Capítulo 2

6.8K 105 7
                                    


Trato de dar crédito a lo que me está contando Carla. No puedo creer que en todo este año que lleva haciendo esto, no me lo haya dicho. Está bien, en su lugar yo no sé si lo hubiese hecho, pero entre nosotras la confianza era muy grande.

—Antes que me contestes nada, quiero pedirte disculpas por no habértelo contado. Sinceramente tenía mucha vergüenza y miedo de lo que podías llegar a pensar de mi. Pero dada tu situación, lo veo como una buena salida momentánea hasta que consigas algo mejor en caso de que no te guste.

—Me siento un poco traicionada como amiga, no te lo puedo negar. Pero en parte, te entiendo.

Básicamente, hace un año que está trabajando de webcamer. ¿Qué es una webcamer? Son personas que, mediante páginas web, ofrecen en salas de chat o por privado, shows eróticos. Muchas personas solo lo dejan en el ámbito virtual, y otras llevan a cabo encuentros personales. Carla me conto que ella nunca se encontró con nadie, por más que le habían ofrecido mucha plata, por miedo a las situaciones que están pasando en el país en cuanto a femicidios y demás. Siempre se reservó para las salas de chats o Skype, haciendo los shows desde la comodidad de su casa.

—Se puede ganar muy bien, de hecho, lo notaras por el estilo de vida que llevo. —Miro alrededor y aprecio una vez mas el lujoso departamento que se permite tener— Al principio cuesta porque una tiene que liberarse, mientras más desinhibida estas, más te pagan. —La noto un poco avergonzada, nunca la había visto así. Ella es la persona más extrovertida y segura de sí misma que conozco.

— ¿Pero cuánto tiempo estás haciendo esto? ¿Tenes horarios, un jefe, algo?

—No. Vos entras a la sala de chat y estas el tiempo que queres. Hay días muy buenos y días muy malos. Depende de cuánto tiempo quieras pasar frente a la cámara, va a ser lo que vas a ganar.

—¿Y que tenes que hacer? Osea, me lo imagino, pero... ¿Cómo es la dinámica?

—Tenes tu usuario, abrís una sala en la que se ve tu cámara y una ventana de chat al costado. A medida que van entrando usuarios, vas charlando y haciendo lo que te piden. Te pagan con una moneda virtual que después vos cambias por plata.

—¿Cómo se cambia?

—De la página te mandan una tarjeta de débito y te depositan la plata en esa cuenta. La retiras y listo. O también podes usar la tarjeta como cualquier tarjeta de débito, pagando directamente con ella.

Cuando creo que no tengo más dudas, me dejo caer sobre el respaldo de la silla, analizando todo lo que me acaba de contar. Es mucho para procesar, internet a veces es tan insegura. Por momentos temo por ella, si alguien averigua donde vive, rastrea su IP o cualquier cosa similar. No quiero que mi amiga termine como tantas otras chicas, tapa de diario por su desaparición o asesinato. Parece que nota la preocupación en mis ojos mientras la escucho.

—Por mi parte nunca tuve que vivir ninguna situación rara, pero te repito, nunca acepte verme con nadie. Ni aunque pareciera la mejor persona del mundo, nunca sabes quién puede estar del otro lado de la pantalla. Si lo vas a hacer, te pido que tengas mucho cuidado en cuanto a esto. —Su voz me hace saber que esto es lo más importante.

—Lo voy a pensar. No tengo problemas en cuanto al sexo, me considero super liberal y lo sabes, pero una cosa es con una persona y otra muy distinta es frente a varias a través de una computadora.

—Yo te soy sincera, cuando me lo propusieron, lo dude muchísimo. Una noche entre a ver qué onda, y si bien estaba un poco cohibida, me fue bastante bien. Además si te pones a pensar, nadie te toca un pelo, no es que te estas prostituyendo en los bosques de Palermo.

Fantasías Peligrosas. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora