3

17.3K 306 25
                                    

Ruedo los ojos y lo empujo para cruzar por su lado, me atrapó con las manos en la masa, pero no me declararé culpable. Antes muerta que pendeja.

—Mira, Max. —hago una pausa pensando en que decir ahora— puedo llamarte así ¿no? Bueno no importa. — me muerdo los labios buscando una vía rápida de escape.

Hace un chasquido con la lengua—Ni siquiera lo pienses chiquilla — me mira fijamente con una intensidad que meda ganas de despojarme hasta de las chanclas.

Sonríe de lado haciéndome temblar.

Se acerca a mi, haciendo que reclute varios pasos hasta quedar pegada a una ventana.

Cierro los ojos cuando se dejan de escuchar los gemidos.

No, no, no. Por favor, que no sea esa ventana, que no sea esa ventana.

Abro los ojos y giro despacio.

¡Noooo!...

¡¿Porque coño tenía que ser justamente esa ventana!?

Siento mi cuello y mi cara arder. Todos me miran y quiero morir.

¿De dónde salieron tanta gente? si antes eran seis— Pienso.

Todos inclinan la cabeza y me analizan con la mirada. Si ombe tengo pijama de Peppa la cerda ¿y que?

Siento un escalofrío que me baja desde la raíz del cabello, hasta la punta de mis pies.

Aire caliente es lo que siento en mi nuca. —¿No que solo venías por tu gato?—pregunta con voz extremadamente sexy y seductora al oído. Me estremezco.

Respira Lina, respira.

Una rubia se acerca a la ventana en toples, se aleja el pelo de la cara y sonríe divertida —¿Te gusta el espectáculo cariño? ¿O crees que lo podamos mejorar?—abro los ojos como platos y la boca me seca.

Diablos ahora si quiero morir enserio.

Me tapó los ojos sintiendo mi cara caliente. —eh, eh, eh, —retrocedo par de pasos— no. Yo... Eh...—alejo las manos de mi rostro descubriendo los ojos.

Todos me miran mientras las chicas que hay en la habitación empiezan hacerles una felación

Gimo de impotencia.

— Yo,yo,yo. Ya me iba— sigo retrocediendo provocando que choque con el pecho de mi vecino.

Cierro los ojos maldiciendo a todo ser viviente. ¿Cómo se me pudo olvidar el pequeño detalle de que él estaba conmigo?

— Lastima —hace una mueca de decepción — pero ya sabes, cuando quieras divertirte acá estaremos todos. —sonríe y guiña un ojo.
Un chico se acerca y la abraza por la espalda, la carga haciéndola volar en el aire.
—Para, Jake. Estoy hablando con mi nueva amiga.

—Calma, Lexy. La vas asustar más de lo que ya esta —dice mientras empieza a desabrocharle el sostén.

Hace un puchero —pero si ella estaba viendo por la ventana. Lo se, la vi. Esto no la asusta. —dice mientras empieza a gemir despacio cuando él entra un ceno a su boca.

—Calla. Si no le asusta, Max se encargará de ella, ahora te quiero montándome y haciendo eso con tu vagina que tanto me gusta.

Sonríe de manera pervertida —¿quieres que te haga el candado con Luly? —dice mientras empieza a bajar su mano a su polla descubierta.

Gime—Quiero que me hagas todo con Luly—gruñe con voz ronca clavándole su verga de una sola estocada.

Abro los ojos sorprendida, cuando el morbo se filtra en mi sistema.

Mierda.

Me muerdo los labios fuertemente, mientras cierro mis piernas como acto de reflejo.

Si como virgen, no virgen. Estoy cachonda, no me imagino el día que deje de serlo en su totalidad. Seré un peligro andante para la sociedad.

Me volteó dispuesta a irme cuando empiezan de nuevo los gemidos.

—No puedo seguir aquí, me tengo que ir. —le digo a Max cuando los gemidos y gruñidos empiezan a subir de nivel.—dejame ir. —gruño mientras trato de alejarlo de mi camino.

Me agarra de ambas manos y me acerca con fuerza ocasionando que choque contra su fuerte pecho. Un pecho que por cierto no tiene camisa y esta muy bien formado.

—Te dejaré ir—dice ocasionando que respire con tranquilidad —pero antes...—entra una mano en mi cola de caballo, hala logrando que un gemido salga de mis labios e incline la cabeza hacia arriba.

Facilitándole el trabajo de invadir mi boca, dejandome sin alma y entregándome deseo.

Y solo resuena una oración en mi mente.

No es el porno que presencie que es dueño de mi deseo.

Definitivamente es él.

Mi vecino.

¡No es el PORNO, soy yo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora