Café y Canela

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Un día caminando por aquel planeta que tanto frecuentábamos, me decido a formalizar lo que teníamos, le digo que quiero conocer a sus captores, que sepan con quien está saliendo su leona. Ya no quería verme más a escondidas, me rehusaba a esa idea, quería que el universo infinito supiera que salía con la leona más hermosa del mundo entero, del universo, del planeta Tierra, en fin, la leona más hermosa de todas, que no tenía comparación alguna; y que esa hermosa leona me amaba tanto como yo a ella.

Era espectacular verla llegar, triste verla marcharse hasta una próxima vez. Cada vez que se marchaba escuchaba una canción que me recordaba mucho a ella, seleccionada entre tantas por ser una de las favoritas de nuestra entrenadora; ella la escuchaba al mismo tiempo que curaba nuestras heridas hechas por nuestros tiranos y torturadores captores, una canción triste, pero que nos daba fortaleza a seguir con el show sin importar las heridas.

-Frase de una canción.-

"Una mirada de satisfacción hoy me derrumba por una absurda opinión de un cambio, los brazos me tumban, carcajadas retumban, siento una rara sensación de creer que esta ocasión llegare a caer, y el temor me abunda y me perturba"

- Gona

Es una parte que siempre me hizo llorar y recordar malos momentos, pero era la parte de la canción donde más fuerza nos daba para continuar el espectáculo, un día más en el circo, una noche más en aquellas jaulas con grandes barrotes fríos y oxidados, alimentándonos con la carne que ellos decidían que debíamos comer. Muchos creen que los animales no lloran y no tienen sentimientos, permítanme decirles que están completamente equivocados, pues sí tenemos, y como todos los demás seres vivos tenemos corazón, cerebro, pulmones, pensamos, respiramos y amamos perdidamente igual que un humano a otro. Nosotros también somos seres, que no andamos en dos patas sino en cuatro, que no hablamos, sólo rugimos y ronroneamos, y que no tenemos pulgares o un cuerpo sin un solo vello, eso no nos hace diferente ni nos exenta de sentir profundamente. Somos iguales, sólo que sin modales innatos, no tenemos ''decencia'' porque somos libres, al natural y sin limitantes. Recuerda que nosotros no matamos a otros animales por placer, es para comer, al igual que ustedes hacen con nosotros, y hasta peor porque somos método de lucro para ustedes, somos la luz al final del túnel para aquel circo vacío, sin propósito alguno, claro está. No todos los circos son iguales, que mi circo haya sido desastroso, no quiere decir que todos sean iguales. Canela me cuenta que en su circo todos los animales son felices, que no hay jefes que maltraten animales, sólo entrenadores que los aman, y los complacen con lo que pidan, con sólo rugir ya tienen el mundo a sus pies. Como desearía yo haber nacido en un circo igual, en el mío había entrenadores que me amaban, un jefe que me adoraba y su esposa que daba la vida por mí, era espectacular, sin embargo, no todo era placentero, cuando todo salía mal los verdaderos dueños del circo llegaban con grandes varas y enormes pullas a hacernos daño, y allí llegaba nuestra entrenadora a colocar aquella canción que tanto nos hacía llorar, mientras lentamente curaba nuestras heridas. Después que ella se fue, decidí escaparme de aquel circo, me cansé de ser maltratado, de ver como mi familia animal era destruida poco a poco, abarrotada de enfermedades por lo fuertes golpes de aquellos captores, y ya no teníamos a esa entrenadora que nos curaba. Una noche, ataqué al entrenador nuevo, y salí corriendo, perdiéndome entre las matas de aquel lugar y más nunca supieron de mí. Desde entonces he vivido donde me agarre la noche, y ese ha sido mi gran temor: cuando la familia de canela y sus captores me conozcan, se darán cuenta de que no soy como ellos, vengo de La Tierra y allá son distintos, modales diferentes, cicatrices por todos lados, una mirada perdida que refleja dolor, un corazón roto que con sólo verme a la cara verán mi sufrimiento, que ya no ronroneo, que no se desde hace mucho que es frotar mi cuerpo con las piernas o cuerpo de otros cuidadores o entrenadores, que no sé cómo rugir sin sonar agresivo y maltratado, que ni siquiera sé cómo caminar sin que se den cuenta de todo el dolor y la tristeza que en mí habitan. 

Café y CanelaWhere stories live. Discover now