Quiero que vuelvas

[2]

La cabeza de Matteo estaba a punto de explotar.
Los chicos y los padres de Luna estaban ahí desde ayer. Todos estaban preocupados, todos estaban llorando.
La actitud de Matteo iba descendiendo ¿como esperaban que estuviera, pensó, si el amor de mi vida va a morir?
Rogaba por qué no fuera cierto. Lo único que el chico pedía era que Luna estuviera bien. Aún que eso era lo que todos pedían.

El espacio parecía más reducido y aún que todos procuraban darle su espacio, Matteo se sentía atrapado. No quería estar ahí viendo como todos lloraban por Luna. No quería ver a Nina llorar y mucho menos quería que Gastón lo consolara.
Lo único que Matteo quería era volver a casa con Luna. Y es que ella era su casa ¿como volver sin ella?

Para cuando llegó la noche casi todos los chicos se habían ido. Gastón seguía ahí apoyando a su mejor amigo y a su novia. Mientras que Simón ni siquiera quería ir a esa sala de espera. El mexicano se encontraba abajo, abrazando sus rodillas en el estacionamiento del hospital.
No podía estar arriba y aún que lo intentara por ella, sus pies se lo impedían. El pensamiento que recorría la cabeza de todos abundaba en la de Simón sin poder deshacerse de el.
¿Que pasa si Luna muere?

-Guitarrista- el llamado de Matteo hizo a Simón levantar la cabeza.
-Matteo-contesto el castaño con voz monótona.
Parecía ido y lo estaba.
-tienes que entrar, hace frío y te vas a enfermar- está vez la preocupación de Matteo era real- a Luna no le gustará saber que estás aquí abajo.
El solo hecho de mencionar su nombre hizo a Simón levantar la cabeza y ver al italiano con un toque de esperanza en sus ojos.
-tu de verdad crees que va a despertar...- era una afirmación, no se lo había preguntado. Simón estaba dando por hecho que Matteo creía en la vida de Luna.
-Tiene que hacerlo- contesto Matteo sentándose en el piso - lo va a hacer por nosotros.
-Por está vez voy a creer en ti, Balsano.
Y Simón de verdad lo hacía. Lo único que el guitarrista quería era una esperanza a la cual aferrarse. Lo único que Simón quería era tener algo en lo que apoyarse mutuamente por su amiga.

El pasillo de la sala de espera se seguía viendo enorme y frío aún que ahí seguían todos los interesados en la pequeña mexicana.

El silencio abundaba hasta que uno de los médicos llego con la peor noticia que pudieron haberles dado.
Y aún que todos estaban perdidos en sus pensamientos a nadie le pasaron desapercibidos los gritos de Monica Valente desplomada en el piso.

-está muerta...-el susurro de Nina fue lo único que se pudo escuchar en la sala.