Soluciones

603 37 1
                                    

Sydney

Al ver a Adrián bajando la escalera con su rostro golpeado y una mirada completamente desolada mi corazón se retorció en mi pecho y sin siquiera pensarlo me levanté a consolarlo sin importarme que los guardianes estuvieran ahí, Rose y Dimitri eran mis amigos y el guardián Castile no parecía ser una mala persona y si nos juzgaba pues en realidad no me importaba.

—¡Oh Adrian ¿estas bien? estaba tan preocupada!— dije tomando su rostro entre mis manos con cuidado de no lastimarlo y acariciando con mi pulgar su labio roto, él me sonrió pareciendo aliviado, su mirada estaba llena de amor, sentí como mi alma volvió a mi cuerpo cuando besó mi frente suavemente.

—Estaré bien ¿cómo estas tú, qué te hizo?— preguntó mirándome de pies a cabeza.

—Él me inyectó algo, que me mantuvo inconsciente por un rato pero el efecto se estaba pasando cuando el guardián Castile me encontró— dije mirando hacía el guardián.

—Encontramos esto en el sótano— dijo entonces el guardián Tanner que salía del inmundo sótano donde había estado encerrada minutos antes, traía un par de frascos en una bolsa transparente mientras Samuel traía la jeringa que el moroi había usado para drogarme en una bolsa mas pequeña. 

Cuando salimos de casa de los Ivashkov mas tarde me sentí un poco mas aliviada, Dimitri nos había dicho que la reina había pedido vernos apenas nos rescataran así que él, Rose y el guardián Castile nos escoltaban al palacio mientras Tanner y Samuel se quedaron esperando al guardian Croft para hacer el arresto de Nathan Ivashkov. Saber que Adrian estaba bien y que su padre sería puesto en prisión por las cosas horribles que había hecho me tranquilizaba un poco. Al parecer el moroi seria acusado de secuestro y administración forzada de drogas ilícitas, así como también almacenamiento y posible comercialización de la misma. Había aprendido por Rose y los demás guardianes que existían algunos moroi que usaban esas drogas para obtener favores sexuales y beber sangre de mujeres humanas y por la cantidad que encontraron escondida en el sótano de los Ivashkov era probable que la estuviera vendiendo a otros hombres igual de inescrupulosos que él. 

A medida que nos acercábamos a palacio el alivio que había sentido antes comenzó a desaparecer, que tal si la reina simplemente me echaba de la corte, si le prohibía a Adrian volverme a ver, hasta unos días atrás hubiese pensado que era lo mejor, mi parte racional me diría aléjate de él y olvídalo, no hay ninguna forma de que ustedes puedan estar juntos, pero ahora no podía siquiera pensar en dejarlo, estuve agonizando desde que prometió que solo seriamos amigos, en el fondo de mi corazón sabía que yo no lo quería como amigo y me mataba sentir que guardaba su distancia, pero después de nuestro intenso beso y de la forma en que se enfrentó a su padre por mí después, no podía abandonarlo, simplemente no iba a renunciar a él. 

 —¿Qué es lo que te preocupa?— preguntó Adrian en voz baja mientras esperábamos que la reina nos atendiera, mire a mi alrededor antes de responder, Dimitri estaba apoyado en una pared cerca de la puerta con una expresión pensativa, Rose y Eddie estaban al otro extremo de la sala de espera hablando de lo sucedido, no lo había notado antes pero Rose y Dimitri parecían estar mas distantes que cuando estábamos en Lexington, miré a Adrian como preguntando silenciosamente si sabia algo y él solo sacudió su cabeza, acercó mi mano a sus labios y espero mi respuesta.

 —Es solo que...¿y si ella también quiere separarnos?     

 —No importa lo que ella quiera, lo que importa es lo queremos tú y yo— dijo con una de esas hermosas sonrisas despreocupadas que eran tan características de él. 

 —¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

 —Estoy tranquilo, porque sé que mi tía no puede resistirse a mis encantos, soy su sobrino favorito.

Un amor perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora