El inicio del viaje

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Resignado... Así era como se debía sentir, estaban en camino al lugar donde se celebraría la boda de su mejor amigo con la encantadora dama Lunafreya, quien sin saberlo, lo había guiado a ese camino cuyo retorno no podía encontrar... Y es que nadie, absolutamente nadie podría tener peor suerte que él.

Se había enamorado de su mejor amigo hace ya algunos años, casi un año después de haberse atrevido a hablarle con confianza por primera vez, en aquel tiempo solo eran ellos dos contra el mundo y claro, con sus padres adoptivos todo el tiempo viajando y Noctis siendo un príncipe solitario (y en ocasiones bastante arisco y orgulloso) solo se tenían el uno al otro.

Si lo piensa detenidamente era obvio que ese sentimiento nacería y crecería en su interior, tal vez incluso siempre estuvo ahí solo que no se había percatado de ello en un inicio, sea como haya sido ese (jodido) sentimiento creció más y más, tanto que  sentía cómo se desbordaba sin que pudiera evitarlo.

Definitivamente él estaba enamorado, tanto que aprendió a disparar un arma para poder estar a su lado en los entrenamientos, sin embargo eso fué en en el pasado, ya que, actualmente estaba consciente de que ese tonto enamoramiento se había transformado en un sentimiento de amor, un amor tan profundo que en esos momentos solo quería acompañar a Noctis a su boda con su futura esposa para que fuera feliz por siempre mientras él se tragaba sus sentimientos y se convertía en el fotógrafo oficial de la ceremonia.

¡¿Pero qué sabía Noctis del amor?!, el tipo iba a casarse y ¡solo había visto a la chica una vez!, ¡UNA! y desde entonces solo habían estado intercambiando notas en un absurdo diario compartido, no como ellos que tenían años de amistad y media vida estando uno al lado del otro. Las personas cambian con el tiempo, Luna y Noctis sólo se conocieron por un instante, ¡¿cómo puede ese torpe príncipe actuar con tanta ilusión por un vago recuerdo?!, Prompto no se consideraba un experto claro esta, pero eso, desde su punto de vista, era ridículo.

Ridículo... Tanto como él enamorado de su mejor amigo, incluso si por algún extraño milagro (embrujo o negocios con el diablo) Noctis se enamoraba de él eso no duraría mucho, el pelinegro tenía responsabilidades como príncipe y parte de ellas actualmente consistían en contraer nupcias con Lunafreya como parte de un tratado de paz o algo así, no recordaba bien, en el momento en que había escuchado del tema el corazón se le había hecho pedazos y el alma se le desvaneció un instante, ni hablar de su conciencia.

Sea como sea él se encargaría de llevar a Noctis hasta el altar y si era necesario (aunque muy probablemente no) personalmente le apuntaría con su arma favorita hasta que dijera "si acepto" a la hermosa dama y más le valía que fuera feliz para siempre pues estaba sacrificando sus sentimientos. Vamos, estaba tan comprometido con la causa que en ese momento él se encargaba de conducir el Regalia a su destino, claro con la supervisión de Ignis como copiloto.

- Hace mucho tiempo- comenta Ignis- ¿Recuerdas la última vez que viste a la dama Lunafreya?-

- Serán unos 12 años- contesta Noctis pensativo desde el asiento tracero.

Prompto, al escuchar la respuesta y con sus previas refrexiones no puede evitar comentar resistiendo la risa - ¿Cuántos años tenían? ¿Cómo 8? ¡Eran unos niños!- Intenta voltear a ver a Noctis para reírse de él en su cara, pero recibe una reprimenda de Ignis quien, con mayor eficiencia que una madre, le indica con sólo su mirada y una seña de mano que debe mantener su vista al frente y permanecer atento al camino, de inmediato pudo sentir los escalofríos que eso le causaba y regresa a lo suyo con una postura firme y rígida a causa del susto.

-Espero que no se haya hecho muchas ilusiones- comenta Gladio sin poder evitar intervenir en la conversación para burlarse del príncipe.

-¡¿A qué viene eso?!- pregunta Noctis con voz molesta.

- Jejejejeje- Prompto no puede evitar reírse del comentario y la reacción de su amigo.

- Intenta comportarte cuando se encuentren - Y ahí estaba Ignis otra vez, Prompto no estaba seguro si el hombre iba en calidad de guardia real, amigo o madre- No creas que te encontrarás con un una niña- Ignis volteó hacia la parte tracera del auto tratando de encontrar contacto visual con el príncipe- Opino que no tenemos tiempo para prepararte, pero estamos hablando de tu futura esposa.

-Pfff jajajajaja- Prompto no pudo aguantar más la risa ante los comentarios de Ignis, si bien el tema le dolía, pero también le era divertido ver como le aplastaban el ego a su mejor amigo.

- Calla y conduce- le reclama el príncipe.

De pronto, el grupo comenzó a escuchar el rugir agónico del Regalia sintiendo cómo poco a poco empezaba a detenerse. El hecho era que Prompto estuvo tan inmerso en sus pensamientos y en la conversación que no se percató en qué momento el auto se estaba quedando sin gasolina -Oh, oh..-

-¿Qué quieres decir con "Oh, oh"?- Reclama Gladio como un padre exasperado con su hijo adolescente que acaba de cometer una estupidez.

- Creo que ya lo sé- Interviene Ignis para salvarlo de la reprimenda.

Fue así como terminaron empujando el Regalia hasta el poblado de Hammerhead, pero, ¿acaso eso no era una señal de los Silderos? ¿Una señal donde le decían que no debía darse por vencido?, o tal vez era el calor, el cansancio, su mente y su corazón inquieto que lo hacían tener esas ideas... No lo sabía, pero mejor dejaba de hacer eso porque empezaba a alucinar, juraría que acababa de ver un tipo de gato/zorro blanco en el camino.

-¡Oí, Prompto deja de dormir!- Estaba una vez más tan entretenido en sus pensamientos que solo fue cuándo escucho la voz de Noctis que se percató que los demás se habían detenido dejándolo empujar el Regalia por su cuenta.

-Déjalo, así empieza a hacer músculo- se burla Gladio observando la cómica situación.

-¡¿Cómo que "empieza a hacer músculo"?!- Exclama indignado.

- Si señor invencible, toma algo antes de que te mueras- Comenta Noctis sosteniendo una botella de agua contra la mejilla de Prompto.

-Jejeje- Era absurdo, pero por esas pequeñas acciones y más, era que de alguna forma aún no se encontraba del todo resignado.

Jamás claudiques  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora