Bienvenida

26 2 0
                                    




Llegó el primer día de clases, recogí todas mis cosas y bajé a la calle. Me subí a un taxi y en 10 minutos ya estaba en las puertas de la Universidad de Barden. Me costó encontrar mi habitación y cuando llegué, vi a una chica, de rasgos asiáticos, probablemente coreana, sentada en un silla decorando un bonsai que tenía en su escritorio.

-hola, soy Beca, tu compañera de habitación- me dirigí a ella amablemente, intentando disimular el cansancio que traía por el tiempo que estuve buscando la habitación.

-...- no recibí respuesta. Solo me regaló una mirada fulminante de pocos amigos.

Genial, tengo una compañera de habitación muy agradable y social por lo que veo, la que me espera... Coloqué mis cosas y me asomé a la ventana. Había mucha gente en el césped, muchos puestos de hermandades universitarias y clubes extraescolares, al final bajé más por curiosidad que por otra cosa.

Mi atención se la llevó un club que había de Djs. Me acerqué y me recibieron dos judíos muy alegremente. Ahí conocí a Amy la Gorda. Empezó a contarme su vida, y en el momento en el que se metió con los judíos me esfumé de allí.

Seguí andando hasta que un brazo que sujetaba un papel promocionando otro club, me cortó el paso. Miré el papel y lo cogí. En cuanto la mano soltó el papel, hice un recorrido con mis ojos, desde sus dedos, por su muñeca, subiendo por su brazo, un poco mas por su cuello y finalmente su rostro. No podía ser.

-¡Anda, la chica del café!- exclamó con una sonrisa de oreja a oreja.

Casi me caigo para atrás del shock, ¿estaba alucinando? la misma chica de la otra noche, sí, esa misma que me puso tan jodidamente nerviosa, resulta que ahora está en la misma universidad que yo, y mira por dónde está ofreciendo entrar en un club de no sé que.

-¿la conoces?- preguntó una chica rubia que estaba a su izquierda.

-si, la conocí el otro día en la cafetería, le gusta tirarse encima el café- bromeó riendo.

-sí, y a ti te gusta acechar a las personas y asustarlas...- contesté devolviendo la broma un poco nerviosa.

-solo acecho a las personas que me interesan...- sonrió pícaramente y me guiñó el ojo

Mis nervios recorrían todo mi cuerpo, pero he de agradecer la interrupción de la rubia porque esa conversación no iba a acabar bien.

-Chloe ve al grano- dijo cortante

-¿A cuál de los dos temas te refieres?- de nuevo bromeo con segundas intenciones.

Su compañera se estaba desesperando y yo debía estar más roja que un tomate.

-vaaaale, perdona Aubrey... Formamos parte de un grupo accapela, cantamos versiones y no utilizamos ningún instrumento, la magia la producimos con nuestras bocas. Remarcó eso último...

No me atraía mucho la idea de primeras, y no era capaz de tranquilizarme con esa pelirroja delante.

-lo siento, pero yo no canto- mentí- encantada de conoceros, aún asi...

La expresión de la chica pelirroja cambió por completo, y entristeció notablemente, y al darse cuenta, intentó disimularlo, respirando hondo y levantando la cabeza. Su falsa sonrisa no ocultaba su decepción.

Me alejé de allí hacia mi habitación, y de nuevo, escuché su delicada voz.

-¡no me has dicho tu nombre!- gritó a lo lejos.

La verdad, no sé de dónde me salió eso, pero me armé de valor y conseguí contestarla:

-Solo doy mi nombre a quienes me interesan- grité y me giré hacia ella guiñándole un ojo.

Por supuesto que ella me interesaba, pero no quería admitirlo.

...

Necesitaba una ducha, me había duchado ya por la mañana, pero lo que necesitaba era ponerme bajo un chorro de agua caliente y despejarme.

Me llevé la toalla colgada en mi hombro, iba con la bata puesta y en las manos cargaba un jabón y una esponja, no pretendía mojarme el pelo, por lo que me hice un moño mal hecho, lo justo para un apaño.

Entré en el baño cantando la canción de titanium, se me había quedado pegada la cancioncita...

Colgué mi toalla en la puerta de mi ducha, me quité la bata y cerré la cortinilla semi transparente, la cual no duró mucho cerrada, porque para mi sorpresa, nada más abrir el grifo, alguien un tanto familiar la abrió bruscamente, amenazando con comerme.

Ay dios, ¿esto va en serio?

Por y para siempre.Where stories live. Discover now