La rosa negra

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Misha abrió la puerta tallándose un ojo, frente ella estaba Zero.

—¿Puedo pasar?—dijo él de forma seria.

—Seeh...—dijo ella haciéndose a un lado para que pasara—. Ah, ojos bonitos, ¿por qué me despiertas? Estaba soñando con unos gemelos que me...

—No quiero ir a casa.

—Ah, ¿y porque? Es por lo que te dijo mi abu, no le hagas caso, ese tal Kuran debe quererte tanto o más como litros de agua existentes en el mar. Mira que buscar la forma de traerte de la muerte...

—sí, pero yo no soy esa persona.

—Ojos bonitos— Misha lo miró, el rostro del chico era triste y lucia cansado—, ¿qué paso?

—Yagari san tenía razón. El Zero que él ama, no soy yo.

Misha lo abrazó suavemente.

—Ojos bonitos, llora, te hará bien.

—Ya lo hice

—Pues llora más, hasta que te quedes sin lágrimas. Llora todo lo quieras. Y después, te levantarás y seguirás adelante.

Zero no contestó, como respuesta, Misha, escuchó un sollozo, que no paró en toda la noche.

+++

Al abrir los ojos, Kaname se encontró solo. Pensó que Zero había ido a la escuela, así que no se preocupó, sin embargo le extrañó no encontrar ninguna nota. Suspirando bajó al comedor, donde encontró a Yuuki.

—¿Te divertiste anoche?— le dijo ella medio molesta

—¿Escuchaste?

—Pasaba por ahí—dijo—, ¿le dijiste la verdad?

—No, aun no. Anoche no tuve tiempo.

—Mmmh...

—¿Lo viste esta mañana?

—No, ¿no estaba contigo?

—Cuando desperté, no estaba. Debió ir a clases.

—Me aseguraré de eso—dijo Yuuki poniéndose de pie, dispuesta a darse una vuelta por los salones de la academia.

+++

Cuando despertó, Zero sintió sus ojos hinchados, se llevó la mano a la cabeza y se incorporó. Había sido una mala noche. Estaba en un sillón, cubierto por una manta; probablemente Misha se la puso cuando se quedó dormido.

—¡Buenos días!—dijo ésta abriendo la puerta de una patada, porque en las manos llevaba dos tazas de café humeante— Tomate esto.

Zero tomó la taza y probó un poco, sabía amargo. Misha se sentó a su lado.

—Mi abu viene para acá, quiere hablar contigo—Zero asintió, no tenía a donde ir.

+++

—¡Kaname!—le grito Yuuki desde el vestíbulo, él se asomó desde lo alto de las escaleras—¿Qué le hiciste a mi hijo?

—¿De qué hablas?

—No ha ido a clases y nadie sabe de él. Anoche, ¿qué paso? Y no quiero los detalles pornográficos.

—Nada. No sucedió nada—Kaname bajó las escaleras para encontrarse con ella—. Debemos buscarlo, no quiero que suceda un incidente como el de la otra vez.

—¿Qué incidente?

—No importa. Busquémoslo.

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Gota de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora