🔥Tentation🔥

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HatsneMiku4
#Milagros
— Si no quieres hacerlo, podemos dejarlo hasta aquí— ofreció Tae, mientras miraba a una sonrojada Misa, sonriéndole para infundirle confianza.

Nunca se hubiese imaginado, ni siquiera por asomo, llegar a ese tipo de instancia con ella, pues las circunstancias que se habían atravesado en el camino de ambos eran lo suficientemente duras como para imaginar que, algún día, pudiesen sortearlas. Se sentía en extremadamente feliz ante el simple hecho de que ella hubiese aceptado pero, aún así no quería forzarla. Antes que nada, quería que ella también lo disfrutara.

— Está bien— contestó ésta en un susurro, mientras sus mejillas adquirían un tono enfermo, casi afiebrado—. Continuemos— susurró, desviando la mirada.

Tae sonrió y dejó que su amiga le quitase, con una sutileza de princesa, la bandana que siempre llevaba en la cabeza. Clavó su vista en su rostro, para no perder detalle, pues le provocaba mucha gracia verla en ese estado, casi infantil, de timidez.

Era obvio el por qué ambos estaban así: Misa se encontraba debajo de él, con la desnudez a flor de piel rozando la suya, como si ambos fuesen gotas de agua deslizándose por un vidrio empañado de autobús. Con suavidad, dirigió sus dedos— que temblaban como gelatina— a sus coletas, quitándoselas con cuidado, deshaciendo cada nudo y enterrando las yemas de sus dedos entre los suaves mechones de la muchacha.

El cabello suelto de Misa, como pequeños hilos de marionetista, se esparció por la cama, con pereza y holgura.

— ¿Puedes ver bien sin los anteojos?— consultó el grisáceo, mientras se acercaba, con sus labios, al blanquecino y púdico cuello de Misa.

De por sí no estaba acostumbrado a ver esta nueva faceta de ella, recién revelada y matizada con un poco de rebeldía, pues— la mayoría de las veces— la había visto usando ropa formal, por lo que se le hacía un poco extraño y gracioso.

— Si-si— le respondió tartamudeando, mientras apretaba los ojos con fuerza.

Pudo sentir la delicadeza con la que Tae sacó los anteojos que llevaba puestos casi todos los días. A pesar de ello, no tenían mucho aumento, por lo que aún podía distinguir bien todo. Abrió los ojos y pudo notar que Tae también estaba un poco avergonzado, pues un pequeño rubor cubría sus mejillas y sus manos tiritaban, un poco, a su lado.

El muchacho, acercándose con lentitud, comenzó a besar— más bien a rozar— el cuello de Misa con sus labios, para poder sentir e interiorizar aquel aroma tan embriagador que salía de su musa, mientras acariciaba los cabellos de esta, como si se tratase de un pequeño minino empapado por la lluvia de la ciudad.

— Ta - Tae — susurró Misa, aún con timidez, mientras atraía a Tae hacia su propio cuerpo tratando, con ello, de parecer un poco más sensual que de costumbre, pero con escasos resultados

Pudo sentir el calor de él emanando de su cuerpo, su aroma, y su gruesa y fuerte espalda, siendo acompañadas todas estas sensaciones de los labios de Tae, los que ya no sólo rozaban su cuello con castidad, sino que, aventurándose a nuevos horizontes, habían transgredido esos límites y seguido más allá. No, si tuviese que ser más precisa, ni siquiera le rozaban sino que le habían comenzado a besar con desesperación el cuello, sus senos y sus pezones erectos.

Los dientes de Tae jugaban amorosamente con estos, como si se tratase de un perrito jugueteando con una pantufla, estimulándolos hasta que arrancó un débil gemido de Misa. Tae fijó sus febriles ojos en su rostro, para aproximar su boca a la de ella, mientras una de sus manos descendía lentamente, rozando cada partícula de Misa, hacia su rosa íntimo.

Imagina si BTS (2da. Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora