Ideas

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Dimitri

Adrian y Sydney se dirigían tomados de la mano hacia su cuarto en el palacio, yo los seguía con un sentimiento de envidia que no podía evitar, mientras ellos estaban encontrando soluciones para continuar con su relación, yo había arruinado la mía tan pronto como la había recuperado, era un idiota, un verdadero idiota, ella ni siquiera se despidió de mí.

—No, no lo hizo— dijo Adrian respondiendo a mi aseveración, la que al parecer había dicho en voz alta o tal vez ahora podía leer mentes —Por cierto ¿Qué fue lo que hiciste? pensé que todo estaba bien entre ustedes.

—No quiero hablar de eso ahora.

 —Perfecto lo haremos más tarde entonces— dijo sin esperar respuesta y abrió la puerta de su habitación, Sydney me regaló una pequeña sonrisa y me dio las gracias por ayudarla una vez mas antes de despedirse, entonces Adrian me arrojó las llaves de mi habitación antes de cerrar la puerta. 

Me quedé parado en el pasillo por un buen rato, por un momento pensé en ir a buscar a Rose y pedirle perdón de una vez por todas, pero me arrepentí, tal vez sea mejor darle tiempo y hablar mañana con ella, dejar que las aguas se calmen un poco, me dije a mí mismo no muy convencido, finalmente entré a una gran habitación, era enorme en comparación a mi departamento, todo en ella gritaba costoso, en cierto modo me recordó la habitación en donde tuve a Rose secuestrada en Rusia, solo que esta era mucho mas moderna, recordar mi tiempo como Strigoi hizo hervir mi sangre aún mas, maldito idiota soy un maldito idiota. Sin saber que hacer conmigo mismo, me quite la chaqueta y la colgué con cuidado en el walking closet de la habitación y me dirigí a la enorme cama, tirándome en ella pude comprobar lo cómoda que era, en cualquier otra circunstancia lo hubiese agradecido y me hubiese dormido en cuestión de segundos, pero en mi estado lo único que logre hacer fue recordar una y otra vez lo estúpido que fui, como pude arruinar todo en tan poco tiempo, cuando recién había recuperado a mi Roza, cuando por fin teníamos la oportunidad de estar juntos nuevamente, como habíamos soñado.


Lleno de rabia conmigo mismo tomé un pequeño jarrón de porcelana de la mesa de noche y lo arrojé contra la pared junto a la puerta, la cual se abrió justo en ese momento, revelando a un Adrian con una expresión asustada y dos botellas de vodka rus...

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Lleno de rabia conmigo mismo tomé un pequeño jarrón de porcelana de la mesa de noche y lo arrojé contra la pared junto a la puerta, la cual se abrió justo en ese momento, revelando a un Adrian con una expresión asustada y dos botellas de vodka ruso en las manos.

—¡Cuidado Belikov! estoy seguro que ese jarrón era inocente— dijo mirando hacia los pedazos rotos que cayeron cerca de sus pies.

—¿Qué haces aquí?— pregunté con molestia, no estaba de ánimos para ver a nadie.

—Te dije que vendría— fue todo lo que dijo y se dirigió a la cama pasándome una de las botellas de vodka, la recibí sin siquiera pensarlo, sentándome para recibirla, tal ves realmente era un trago lo que necesitaba.

 —¿No deberías estar con Sydney?— pregunté después del primer trago.

 —Ella esta descansando, estaba agotada después de todo lo ocurrido, además también esta preocupada por ustedes, quiere saber que sucedió. 

 —¿Y sabe que viniste a emborracharte? 

 —Oh mi amigo el vodka es para ti, yo tengo esto— dijo sacando una pequeña botella metálica de su bolsillo interior, la que contenía whisky sin duda —Entonces Belikov te escucho.

Entonces sin siquiera pensarlo comencé a contarle lo sucedido, le hablé de la cena y la conversación, de lo que nos habíamos prometido y como todo parecía perfecto cuando comenzamos a besarnos, eso,  hasta que fuimos interrumpidos por el sonido de mi teléfono y como ella se durmió mientras hablaba con Hans Croft. 

 —¿Qué hiciste, la despertaste?— bromeó y yo sonreí un poco sin duda despertar a Rose podría desatar la furia Hathaway.

  —Trate de hacerlo, comencé a besarla y acariciarla con la esperanza de continuar lo que habíamos empezado y entonces ella dijo tu nombre— dije terriblemente avergonzado, Adrian parecía saber lo que vendría pero no me interrumpió —Sentí celos y la desperté, cuando le pedí explicaciones ella me contó que estaba contigo en un sueño espiritual y que Sydney había sido secuestrada por tu padre, pensé que era una horrible excusa, la llame mentirosa y... y la traté como una puta, la acusé de querer estar contigo... que disfrutaba mas en la cama... contigo— para cuando terminé el relato la primera botella de vodka ya estaba casi vacía y Adrian se reía de mi a carcajadas, lo miré con despreció y estaba a punto de echarlo de la habitación cuando se calmó y habló de nuevo.

—Ella y yo jamas tuvimos sexo, Dimitri— dijo con seriedad —Mira tomaré eso que dijiste como un cumplido, es bueno saber que un Dios como tú tiene tanta fe en mis habilidades amatorias, pero debes saber que Rose y yo nunca llegamos tan lejos, ahora que lo pienso bien, ella no estaba preparada, no te había olvidado y yo lo sabía por eso nunca insistí, no mucho al menos, ella siempre te esperó incluso cuando parecía imposible que te recuperara algún día— cuando terminó de hablar me sentía aun peor que al principio, había estado tan seguro que ella y Adrian habían estado sexualmente involucrados, era algo lógico considerando las circunstancias, pero incluso si hubiese tenido razón no tenia derecho a reaccionar como lo hice. 

 —Soy un maldito idiota, lo eché todo a perder, estaba seguro que ella y tú... incluso podía imaginarlos— dije y tire la botella vacía al muro donde había caído el jarrón, desando que los trozos de vidrio se incrustaran en mi pecho de una vez terminando con mi estúpida existencia.

  —Lo arreglaremos, debes hablar con ella, explicarle lo que sentiste, pedirle perdón, hacer lo que haga falta, no puedes rendirte ahora. 

 —Ni siquiera puedo pensar en una forma de arreglarlo— dije tomando mi cabeza entre mis manos.

Adrian estaba ahora al teléfono y yo abrí la segunda botella inmediatamente llevándomela a la boca, para cuando estaba terminándola Adrian estaba abriendo la puerta, Samuel, Christian y Eddie entraron y yo apenas lo registré, hasta que Samuel golpeó amistosamente mi espalda sacándome un poco de mi estado de embriaguez. 

 —Estamos aquí para ayudarte a recuperar a la gran Rose Hathaway— dijo con una franca sonrisa, yo le sonreí de vuelta pero inmediatamente tuve que levantarme y correr al baño a vomitar, cuando salí del baño después de lavar mis dientes, todo en la habitación daba vueltas me apoyé en el marco de la puerta y pregunté que tenían en mente, yo no tenía ninguna idea de como siquiera empezar a disculparme con Roza así que estaba abierto a cualquier sugerencia, cuando me explicaron lo que querian hacer ya no me sentí tan seguro, pero después de un unos minutos de silencio lo decidí. 

 —Hagámoslo, cualquier cosa por recuperar a mi Roza— dije caminando hacia la puerta y unos minutos mas tarde los cuatro salimos de la habitación a buscarla.





Un amor perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora