Capítulo 3: No, ella está muerta.

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Capítulo 3: No, ella está muerta.

Sara

-¡¡Miren la mocosa nueva tiene ganas de llorar!! –Canturreó Gisella.

Mi mente se encarga de recordarme una y otra vez la situación de hoy, ella se reía de mí y yo me tuve que contener de golpearla.

Resulta que nos dieron la hora libre porque la profesora había faltado y yo me había puesto a leer unas cosas que había escrito Peter y que Lupe había metido en mi bolso antes de que me fuera.

"¿Cómo negarme al roce de tus labios cuando te tengo tan cerca?"
"¿Cuánto ha de pasar, oh amor mío, para que te des cuenta cuanto es lo que siento por ti?"
"Verte tan cerca de mí y sentir tu cariño tan lejos. ¡Cuánto quisiera yo poder decir que te amo, Sara!"

Si bien yo no le correspondo a Peter, valoro tanto que me ame, y en parte le estoy agradecida. Todos los escritos tenían diversas fechas, y el pensar que él guardó su cariño me mataba por dentro. Por encima de eso, me hacía sentir culpa por dos grandes razones:

1- Haberle dicho que lo amaba, para conformarlo, pero no sentirlo del todo.

2-Por no haber hablado del tema con él.

Las lágrimas de impotencia luchaban por escaparse de mis ojos, pero tuve la suficiente inteligencia para guardarlas, como lo he hecho siempre que quiero esconder mi debilidad. Tenía un arsenal de seres con el cerebro pequeño que me observaban porque la Reina Abeja lo decía.

Me paré de mi asiento del último banco, levanté mi frente y salí caminando directo hacia la puerta del curso, necesitaba aire. Pero yo debo haber embotellado las aguas del Rio Jordán para merecer esto, en el momento en el que puse un pie fuera del curso, apareció la profesora de matemáticas. La odié por llegar en un momento tan inoportuno.

Y así fue como tuve que tragarme todo, las lágrimas y la bronca con Gisella. Pero hay algo de lo que estoy segura, esa mujer en lo único que se centra es en hacer cada día más difícil mi vida. María me cambió de escuela y creo que fue una pésima idea. Aquí hay muchos niños de mami que creen que pueden joder mi maldita paciencia. Encienden en mí las ganas de golpear sus caras hasta que entiendan que no deben meterse en mis asuntos.

Prefiero ignorar a Gisella porque sé que ya le voy a dejar claro quién manda, además de que al estar dentro del colegio no puedo comportarme como una desubicada, sólo por cuidar mi armoniosa imagen, después de todo es un buen colegio lo que está podrido son los alumnos.

No hablo con nadie, pero soy el punto de todos. Durante esta semana, que llevo en casa de María, me he dedicado a observar a cada uno de mis 20 acompañantes de curso. Hay unos dos o tres que pasan desapercibidos, pero los demás son todos unos ricachones. Noté que hay un chico que la pasa solo, pero que nadie lo molesta, creo que su nombre es Javier; no parece el tipo de chico temible, pero hay algo en él que me llama la atención es como si todo el tiempo tuviera una cobertura a su alrededor, es raro, no lo he visto en nadie más. Él no es un chico creído, al menos hasta ahora no ha reaccionado así con nadie. Es alto y flaco, morocho y sus facciones son tan naturales, que si te lo cruzas en la calle no te das vuelta para seguir mirándolo. Su pelo es de un castaño claro y su cabeza está llena de rulos pequeños. Su semblante es tan genuino me hay momentos en que me recuerda a un niño, y tiene unas casi invisibles pecas esparcidas por sus mejillas, que le regalan un toque tierno; lo que sí puedo asegurar es que él siempre ha de tener una sonrisa luminosa en su rostro, le muestra su perfecta y blanca dentadura a cualquiera que le hable.

Luego está Martin que es el típico muchacho engreído y consentido que cree que todo lo que le apetece se ha cumplir. Todas suspiran por él y, por su cara, puedo asegurar que disfruta a lo grande ser el centro de atención. Es un poco más bajo que Javier, pero su rostro figura un chico más seguro de si mismo y anda con su sonrisa de medio lado, siempre. Su cabello es de color negro y lo suficientemente corto como para que no necesite peinarlo. Por lo que sé, está en una relación turbia con Gisella, aunque he de afirmar que él no la valora. Me molesta, poderosamente, que las chicas se dejen basurear por un muchacho que no les llegan al nivel.

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2017 ⏰

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