— ¡Muy bien, desperdicio de vendajes! Como eres el único que no se encuentra haciendo nada productivo, y nada más estas ahí sentado, te toca comprar los adornos.
Hubiera querido alegar algo a su favor, aunque probablemente no hubiera encontrado nada que mostrara que estaba siendo productivo más que marcar su trasero en el asiento.
Debía de agregar que tampoco lo había hecho pues Kunikida prácticamente lo había echado de una patada, puede que cuando regresara se quejara del trato dado... pudiera que no.
Si al menos le hubiera dejado llevar a Atsuhi, pero ni eso, en cuanto le había marcado al joven pidiéndole "ayuda", y ayuda entre comillas pues estaba más que consiente que probablemente el muchacho terminaría eligiendo todo y él simplemente se limitaría a decir sí a cada adorno, inmediatamente se negó. Aunque por su tono de voz era obvio que no era porque no quisiera.
Ahora debía de comprar adornos de Halloween, no es como si no le gustara, pero tendría que estar un buen rato decidiendo, si por él fuera echaría lo que fuera al carrito, pero eso sería suicidio...
No sonaba tan mal ahora que lo pensaba, era una manera de suicidarse...
Aunque morir a manos de Kunikida y gran parte de sus compañeros de trabajo no sonaba muy tentador. Sería como morir a manos de una horda de personas furiosas y eso era lento y doloroso.
Así que idea absolutamente descartada.
Por el momento debía de concentrarse en lo que le mandaron, aunque podía ir pensando de qué manera podría suicidarse con los adornos.
Apostaba a que alguno de ellos le vendría estupendo.
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Por un momento agradeció que hubiera bastantes tiendas juntas, aunque también había en los supermercados pero no lo suficiente, para hacer la compra de un tirón y no tener que estar caminando entre el mundo de gente que había.
Al parecer a un día antes del día de Halloween la gente apenas iba comprado los dulces y algunos hasta los disfraces, unos más atrevidos que otros. Había podido apreciar el vaivén de gente entrando y saliendo de las tiendas.
—Disculpe— susurró en cuanto chocó con una persona que se encontraba de espaldas, no sé había dado cuenta en que momento esta se había plantado frente a él.
En un momento el pelirrojo se arrepintió de haber dicho aquellas palabras.
—Chūya, vaya sorpresa— dijo Dazai en cuanto volteo a verlo, junto sus dos palmas en un aplauso tratando de sonar lo más alegre posible, aunque no estuviera muy complacido de ver a su antiguo compañero.
— ¿Por qué no me puedo cruzar con otra persona?— profirió con malestar. —Mejor dicho ¿Por qué no podía entrar a otra tienda?
—Tal vez tengas algún tipo de imán y sobre lo de la tienda, me llamó más la atención esta— en realidad solo había entrado en la primer tienda que vio más tranquila.
—Pues que imán tan desagradable ¿No?
—No es tan malo... creo ¿Acaso vas a comprar un disfraz?— preguntó con cierto morbo y picardía. —Porque acabo de ver uno muy lindo de Alicia en el país de la maravillas versión sexy, por si te interesa.
— ¡¿Qué?! ¡Es obvio que no, idiota!— gritó frunciendo el ceño, aunque si no fuera por su cara de enojado seguro hubiera visto que aquel comentario lo había sonrojado. —Si te gusto cómpralo para alguna chica a la que le romperás el corazón después.
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Hats and Blood | Bungou Stray Dogs| [Soukoku]
Fanfiction¿Por qué no podía simplemente no encontrárselo? ¿Por qué la ciudad siendo tan grande era tan pequeña a la vez? Halloween tenía más sorpresas de las que podía decir, empezando por un inesperado encuentro y algunas cosas de las que no esteba seguro qu...