Las espinas de una rosa

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—¿A dónde vas?— Kaname lo miró desde el vestíbulo, Zero apenas había puesto la mano en el pomo de la puerta.

—Al pueblo.

—Es peligroso, ya lo sabes— Kaname se acercó y su mano alcanzó la mejilla de Zero.

—Lo sé, pero no te preocupes, es temprano y solo voy a ver a una amiga.

—¿Amiga? ¿Quién es?

—Le llamo "loca" vino unos días y tomaremos un café.

—Ya— frunciendo el ceño miró al peliplateado que le sonrió y rodeó su cuello con sus brazos.

—¿Celoso?—Kaname negó, inútilmente—Nos vemos, entonces.

—Si te digo que estoy celoso, ¿te quedas?

—No— Zero sonrió—, sólo lo pospongo por... ¿qué será? ¿Una hora te es suficiente para acabar, Kaname nii san?

—Quien te escuchara hablar pensaría que me estas proponiendo algo sexual.

—¿Y qué crees que hago, si no?

Sin decirle nada más Zero se acercó, y lo beso suave y lentamente. Kaname le devolvió el beso y rodeó su cintura acercándolo a él de forma posesiva. Cuando el beso terminó Zero le sonrió.

—Vuelvo pronto— le dijo— y hacemos lo que nos quedó pendiente.

—Zero...

El muchacho se alejó y salió de la casa.

+++

—Ya te vi— Kaname se dio la vuelta para ver a su hermana—¿Dónde quedo el "Zero será como nuestro hijo"? El ¿"no podemos quererlo de otra forma, más que como familia"? Hipócrita.

—Yuuki, déjame explicarte.

—¿Explicarme? No tienes que explicarme nada, no soy estúpida. Hoy encontré mis rosas color coral tiradas en el piso, y no solo eso Kuran Kaname, ni siquiera tuviste la decencia de limpiar el sillón.

—Yuuki...

—¡Yuuki, nada!— La chica levantó la voz— Es mi hijo, y me duele saber que esta con alguien que le miente. Y lo peor de todo es que yo tampoco le digo la verdad, por la gran idea de seguir tus malditos deseos.

—...

Yuuki cruzó los brazos y lo miró seriamente.

—¿Crees que si mi hijo supiera la verdad, aun así se acostaría contigo, Kaname? Yo creo que no, y por eso le seguirás mintiendo.

+++

—¡Ojos bonitos! ¡Por aquí!—Misha agitó el brazo llamando su atención, Zero se acercó y la saludo someramente.

—¿Por qué me citaste en un lugar así?—estaban en la plaza del pueblo y en cuanto se reunieron comenzaron a caminar hacia el hotel.

—Porque hay alguien a quien te voy a presentar, él te contara todo lo que quieras saber con lujo de detalle. Pero, antes debes saber ciertas cosas.

—¿Qué cosas?

—Es mi abu jeje, pero es un poco gruñón, la verdad, la edad ya sabes— dijo ella caminando alegremente—, pero cuando hables con él, uno, no mires su ojo con mucho detenimiento; dos, escúchalo hasta el final; y tres, no digas nada que lo ofenda, o te lleva el diablo.

—¿Cómo que cosas?

—Muchas pueden ser, pero, principalmente, no se te ocurra decir algo en contra de Kiryuu Zero.

Gota de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora