La vida de Otabek Altin era simple y nada complicada... ¡Claro! Eso fue antes de conocer en la universidad al extrovertido y hermoso Yuri Plisetsky.
Un par de años menor que él, Yuri era la clase de persona poco convencional que llamaba la atención de todos, tanto por su carácter como por su apariencia; un chico rudo pero hermoso, su estilo de sceneboy era cautivador, a pesar de ser un chico llevaba con gran orgullo y estilo sus vestimentas de colores pastel combinadas con el mejor estilo punk, su bello rostro maquillado de tonos pastel o eléctricos mezclados siempre con delineador negro y su hermoso y sedoso cabello rubio y largo era algo de ensueño. El chico más deseado de la universidad.
Cierto día ambos se encontraron en el patio de la institución donde estudiaban, no se conocían personalmente pero eso no evitó que cruzarán miradas cargadas de curiosidad y algo de coquetería. El menor fue cautivado por los hermosos y profundos ojos negros del kazajo y no era para menos; su mirada penetrante junto con su aspecto enigmático y varonil era algo que hacía a Otabek Altin sumamente atractivo a la vista de Plisetsky. Era el tipico chico malo y misterioso y el iba a desentrañar cada secreto o misterio que ocultaba esa mirada. Sería suyo.
Las fiestas universitarias siempre han sido sinónimo de música, desenfreno, lujuria y alcohol la mezcla no tan conveniente para chicos hormonal mente inestables (o tal vez si) y esta, en la que precisamente se encontraba Otabek Altin cumplía todas y cada una de esas características.
Llevado a ahí por su compañero de clase Leo, no tuvo más opción que ponerse en ambiente con unas cuantas bebidas, ya que al ser prácticamente nuevo en el campus, no conocía a casi nadie a excepción claro está de sus compañeros de curso.En el transcurso de la fiesta el kazajo pudo observar al lindo rubio que le miraba fijamente con coquetería impuesta en su mirada mientras bailaba y tomaba la botella de cerveza acercándola libidinosamente a sus labios y es claro que el hecho no pasó desapercibido por el kazajo que tampoco pudo apartar la vista. Y como hacerlo, pues el rubio llevaba su cabello en una media coleta, un lindo choker rosa pastel, un ceñido pantalón negro rasgado haciendo juego con con una camisa del mismo color también rasgada pero en la espalda, dejando expuesta parte de la sensualidad que habitaba en el hermoso cuerpo del ruso; una vista sumamente... ¡Deliciosa!
Después de unas cuantas canciones y varios pares de tragos entre estas y por supuesto de los bailes sensuales que el ruso le dedicaba en silencio sólo con su mirada, el kazajo no pudo resistirse más a los encantos del rubio y dirigió sus paso al lugar donde Plisetsky se encontraba topándose de frente con esas hermosas esmeraldas llenas de lascivia y delineador. Aprovechando la situación y viendo que el ruso se había terminado su cerveza, el kazajo posó una de sus manos en la cadera del rubio y se aproximó directo a su oído.
-¡Hola! te gustaría otra cerveza, hace un poco de calor acá y por lo que he visto de tu baile debes estar más que sediento. ¿No es así? -Susurro Altin con su profunda u gruesa voz.
- ¡Claro, no estaría nada mal! Y me agrada que notarás mi baile, extraño...-Soltó en un susurro muy cerca del la oreja del kazajo causando un estremecimiento en él.
-¿Extrañó?... oh por supuesto, disculpa mi nombre es Otabek, Otabek Altin
- ¡Yuri!- respondió a la presentación del mayor mientras lo tomaba de la mano delicadamente y reventada un globo del chicle que masticaba retirando los restos de sus labios con su lengua y sonriendo pícaramente.
Ambos se alejaron del lugar después de pasar por un par de cervezas dirigiéndose a la parte más alejada de la bulliciosa fiesta para poder "conversar" más tranquilos.
