[4]

200 14 6
                                    


Las perdidas y los corazones rotos se curan en soledad. En este caso, Matteo, tenia los dos. Pero no podía dejar a sus amigos así, eran su familia. No los podía abandonar.

Tomó toda la fuerza que no tenía, recogió sus pedazos del suelo e intento con todo lo que le quedaba volver a ponerse esa armadura que tanto distinguía a Matteo "el chico fresa" Balsano. Esa armadura de la que ella se deshizo.

Y caminó hacia el hospital aun que le dolía, parecía que cada paso quemaba. Pero lo hizo por sus amigos, lo estaba haciendo porque era lo que Luna habría hecho.

El camino parecía encogerse, Matteo solo quería que alguien lo abrazara y le dijera que todo iba a estar bien, quería que lo consolaran como solo Luna Valente podría haber hecho. Y como si lo hubieran escuchado, los brazos de Nina rodearon los hombros de Matteo. Lo abrazó con tanta fuerza que el chico no creía que fuera posible, como si al soltarlo ella pudiese romperse. Lo único que él pudo hacer fue devolverle el abrazo y dejar que las lágrimas involuntarias que brotaban de sus ojos fluyeran.

Horas después todos volvieron a sus casas. Gastón, quien entendió que Nina y Matteo debían de estar pasando por un dolor semejante, nadie pasa nunca por el mismo dolor que otra persona, decidió dejar que ambos de hicieran compañía y fueran a casa juntos. Y eso hicieron.

El camino se sumía en un silencio enorme por parte de ambos chicos, no era uno incomodo ni nada por el estilo, talvez les parecía que con su compañía era suficiente. Después de un rato Nina decidió romper el hielo y habló.

- ¿Crees que ella... donde sea que esté piense en nosotros? - se detuvo y volteo a ver a los ojos al castaño.

Y la duda estaba matando a Nina, quería saber por qué se fue, quería saber por qué no siguió luchando.

-Supongo que si- respondió Matteo después de un rato.

Espero que sí, pensó.

-No la merecíamos- Nina ya estaba llorando- Maldita sea nadie la merecía.

Daba vueltas y se jalaba el cabello como si no supiera que hacer para calmarse. Matteo solo la miraba, dejo que se desquitara y lanzara groserías al mundo.

La chica termino sentándose en la acera de una banqueta junto a Matteo.

-La amo con toda mi alma- comenzó a hablar Matteo- la amo y no pude protegerla. ¿has escuchado esas tonterías que dicen que el amor adolescente es el más fuerte? pues tienen razón. Había días en lo que me preguntaba que pasaría si llegara a quedarme sin ella- una risa amarga brotó de sus labios- la sola idea me parecía agonizante.

Nina solo lo miraba con comprensión, no con lastima. Como todos los miraban a ellos.

- ¿Qué voy a hacer sin ella? - sollozaba Matteo.

-Vamos a sobrevivir- contesto Nina rodeando sus hombros con un brazo y atrayéndolo hacia ella – lo vamos a hacer por ella.

Lloro con dolor como lo había hecho hace un rato, solo que ahora no estaba solo, ahora tenía a Nina y aun que ella no había perdido al amor de su vida. Llegaba a entenderlo.

Luego de recomponerse Matteo dejaba a Nina en casa.

Y aunque no se lo dijo, ahora, le tenía gratitud y respeto. Ahora entendía por qué su amigo la había elegido.

Al llegar a casa la madre de Matteo entendió que quería estar solo. El chico subió a su habitación y supo que nadie iría a molestarlo.

Lo llenó de calma en cierto sentido.

Se tiró en su cama y durmió dos horas. Despertó a causa de un mal sueño y se dio cuenta que la realidad era su pesadilla.

Se levantó de la cama y tomó su teléfono de la pequeña mesa a un lado de la cama. Marcó el número de Luna con la estúpida esperanza de que le contestaría y lo consolaría, que le diría que solo era un sueño como los que tenía siempre, que se concentrara en su voz e intentara dormir.

Timbró cuatro veces y lo mando al buzón. El, se atrevió a dejar un simple y conciso mensaje.

-Te amo tanto, Luna.

Y rompió a llorar de nuevo, por el hecho de que no había nadie que le dijera que su pesadilla no era real. No había nadie a quien acudir por que la única que podía sanarlo ya no estaba ahí.


Me pongo bien triste con estas cosas.

Quiero que vuelvasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora