Jamás claudiques

En el embarcadero de Goldin

Prompto había bajado de la azotea hace unos minutos. El rubio se había retirado entre balbuceos y movimientos erráticos. Noctis habría apostado a que hubiera caído del techo de no ser por el letrero del hotel que cubría gran parte del frente. La escena le había ayudado a olvidar momentáneamente el acto impulsivo que había cometido minutos atrás.

Se reprendió mentalmente por la acción cometida.

Mentiría si dijera que no había notado los sentimientos de su mejor amigo hacia él y dadas las circunstancias en las que se encontraba lo peor que podía hacer era responder y sacar a la luz aquellos sentimientos que él mismo había reprimido hace años al haberse sabido prometido de Luna...

¡Pero mierda!... De verdad le gustaba que Prompto le dijera "mi héroe"...

Suspiró.

Quizá era justamente el hecho de sentirse próximo a su boda lo que le causaba la necesidad de sentirse más cerca del rubio, pues él mismo se había estado sorprendiendo al realizar actos que lo acercasen a su amigo, pero era solo en ese momento que se hacia consiente de ello.

Decidió entonces ser más cuidadoso, pues estando ya a pocos días del evento que pasificaría al Imperio contra Lucis no echaría todo a perder cuando todo su reino dependía de la firma del acuerdo y su boda con la oráculo.

Suspiró una vez más.

El tiempo se había pasado rápidamente dejándole, a su gusto, pocas horas para descansar antes que Ignis apresurara el paso al grupo.

Bajó de la azotea para dirigirse a su cama compartida. Grande fue su sorpresa al encontrar el espacio vacío junto a Gladio esperándole para descansar. Observó la cama vecina con desdén.

- Estúpido Prompto- pensó al momento en que el escudo dejaba escapar un profundo ronquido.

Le esperaba una noche de poco descanso...

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Al día siguiente el rubio fue el último en despertar. Cuando se levantó pudo observar las marcas de sueño y la cara de pocos amigos que el príncipe y el escudo le dedicaban.

Por supuesto la noche anterior después de haber hablado con Noctis y el sorpresivo gesto de cariño que le propinó en la frente no se sentía capaz de actuar con sensatez junto al entronado. Por tal motivo había aprovechado la lentitud de Gladio en el sanitario para ocupar su espacio junto al estratega.

Sintió la mirada de desdén del pelinegro y entendió lo poco que el príncipe había dormido. Desvió la mirada sintiéndose un poco culpable.

- Es tiempo de seguir- declaró el estratega, no hizo falta más que las palabras enunciadas para poner a todos en marcha.

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Prompto tomó su lugar como copiloto, no se sorprendió cuando Ignis tomó el volante y un somnoliento principe tomaba lugar junto a Gladio.

Encendió su celular para por fin averiguar si eso que había soñado algunas noches atrás había sido real o no. Abrió sus mensajes, mientras el corazón le palpitaba velozmente y

Se dio cuenta de que estaba vacío...

Aún así eso no explicaba la aparición de esa criatura en sus fotos - Seguro es  el encargado de los Silderos para hacerme miserable... Bueno, después de todo solo fue un sueño- Pensó al momento en que encendía la radio en una estación donde se encontraban transmitiendo el testimonio de Lunafreya sobre los futuros acontecimientos.