- Por lo que he notado eres nuevo en el campus ¿Cierto? ¿Que te trajo a esta universidad? - pregunto Plisetsky tomando un sorbo de su bebida, sin apartar la vista del kazajo.
- Veras, vengo de intercambio, soy de Kazajistán, abrieron una oportunidad de beca en mi universidad en Almaty y aplique para ella... y pues... acá estoy.
- ¡Valla! Pues que suerte tengo que vinieras a parar justamente aquí - externo el rubio mientras se acercaba su cuerpo al kazajo mientras este lo tomaba de la cintura haciendo aún más profundo el contacto.
- Pues creo que la suerte fue mía- dijo el moreno acercándose peligrosamente a los labios del rubio que en ese momento no dudo ni un segundo en acortar la distancia entre sus labios empezando un apasionado beso.
Sus lenguas exploraban la del otro sin pudor alguno, como si se tratara de una batalla interna en la cual ninguno quería ser el perdedor, las manos de ambos tomaban juego en dicha batalla tomando cautiva la piel a su paso, ambos se encontraban perdidos el uno en el otro, con respiraciones erráticas haciendo notar la elevada excitación que los carcomía, ambos se deseaban y ese era un hecho que ninguno quería o podía negar.
Las manos del kazajo acariciaban con lascivia la nívea piel de la espalda baja del rubio, este se aferraba con una mano al cabello del moreno mientras que con la libre se hacía camino por debajo de la camisa del contrario tocando con deseo su marcado abdomen y pectorales, pasaba la lengua y mordida los labios del mayor a su antojo, acto reflejo el kazajo hacia más fuerte el agarré hacia las caderas del ruso acercándolo más hasta chocar sus pelvis denotando las evidentes erecciones de ambos, rozándose sin pudor alguno y sacando leves jadeos en ambos. El aire les faltaba y fue casi una tortura tener que detenerse en ese instante, ninguno quería.
Separándose el moreno tomo el rostro del ruso dando leves besos en el cuello de este el cual despejaba el área haciendo su cabeza hacia atrás para que Altin tuviera más espacio para esparcir los húmedos y demandantes besos a su gusto.
- ¿Te parece si vamos a otro lugar? Mi apartamento por ejemplo... -Propuso Otabek en la oreja del muchacho mientras la mía el lóbulo de esta
Una sonrisa ladina apareció en el rostro del rubio.
- ¡Por supuesto! Creo que estaríamos más cómodos ahí...
Dicho eso; el morenos repartió cálidos besos en el rostro del ruso con ternura mientras le tomaba la mano para emprender el camino rumbo a la motocicleta del kazajo; estando ahí sacó el par de cascos que llevaba en el compartimento del asiento de la moto, antes de colocarse el suyo, ayudo al ruso a ponérselo y asegurarlo como era debido y procedió con el de él. De camino al apartamento y con las calles desiertas, la manos de Yuri no paraban de acariciar todo lo que podía del kazajo, desde su abdomen, pectorales hasta su húmeda entrepierna donde yacía el erecto y gran miembro del joven moreno, sacando leves gemidos y espasmos de Otabek cosas que no hacía más que seguir incitando la lujuria desmedida del ruso.
Dejaron la moto en el parqueo del complejo de apartamentos donde moraba el joven y a toda prisa tomaron el ascensor que los conduciría al segundo piso donde se encontraba la residencia de esté, entre besos apasionados y mucha fricción entre ambos salieron del ascensor con destino al ansiado apartamento. Estando ahí y con tan sólo cruzar la puerta, el deseo que los carcomía se hizo más evidente en ambos el mayor tomo a Yuri por la cintura atrayéndolo con fuerza para restregar su pelvis con las del él y mientras que con un pie pateaba la puerta detrás de si para terminar de cerrarla, iba desprendiendo al joven de su camiseta dejando expuesta la nívea y sensual piel de su acompañante, el ruso no quedándose atrás, desprendía los botones del la camisa del kazajo con una habilidad casi inhumana mientras repartía besos en el cuello, clavícula y pectorales del moreno perdiéndose en el aroma masculino y sexy que desprendía la colonia de este. En un movimiento rápido Otabek tomo las piernas del ruso para levantarlo y alzarlo a horcajadas mientras este posaba sus brazos en su cuello profundizando un desesperado beso, en esta posición el kazajo marcaba el paso rumbo a su habitación.
