Happy Halloween

El secreto de las catacumbas.

Bizzajay.

Era temprano por la mañana, lo suficiente como para notar que el sol aún no había salido pero eso no era problema para Jason que paseaba dentro de la catedral arreglando y revisando que todo estuviera bien para auspiciar la misa que se dará dentro de unas cuantas horas, reviso que las impecables figuras santas estuvieran limpias y con él incidencia cercano como las flores recién cortadas.

Desde que quedó huérfano, la iglesia o mejor dicho el papa actual de esta, que lo conocían con el nombre de: Bruce. Lo había acogido y cuidado, en un principio pensó tener una vida normal como cualquier persona casarse y tener hijos, pero al final prefirió seguir la vocación del sacerdocio y desde hace 8 largos años hasta ahora no se había arrepentido de aquella decisión. Bueno claro siempre tenía sus dudas ante las decisiones y cosas que le ocultaba su superior, pero creía que no eran nada relevante excepto una sola y esa era que el padre superior siempre durante de las noches o muy temprano en las mañanas bajaba a las catacumbas de la iglesia; Jason siempre quizo desde crío seguirle la pista pero el padre era más listo que él y siempre dejaba bajo llave aquel lugar ya fuera que entrara o saliera, esa pequeña curiosidad insana aún seguía molestándolo y diciéndole que vaya a revisar a ese lugar. No mentiría que ya a pasado por ese lugar para revisar si tiene la oportunidad de oro de bajar pero nada, e intentar hacerse amigo del padre era otra cosa difícil hasta para los mismos miembros de la congregación o propiamente d ellos huérfanos del lugar, ese hombre frío y distante daba un terror que hasta podría poner a llorar a un infante con solo una mirada y no era una mentira, varias veces lo había hecho.

Jason dio un par de instrucciones a los pequeños acólitos que corrían como locos limpiando las entradas de la iglesia mientras los otros pequeños encendían velas, los pequeños niños preferían mil veces más recibir la atención del de orbes verdes azulinos por sobre el padre Bruce, el muchachos de 25 años era tranquilo y paciente con ellos hasta algunas veces sino tenía trabajo se ponía a jugar con ellos.

Con todo listo, el mayor decidió ir a dar aviso a su superior y por los pasillos donde lo conducían a las oficinas privadas de este también estaba conectado el corredor que lo llevaría a la sala donde habían unas escaleras y al bajar de estas estaban las catacumbas, y como si un fantasma o algún ente le estuviera susurrando en su oído para conducirlo aquel lugar y lucho por un tiempo ante aquel sentimiento antes de ceder a la curiosidad y giró sobre sus talones para ir. Bajo los escalones y vio la puerta de barrotes de hierro de pintura dorada hermosamente hecha, y detrás de esta había una segunda solita y blanca y sin ningún conmemorativo o algo.

-Vamos, Jason, como si esta cosa estuviera abierta-se dijo así mismo como si intentara convencerse-, jalaras la puerta y notarás que sigue trancada, y regresaras a la oficina del jefe esperando no ser descubierto por jugarle al vergas-y como decía tomo la reja de hierro de la primera puerta y se quedó sin palabras cuando tiró de esta porque hizo el chillando característico que hace una puerta de hierro al ser abierta.

Se quedó un rato analizando lo sucedido y sin espera y sabiendo que llego demasiado lejos para dar vuelta atrás, fue con la siguiente puerta que cedió de igual forma sencilla y sin problemas el acceso completo a las catacumbas. Mientras bajaba por las escaleras casi a ciegas y rezando de no terminar cayendo por esas escaleras mozas y viejas, el olor a humedad, tierra como a uno repugnante de carne vieja y putrefacta le revolvía el estomago pero se negaba a dar vuelta atrás; siguio bajando y en una parte de su recorrido logro encontrar una vieja lámpara de aceite aún utilizable y con esta iluminó tenuemente su camino y parte de las catacumbas, pasó unos largos minutos recorriendo el lugar tenía tiempo de sobra y los niños lo cubrirían de ser necesario -ventajas que gozaba Jason al ser el padre favorito de estos- .