Rey de corazones / Rey de diamantes

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Bienvenidos sean queridísimos lectores a ésta la última parte de Todo o Nada, yo me he encariñado horrores con ésta historia y necesitaba darle una conclusión, sobre todo con un buen lemmon que se ha tardado en aparecer pero que ya debía, espero como siempre que sea de su agrado. 

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Las manos de Luke recorrían suavemente el pecho desnudo de LeChiffre, disfrutando del calor que emanaba de aquella piel, sonámbulo de pasión ante su aroma y suavidad, el sudor que se acumulaba entre aquellos amplios y firmes pectorales le permitió deslizar los dedos entre el grueso vello esparcido sobre los tonificados músculos. Luke estaba perdido entre el sueño y la vigilia con las pupilas dilatadas frente al banquete seductor que embotaba sus sentidos; el tacto, la vista, el olfato, el gusto, el oído, cada uno de ellos estaban saturados de LeChiffre y él, como inexperto cazador en los prados de la lujuria, era presa fácil para un experto predador.

Era un día cualquiera por la mañana, la luz del día entraba sin pena en toda la exquisita habitación resaltando las dos figuras sobre la cama, Luke a horcajadas cubierto por las sábanas alrededor de sus caderas, o aparentemente cubierto, debajo de él, con la piel caliente de emoción y deseo LeChiffre.

El atractivo banquero exhaló un jadeo apenas Luke se movió incidentalmente y el joven editor llevó sus manos a la nuca de su amante para levantar la cabeza de las almohadas y acercarlo a su rostro en busca de un momentáneo alivio que apacigüe su ansiosa concupiscencia con un beso.

Esta vez Luke gimió, suave y tan necesitado que pareció una súplica dolosa de placer. Se irguió de nuevo sobre el banquero dejando que todo su peso descansara en aquel lugar donde su amante yacía conectado a él, resguardado por su cuerpo en un nido caliente y estrecho que parecía creado únicamente para alojarlo.

—Ah Jean...—sollozó el joven apretando su cuerpo ante la sensación de calor que le provocaba la situación. Separó las piernas un poco más amplias a los costados de LeChiffre permitiéndose un punto suficientemente cómodo, sus rodillas y sus manos le sirvieron de estabilidad para no caer sobre el otro.

El mayor acarició sus muslos con las grandes palmas de sus manos hasta llegar a los glúteos, los cuales sostuvo con firmeza exprimiéndole otro jadeo a su muchacho, luego separó aquellas perfectas circunferencias para darse más espacio, Luke se empujó hacia abajo sintiendo cómo su amante se envolvía profundamente en su carne.

—Eres perfecto Luke, más que perfecto, glorioso— susurró LeChiffre apenas con suficiente voz que creyó no tendría. Su joven amante se veía realmente hermoso sobre él, era la combinación perfecta entre el rostro de la lujuria y las acciones más inocentes, era tan frágil y provocativo. El muchacho sonrió mordiendo su labio inferior mientras movía ligeramente su cadera experimentando con el movimiento en busca de placer—eso es, hazlo suave— volvió a decir alabando la tenacidad de editor.

Luke siguió dócilmente la guía que el otro le mostró con las manos sobre sus caderas, un lento, muy lento movimiento hacia adelante y hacia atrás, el cual enviaba ligeras señales de presión en su interior. Se alejó un poco más dejándose caer con un empujón que tocó las fibras más sensibles de su placer provocándole un estremecimiento.

—¡Ah! ¡LeChiffre¡— suspiró con desesperación mientras arremetía con un poco más de velocidad sobre su punto dulce con la ayuda del mayor quien comenzó a levantar sus caderas para encontrar el movimiento descendente de Luke sin dejar de frotar aquel lugar que llevaría a su amante al mejor orgasmo que tendría jamás, era como un potro salvaje entre sus piernas, un garañón potente y dominante— por favor... por favor— suplicó el menor.

Todo o NadaWhere stories live. Discover now