Sentándose en la cama con el menor encima que movía sus caderas ladinamente sobre la entrepierna de él, acariciaba su espalda dando pequeños arañazos que hacían que el rubio arquera la espalda y gimiera sugestivamente en sus labios.
Sus acciones no daban pasó a pláticas, el hecho de que era puro deseo y lujuria lo que los había llevado a esta situación era lo único que habitaba en sus nubladas sus mentes. El deseo de poseerse.
Otabek recostaba en la cama a Yuri mientras descendía sediento de la piel de este, dejando marcas de los besos y pequeños mordiscos mientras soltaba pequeños gruñidos tras estos, bajando más y más hacía el sur de del ruso, dando láminas y mordiscos al los huesos sobresalientes de la caderas de esté. Era un manjar exquisito. Yuri se retorcía al tacto del kazajo era tan perfecto todo lo que hacía, lo volvía loco y más lo hizo estremecer cuando el kazajo bajo lentamente casi de muerte su ajustado pantalón y el boxer para tomar con su cálida boca su miembro ya goteante. -¡¡¡Oh por Dioooooos Beka!!! Soltó en un grito ahogado aferrándose a las sábanas cuando la lengua de nombrado tomo como suya la cabeza de su miembro y bajada luego por toda su extensión para luego volver a subir, el kazajo a como pudo estiró su mano hasta la mesa de noche al lado de su cama sacando un bote de lubricante junto con una caja de condones convenientemente puesto a su alcance. Sin soltar el miembro del menor fue abriéndose paso quitando el pantalón y la estorbosa ropa interior que le limitaba ver al máximo la belleza que tenía a su merced. Y claro que era bello, Otabek estaba embelesado con Yuri, sus facciones, su cuerpo, el sonrojo que poseía en esos momentos, su cabellos levemente despeinados, su flequillo pegado a su frente debido a los actos impúdicos que estaban realizando y su boca entre abierta soltando sonoros jadeos sólo hacia aumentar más y más el sentimiento de orgullos que sentía en su pecho al tenerlo así, ¡Suyo y a su completa merced!
Destapando el bote de lubricante se dedicó a esparcirlo sobre sus dedos calentando un poco las viscosa sustancia y mientras lo hacía su boca dejaba el palpitante pene del ruso, quien al sentir la ausencia gruño de frustración pero no duro mucho dicha frustración por que, cuando sintió la húmeda y cálida lengua del moreno jugando con su entrada todos sus sentidos explotaron al mismo tiempo; tomando sus propios cabellos y retorciéndose hacía atrás lanzaba improperios y maldiciones en ruso mientras que al mismo tiempo bajada todas las deidades de todos los cielos existentes e inexistentes. El kazajo metía y sacaba su lengua de la forma más lasciva y lamia el anillo que daba inicio a su cálido y apretado interior, posicionándose de una mejor manera el moreno decidió que ya había jugado lo suficiente con el lubricante en sus dedos y que era hora de que estos jugarán un en un lugar mejor, así que con parsimonia mientras seguía jugando con su lengua en el orificio del contrario deslizó uno de sus dedos junto con su lengua al rosado aro del ruso y este al sentir la nueva intromisión no hizo más que quitar las manos de su propio cabello para posar las en las negras y sedosas hebras del muñeco entre sus piernas, jalando las y gimiendo en un grito desesperado su nombre.
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Bubblegum Bitch (Otayuri).
Fanfiction«Te masticaré y te escupiré porque eso es en lo que el amor joven consiste. Así que tira de mí acercándome y bésame fuerte. Voy a explotar tu corazón de chicle.» One shot inspirado en la canción Bubblegum Bitch de Marina And The Diamonds. Chicos u...