Capítulo 16 (parte 1) // Editado

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Como era de esperarse, mi búsqueda fue interrumpida por Jimin. Para alivianar la atmósfera de tensión que se creó y tranquilizar su mirada de incertidumbre, le dije que salí al jardín para comprobar que el sepulcro no hubiese sido violentado por el animal de la noche anterior. Además, mentí, expresé un falso avistamiento de otro conejo, así que lo seguí hasta el interior del bosque. Dado lo que sucedió la noche anterior, mi versión le resultó creíble; sin embargo, en los últimos dos días no tuve la oportunidad de retomar mi exploración. Él no salió otra vez, y cuando le pregunté con discreción, indicó que de momento no era necesario.

Había estado lloviendo durante toda la tarde, incluso, después de que él sol se ocultó y la luna apareció entre unas cuantas estrellas. Tal vez las nubes ocultaban las demás y había que sumar la densa neblina que envolvía el castillo. El paraje era digno de una película de terror. Cerré con inmediatez las cortinas ante el recuerdo de numerosas escenas.

Las grandes ventanas de la sala principal estaban desnudas. Nini dejó las gigantescas cortinas colgando en el cuarto de lavado. Para nada cerré la cortina de la cocina. Ante el aburrimiento, pensé que me gustaría contar las gotas que caían, pero era imposible. En el bosque se escuchaban los rayos caer, lo que me daba un poco de nerviosismo al generar un fuerte eco dentro de todo el castillo.

En realidad, no era fan de la lluvia, prefería una de esas noches con el cielo despejado y una suave brisa frisa. Esas me hacían desear un chocolate caliente acompañado con galletas y acurrucarme en mi cama para ver algunas películas. ¡Extrañaba hacer algo tan simple como eso!

—¿Te gusta la lluvia? —Jimin me abrazó por la espalda, dejando sus manos descansar sobre mi abdomen, además, colocó su barbilla sobre mi hombro derecho y dejó un suave beso en mi mejilla.

—No mucho.

—A mí me gusta, me hace sentir vivo.

—¿Por qué lo haría?

Ese debió ser el motivo por el cual no le molestó salir hace unas noches atrás. Y yo que me preocupé por él...

—Causa una sensación indescriptible en mí. Las personas huyen de la lluvia, como si estas más bien fuesen una especie de ácido, o les produce tristeza. En cambio, yo las busco para que las gotas se deslicen sobre mí, no importa si son frías o me van a hacer enfermar, pero me dan alegría, como las aves que se sumergen con felicidad en una pequeña poza. Sentirlas es suficiente para que me den la impresión de que sigo aquí, vivo. Algunos dicen que después de la tormenta llega la calma o se asoma el arcoíris, pero yo quiero que mi tormenta sea eterna, Soo Min.

Me giré, deshaciéndome de su abrazo, y lo vi impresionada. Nunca se había expresado de aquella manera. Sus palabras eran tan profundas y sinceras, además sus ojos tenían un destello, a pesar de que veía la oscuridad frente a nosotros.

Acercó su rostro al mío y comenzó a moverlo de izquierda a derecha mientras nuestras narices se rozaban. El gesto me resultó adorable. Por último, besó la punta de mi nariz.

—Debo salir un momento. Voy a traerte dulces.

—Te veo en un rato.

¿Por qué se le antojó salir hasta ahora y no por la mañana? Así habría tenido la oportunidad de continuar con mi indagación.

Me resultaba curioso que quisiera salir, y más cuando durmió una gran parte de la tarde porque manifestó cansancio. Jugó toda la tarde con los perros. El gato se limitó a observarlos a la distancia sin querer unirse, por ello lo acaricié durante un rato y recibí algunos mordiscos de agradecimiento.

Jimin no solía tomar siestas, pero terminó exhausto, tanto como el perro más viejo a pocos minutos de iniciar a jugar. Comenzó corriendo, pero poco a poco la velocidad se fue reduciendo, hasta echarse en el césped y negarse por completo a levantarse y seguir jugando con su insistente dueño, el cual terminó aceptando que el animal era terco y estaba muy viejo como para comportarse como un cachorro.

Play with me // Jimin // FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora