su presencia, delirar y verlo frente a él, tocarlo y volver a sentirse vivo pero su realidad era otra, soledad, ella era su única compañera y quizá lo sería por toda la eternidad.

Los engranes del amor (BangHim - B.A.P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora