UN NUEVO AMIGO (TAMBIÉN EN LA CARRETERA)

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Total, que dejé el aparato amorfo apartado a un lado y salí fuera para dar un paseo. Me monté en mi caravana tirada por mi burrito sabanero, aunque no estemos en la sabana, y me puse en marcha. Así paseando me encontré otro animalillo peludito y adorable. Esta vez un ornitorrinco, también tirado en la carretera, que parecía querer un hogar y agua para nadar.
Lo que hice fue cargarlo en la caravana y volver a mi casa. Una vez en mi casa lo metí en el lavabo, ya que él sí cabía, y le puse agua. Esta vez saqué el agua de mi amiga morsa mágica mutante que con su cuerno de unicornio la hizo aparecer.
Pero vi que el ornitorrinco no estaba a gusto allí, así que monté a mi nuevo amigo ornitorrinco en la caravana, me monté yo y emprendimos un viaje tirados por mi burrito sabanero, aunque no estemos en la sabana, seguidos por detrás por mi amiga morsa que iba volando felizmente. (Hasta tiempo después no me paré a pensar si la gente nos miró raro por la morsa mutante con alas)

Llegamos al desierto y vimos un montón de camellos marrones, igual que mi nuevo amigo ornitorrinco, así que pensé que allí viviría bien. Después de un rato observando cómo se rebozaba por las altas dunas me di cuenta de que aquel no era el lugar donde debía estar mi amigo ornitorrinco. Nos volvimos a montar en la caravana tirada por mi burrito sabanero, aunque no estemos en la sabana, y partimos hacia un nuevo destino.
Llegamos a un gran árbol situado en medio de la jungla. Vi agua y supuse que debía sentirse cómodo en aquel lugar. Pero después de otro largo rato mirando como un jaguar se lo metía en la boca y empezaba a masticar a mi amigo ornitorrinco, reflexioné que ese tampoco era su sitio.
Monté en la caravana al jaguar que tenía cogido a mi amigo ornitorrinco en la boca y partimos de nuevo en mi caravana tirada por mi burrito sabanero, aunque no estemos en la sabana.
Esta vez aparcamos en un sitio cubierto por el hielo y la nieve con un cartel que decía:
BIENVENIDO A UN LUGAR EN MEDIO DE LA NADA Y CUBIERTO DE HIELO
Mi amiga morsa, por señales y gruñidos, me comunicó que nuestros caminos se separaban allí y que nos volveríamos a ver. Yo me puse a llorar al igual que mis amigos la morsa y el ornitorrinco. Nos despedimos con un abrazo taaaan largo que no os podría decir si duró cinco minutos o cincuenta (aunque realmente no os lo puedo decir porque no existían los relojes, creo)

Llegó la hora de que ella partiera y viviera su propia vida, como todas las morsas mágicas que sabemos que hay en este mundo, y se fue no sin antes dejarme un bonito recuerdo: un colgante con un guardapelo con forma de corazón. Lo abrí, dentro tenía esa bonita foto que nunca nos habíamos hecho, morsa, ornitorrinco, y yo.
Me conmovió.

La Loca Historia de mi Burrito Sabanero#1 [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora