Café solo, con hielo

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Volví a ponerme los cascos y seguí editando mi remix. Estaba trabajando con la canción "Titanium", esa canción era genial, tenía mucho potencial y algo especial en ella me enganchaba.

3 minutos después, ví de reojo una mano dejando delicadamente una taza de café totalmente negro, con un hielo flotando en él. Miré a la chica de nuevo, y le dediqué una sonrisa como agradecimiento, la cual ella me devolvió dulcemente.

Ignoré la sensación que ese gesto causó en mí, y acerqué mi mano a la humeante taza de café. El choque de temperaturas, al entrar en contacto con el calor, me hizo soltar un suspiro, quizá demasiado alto, porque este llamó la atención de alguien.

Se sentó en el sofá de enfrente, se limitó a mirarme fijamente, escaneó cada parte de mi cuerpo que se dejaba ver, entre que soy muy pequeña y estaba sentada, tampoco se podía apreciar mucho de mí. Tardé unos segundos en darme cuenta de su presencia, y cuando lo hice me asusté tanto que me tiré el café encima y manché mi camiseta preferida.

-¡lo siento! no quería asustarte en serio...dios mío, perdóname- se levantó hacia la barra del bar.

-no te preocupes, no pasa nada- mentí, pero no quería hacerla sentir mal, por mucho que me encantara la camiseta y por muy imposible que fuera quitar la mancha...

Volvió con unas servilletas y se inclinó hacia mí. Hizo el amago de limpiarme, pero se detuvo. Miré su cara, y ví que sus mejillas estaban un poco rojas, y no entendí el porqué, hasta que bajé la mirada hacia donde estaba la gran mancha, y vi que cubría todo mi pecho izquierdo y parte de mi abdomen. De nuevo, los nervios volvieron a mi.

-Gracias, no te preocupes, ya lo limpio yo- me sonrojé yo también. Cogí las servilletas arrugadas que su temblorosa mano sostenía y las pasé por mi blusa varias veces, lo que sirvió de poco, porque la mancha estaba más que impregnada.

Ella volvió a sentarse frente a mí y esta vez, acompañaba una tímida sonrisa a su intensa y constante mirada hacia mi.

Fue a pronunciar una palabra cuando la campanita de la puerta anunció la llegada de un nuevo cliente, o eso parecía.

-hola cariño, ¿qué tal tu día?- dijo un chico alto, de ojos verdes y pelo oscuro.

-bien, como siempre- me dedicó una rápida expresión de alegría que claramente daba a entender incomodidad. Expresión, que cambió al mirar la cara de él, entonces ella parecía la persona más feliz del mundo entero. Yo puse los ojos en blanco por la situación, y suspiré.

El chico se acercó a ella y le dio un corto beso en los labios, que la pilló por sorpresa (supongo), porque se apartó rápidamente y me miró incomoda. No se por qué, pero ese chico me irritaba a cada vez más y decidí salir de allí.

Guardé mi ordenador en el maletín y mientras me levantaba saqué mi cartera para pagar. El chico se fue al baño, y aproveché que no interrumpía nada.

-¿cuánto es?- pregunté mirando las monedas que cogía de mi cartera.

-invita la casa- dijo.

La miré, me guiñó un ojo y sonrió amablemente, la respondí con una falsa sonrisa y una pequeña reverencia en broma. Y mientras abría la puerta la escuché a lo lejos.

-¿cómo te llamas?-su tono de voz subió debido a que la distancia entre las dos era mayor que antes.

Me hice la loca y no contesté, cerré la puerta y aceleré el paso,hasta doblar la esquina temiendo que ella saliera detrás. Apoyé mi espalda contra una pared, subí la cabeza hacia arriba, cerré los ojos y suspiré de nuevo. Necesitaba una explicación para entender el por qué me sentí de esa manera con la presencia de esa chica.

Por y para siempre.Where stories live. Discover now