Estoy atónita, me cae como un balde de agua helada en la cabeza el saber que el sera mi jefe, ¿es un acosador, como dijo la chica?
— Buenos días —. Digo sonriendo, aunque por dentro, aún no estoy bien, todo es tan... Irónico.
— Jorge, ella será tu secretaria —. Dice Eduardo muy neutral, con mucha confianza, poniendo una mano en su barbilla como sostén en el escritorio.
Me expande su mano, Jorge, mi nuevo jefe.
— Mucho gusto, un placer, me llamo Jorge... Jorge Mur —. Dice estrechando su mano con la mía, su mano es muy grande a lado de la mía, supongo que es por su altura, esta fría y delgada, se notan sus huesos. Sonríe, vaya, hasta que lo hace, muestra sus grandes, y blancos dientes, muy limpios y relucientes, suelta mi mano.
Mi mano la junto con la otra, en mis piernas.
— Yo los dejo, para que se conozcan mejor, te mando su información ahora Jorge, adiós Ross —. Dice tranquilo Eduardo, se levanta de la silla y se encamina para salir.
Yo lo miro y sonrió.
Sale Eduardo de la gran oficina de Jorge y cierra la puerta.
— ¿Cuál es tu nombre? —. Pregunta Jorge muy neutral, pero su voz aún así suena ronca y eso me pone los pelos de gallina.
— Rosalba... Rosalba Arizmendi —. Contesto sonriente, muy alegre.
— Bien... ¿Cuantos años tienes? —. Pregunta con su tono serio sin expresión.
— diecisiete años —. Contesto con una sonrisa de oreja a oreja.
— Um... —. Murmulla.— Todo bien, aquí leo que tienes tus permisos y los traes, no hay problema —. Dice sonriente asintiendo, ve su iPad leyendo, supongo mi expediente.
Yo asiento sonriente.
— Comienzas el lunes, ¿no? —. Pregunta Jorge mirando su iPad
— Sí —. Contesto y muevo mi cabeza de arriba a abajo.
Jorge mira hacia abajo y abre un cajón, saca un montón de hojas y me mira.
— Pues, necesito que me acomodes estas hojas por fecha, la mujer que te grito basura de mi haya afuera, hizo un desorden, muy descarada vino por sus cosas —. Dice con su voz enojada, su mandíbula se tensa y me pone de nervios.
— ¿Qué paso... Con ella? —. Pregunto en un susurro, que dudo que me haya escuchado, tengo la cabeza hacia abajo y miro mis pies.
— Bien... Esa mujer quería sacarme dinero, porque sabe que tengo millones, y me amenazo con que si no le daba dinero, iba acusarme de acosador, es obvio que no soy un tipo así, tengo tanto dinero que podría comprar las mujeres que quiera, hasta la que más se resista —. Dice humedeciendo su labio inferior carnoso y rojo, mirándome fijamente a los ojos, noto que cambian de diversos tonos, esto me pone incomoda y rasco mi nuca.
— Vaya... —. Comento con asombro, comienza a sudar mi espalda y me hago un poco adelante, para que no moje la camisa y se note.
— Y bueno, llego hasta el punto de ir a la corte, perdió por insuficientes evidencias, después la corrí, era obvio que lo haría, además, se equivoco mucho en el puesto, no fue bueno en él, solo entro por su cuerpo —. Dice encogiendo sus hombros sin expresión alguna. — Pero llegaste tu, ya hacia falta, te daré los papeles, los quiero para el lunes por la mañana —. Dice serio.
— Bueno, pero yo sólo soy medio tiempo, porque estudio... —. Digo con nervios, la boca de mi estomago siente una pulsada.
— No puedo tener dos secretarias... Necesito solo una, y sino puedes, mejor solo estudia —. Dice Jorge mirándome a los ojos serio.
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Dos Hombres, Una Mujer.
Romance-¿Con cuál te quedas de los dos?- Pregunta Eduardo con melancolía, desesperación y tristeza. Todos los derechos reservados, no acepto ningún tipo de copia.